Cada momento de este nuevo año te pertenece como un derecho natural por estar vivo. Eres dueño de tu actitud ante los acontecimientos y pruebas de la vida, de ahí que la buena o la mala suerte no pueden influenciarte. Somos el resultado de nuestras acciones y desiciones, de modo que cuando nos equivocamos, tenemos la oportunidad de corregir los resultados. La estrategia de buscar apoyo en fanatismos cientificistas y religiosos, supersticiones, rituales mágicos y adivinos, son indicadores de que todavía no hemos madurado lo suficiente y continuamos en una prisión emocional, incapaces de responsabilizarnos de nosotros mismos. Por medio de la fe crítica, el adulto empieza a vivir una existencia más espontánea, ya que, su relación con el Universo es libre, dejando de lado el temor y la ansiedad por creer que debe ser premiado o castigado, pues entiende que Dios lo acepta tal y como es desde su amor incondicional. Es hora de despertar del sueño del ego y la programación social, para forjar una nueva y mejor versión personal, a través de la sobriedad mental, la voluntad y la reflexión, cambiando los hábitos tóxicos y comportamientos autodestructivos, por aquellos que contengan vibraciones de paz interior, sosiego y conexión espiritual. ¡Feliz 2018!
Por: Armando Martí
