La última cena del Hospital Universitario: ¡Su intervención fue una farsa de la Súper!

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Nada ha cambiado en el Hospital Universitario del Caribe (HUC) desde que el pasado mes de noviembre de 2016 la Superintendencia de Salud de Norman Julio Muñoz tomó posesión forzada de su administración. Todo lo contrario, la crisis financiera y administrativa se ha profundizado tanto que solo queda una salida: su liquidación y el cierre definitivo del hospital.

La Super, a través de la resolución No. 003563 del 28 Noviembre de 2016, nombró a Fernando Enrique Trillo Figueroa como su interventor en la E.S.E. HUC, con el fin de obtener un diagnóstico y solución de la situación administrativa, financiera, presupuestal, jurídica y asistencial. Todos, incluso los sindicatos, aplaudieron la intervención porque sería su salvación. Hoy, al conocer su verdadera realidad, ese optimismo se ha convertido en una mueca.

Si bien el HUC no ha dejado de funcionar, puesto que sus puertas se han mantenido abiertas gracias al apoyo de sus trabajadores, la situación se hace insostenible, debido a que el gerente interventor no ha hecho nada para resolver los problemas que la Superintendencia de Salud había hallado para su intervención, y se ha dedicado a duplicarle el valor de las OPS a sus servidores más inmediato que comen con él a mantel tendido:

  • Falta de pago de las EPS, muy a pesar de la resolución 6066/2016 que depuró la cartera de difícil cobro, cuya deuda supera los $92.000 millones.
  • Déficit financiero, ya que hoy el HUC necesita más de $67 mil millones para resolver sus problemas económicos y administrativos.
  • Morosidad en el pago de sus obligaciones y crecimiento de su pasivo.
  • La asistencia médica y clínica se realiza con las mismas dificultades.
  • Los operadores privados son los mismos.
Norman Muñoz Muñoz, el Superintendente de Salud, se hace el de la vista gorda, pero está al tanto de las acciones de su agente interventor, Fernando Trillo, en el HUC.

El HUC solo vive del giro directo de Fosyga que son aproximadamente $300 mensuales, como es evidente, no alcanza para resolver lo más básico del funcionamiento del ente de salud. Tampoco ha recibido del  Fondo de Salvamento y Garantías para el Sector Salud – FONSAET, los 25 mil millones de pesos que habían anunciado, más lo que se comprometió el gobernador de Bolívar Dumek Turbay. No hay dinero.

La intervención es una farsa

Nadie entiende que un tiempo después de la intervención forzada, los altos ejecutivos del Hospital Universitario del Caribe se reúnan a manteles en una comida especial —con vino incluido— para celebrar la intervención. En la foto que publico como evidencia de esta hipótesis, el gerente interventor Fernando Trillo charla animadamente con los asistentes, especialmente con la gerente saliente Elga Herhardt Gutiérrez, quien está a su lado.

Esa foto retrata lo que se había dicho, la intervención fue una farsa que ha hecho improductiva la medida y se confirma la premisa de que el HUC no ha dejado de ser de los Montes  —Guillermo y William Montes Medina, el hijo político mimado de La Gata—, lo cual ocasiona escozor, no solo entre los trabajadores, sino también entre las distintas casas políticas que rivalizan por el centro hospitalario, especialmente los Blel. Esto indica que el HUC nunca ha dejado de ser de La Gata, como tampoco varias ESEs de Bolívar que son también de los Montes.

El destino del HUC pareciera que fuera el mismo que sufrieran 1.908 pacientes que murieron en su interior en el período 2012-2014, dejando una taza de muerte intrahospitalaria tres veces más alta que la media nacional. Por estos hechos no hay una sola investigación administrativa, disciplinaria y penal. El mismo ministro de Salud y Protección Social, Alejandro Gaviria, se enteró de la investigación que realizamos, conocimos su declaración, y todo ha terminado como está terminando la tal intervención de la Supersalud. (ver EL HOSPITAL UNIVERSITARIO ES UN MORIDERO DE ALTA COMPLEJIDAD).

Si en el informe de investigación que publicamos como preludio a la intervención de la Superintendencia de Salud, denunciamos las diferentes irregularidades halladas, lo cual provocó un gran malestar en la opinión pública contra la clase política dueña de la salud pública, ¿por qué razón todo cambió para seguir igual? Veamos lo que dije en el informe referenciado sobre la responsabilidad de la pésima administración de la gerente Elga Erhardt, que luego la misma Superintendencia lo confirma adoptando la intervención:

“La junta directiva en virtud de la Resolución 743 de 2013 calificó la Gestión de la Gerencia actual como satisfactoria, ya que supuestamente se lograron las metas de la línea base del Plan de Gestión 2012-2015, obteniendo una calificación en los términos del anexo 4 de la Resolución 743 de 2013 de Cuatro Cinco Cero, 4:50. Pero también la responsabilidad penal y técnica es de los operadores privados que determinaron el posible fraude que se ha confeccionado en este tramado administrativo y contractual. ¿Quiénes se están beneficiando económicamente con este sistema de contratación? ¿Cuál es el papel de los representantes legales de las empresas tercerizadoras? ¿A quiénes les rinden cuenta? ¿Quiénes son los determinadores de este desangre?”

Hasta ahora esas preguntas han quedado sin respuestas de parte de la Fiscalía General, la Procuraduría General de la Nación (PGN), la secretaría de Salud de Bolívar, del Ministerio de Salud y de la misma Superintendencia de Salud. Es obvio, los mismos con las mismas siguen mandando ahora a través de la mascarada de la tal intervención que no ha servido de nada sino para profundizar más la crisis del centro hospitalario que en otrora fuera uno de los mejores de América del Sur.

Como se ve, se está repitiendo la historia de la primera intervención (2002) del Hospital Universitario de Cartagena hecha en la época de la presidencia de Álvaro Uribe (en 2003 lo liquidaron y cerraron) que se la entregaron a los actores del paramilitarismo, especialmente a los amigos de La Gata que se han lucrado a lo largo de estos años del dinero destinado a la salud de los más pobres de Bolívar. ¿Escándaloso? Si, pero sus determinadores se siguen riendo y financiando comidas a manteles para que sus servidores le sigan llenando sus arcas.

En ese entonces la SuperSalud intervino al HUC cerca de un año con una capacidad instalada de 120 camas, cuando era de 300. En julio de 2003 la Supersalud lo liquidó porque era inviable administrativa y financieramente, y adolecía fallas en la prestación de servicios.

Si los empleados de los determinadores de este crimen contra la humanidad (la triplicación de la tasa de muerte intrahospitalaria es un crimen que debe ser investigado para conocer la verdad) celebran en una francachela, ¿qué creen que puede hacer el Superintendente de Salud, Norman Julio Muñoz, y el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, con los políticos que lo pusieron en esos cargos?

Por Lucio Torres

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