La sociedad del consumo te arrastra a estados mentales inestables ante tantas posibilidades de cambio, que arrebatan la calidad de tiempo y la tranquilidad interior, debido a ciertas cadenas que impiden la alegría y la felicidad, como el ego, el miedo, las preocupaciones y el drama. Para sobrevivir a un entorno disfuncional, hemos creado diferentes personajes en forma de héroes, pensando que todo lo podemos hacer «solos». Además, de manera desbordada buscamos proyectos económicos, reconocimiento social y relaciones afectivas, agotando la reserva de energía vital.
A veces cuesta aceptar el orden cíclico del Universo y la causalidad de los eventos de la vida, por eso constantemente recurrimos a soluciones rápidas y promesas facilistas de autoayuda. Es muy diferente el “Descrestar Espiritual” al “Despertar Espiritual”, que con humildad, sobriedad y honestidad, nos conduce por un camino de compromiso personal para alcanzar el bienestar integral, experimentando el amor sin condiciones que nos regala Dios todos los días. Vivir en la realidad es comprender nuestros límites humanos sin apegos, expectativas y perfección.
Por: Armando Martí