A próposito del nuevo rifirrafe entre Gustavo Petro y Claudia Gurisatti

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Por Juan Mario Sánchez Cuervo.

Las redes sociales se incendiaron de nuevo con motivo de la nueva pelea virtual entre el senador Gustavo Petro y la prestigiosa periodista Claudia Gurisatti, a propósito del acalorado intercambio de mensajes en sus respectivas cuentas de Twitter en donde el asunto es de nuevo Venezuela y  Maduro.

Por curiosidad de la mala, se me ocurrió darle un vistazo a  la cuenta de excandidato Petro, y la verdad no soporté más que unos minutos: los comentarios de los seguidores de uno y otro personaje, en su gran mayoría son bajos, vulgares, pasados de tono, temerarios, irresponsables y de muy mal gusto.  Es obvio que no se pueden esperar comentarios sensatos cuando los protagonistas se recriminan y culpan mutuamente.  Por lo cual, todo esto de nuevo es una muestra de la alta temperatura que vive nuestro país, el cual parece sumergido en una atmósfera enrarecida, tensa, como  a la expectativa de un Día D.  Sin embargo, en este toma y dame entre un político controvertido y una gran periodista no puedo ni debo ser neutral, y mucho menos diplomático, como para decir que cada uno a su manera tiene razón.  No, y  hay que padecer la peor de las cegueras para no darse cuenta (después de tantos años en que hemos sido testigos del sufrimiento del pueblo venezolano) de la terrible tiranía que azota al país vecino, con las lamentables consecuencias para Colombia que es una especie de colchón que soporta todas las consecuencias de lo que  sucede allí.  Al respecto, es bueno dejar en claro que la situación actual es tan insoportablemente tensa que me atrevo a aventurar una premonición que la mayoría sospecha: algo trascendental, de consecuencias impredecibles para el hemisferio va a acontecer muy pronto allende la frontera colombo-venezolana.  Las cosas se darán por inercia, por lógica predecible y todas las señales apuntan a eso: ningún pueblo ha soportado por mucho tiempo el hambre, la polarización suprema, la exacerbación de los ánimos, ni la injusticia evidente.  Todos sabemos, conforme al sentido común, que cuando una cuerda se tensa violentamente de un lado y de otro termina por reventarse.  En esencia: Maduro es un tirano y punto, así le simpatice a alguien, a algún partido o corriente política.  Y en Venezuela debe retornar la democracia, y la mayor parte del pueblo venezolano tiene esta convicción. Y si esto último resume el punto de vista de Gurisatti, lo comparto en su totalidad, así algunos lo interpreten como un sesgo malintencionado.

Por otra parte, Claudia Gurisatti está en todo su derecho, en tanto periodista, de dar su versión de los hechos. Incluso su estilo (así yo no comparta la línea editorial del prestigioso medio periodístico para el que ella trabaja) es totalmente respetable, y válido en términos profesionales, cómo es válido su análisis de la coyuntura actual que tuvo sus comienzos hace más de una década. En este sentido, la realidad es tan compleja que se presta para múltiples interpretaciones, y finalmente lo objetivo (lo supuestamente real) termina siendo arrastrado por lo subjetivo, esto es, una opinión.  Además, no está bien que un político del lado que sea desautorice a un periodista cuando éste da una versión fundamentada de los hechos.  Así, mientras Petro considera que Maduro cuenta todavía con un apoyo mayoritario,  Gurisatti cree lo contrario, y a esta versión me apuntó yo también, conforme al devenir de los acontecimientos.  La sabiduría popular lo dice mejor: no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.  Créanlo: de que en Venezuela se viene algo grande, y Dios quiera para bien de todos, es una verdad de Perogrullo, es obvio y corresponde a la naturaleza de las cosas tal como están.

Este el Tuit de Petro:

Este el Tuit de Gurisatti:

Por último, si avizoramos la manera en que  sucederán los hechos definitivos en la república bolivariana, lo ideal, lo que yo anhelo, lo que todo el mundo debería anhelar y pedir, es que la transición hacia la democracia se dé sin derramamiento de sangre, por acuerdo entre las partes, por claudicación del tirano y aceptación de los términos que le ofrece Juan Guaidó.  Es decir, que los venezolanos por sí solos encuentren la salida a la terrible situación, que ninguna potencia mundial meta sus garras en este asunto, porque lo que es local podría convertirse en una conflagración internacional, y quizás mundial.  Como tampoco está bien, y en esto sí se aproxima un poco Gustavo Petro, que Colombia llegue a convertirse en plataforma para desencadenar una guerra, o que sea el epicentro de un supuesto Día D.

Así pues, para Claudia Gurisatti, mi solidaridad, y para el señor Gustavo Petro, una invitación a que se quite las anteojeras para que pueda ver, por fin, lo que realmente sucede en el país vecino, y por supuesto también la invitación a  que respete la libertad de prensa.

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La Otra Cara
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