Una Consulta con Armando Martí: Los celos enfermizos

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Es frecuente que en algún momento de nuestra vida nos sintamos inseguros sobre el amor de nuestra pareja. Cuando queremos a alguien la posibilidad de perder a esa persona puede hacer que sintamos preocupación, angustia y malestar. En estos casos no estamos hablando de celos obsesivos o de celotipia sino de un miedo a la pérdida, algo que es normal y habitual en los todos los seres humanos.

Ahora bien, ¿hasta que punto los celos pueden cegar la razón de una persona, generar películas mentales obsesivas e incluso poner en riesgo la vida de los demás? Los celos son una emoción básica natural que se desarrolla desde la infancia, marcando conductas de comportamiento y apegos ligados a la construcción de la seguridad y la autoestima de cada ser humano. Por lo tanto para que existan celos, debe haber un rival real o imaginario, con el cual se estable una comparación y competencia.

Hay diferentes clases de celos, en primer lugar está la celopatía o el síndrome de Otelo (basado en el personaje del escritor William Shakespeare, un hombre moro llamado Otelo que desarrolla unos celos incontrolables hacia su esposa Desdémona hasta llegar a matarla), y se caracteriza por una preocupación delirante, excesiva e irracional sobre la infidelidad de la pareja, sin tener un movil real que justifique dichas sospechas.

Los celos pueden llegar a ser tan enfermizos, que pasan a dominar la vida de la persona que los sufre, afectando no sólo sus actividades laborales sino también las relaciones sociales y personales. Algunos de los síntomas que por lo general pueden presentar los celópatas es una depresión avanzada, alteraciones en la personalidad como mayor agresividad llegando a un estado de aislamiento, junto con síndromes de ansiedad agudos y comportamientos obsesivos compulsivos, que encubren también cuadros de dependencia al alcohol o estas profundos de depresión.

Ante este panorama, es importante tomar consciencia de las emociones que pueden resultar siendo muy traicioneras. A continuación, les presento algunas preguntas directas para reconocer si usted, su pareja o algún conocido sufre de celos patológicos:

  1. ¿Cada vez que vuelve a su casa, es sometido a un detector de mentiras a través de preguntar interminables?
  2. ¿Diariamente revisa el celular, computador o tablet de su pareja para ver los mensajes y llamadas que ha recibido?
  3. ¿Ha colocado filtros en internet para que su pareja no pueda acceder a sitios que considera como potencialmente peligrosos?
  4. ¿Le prohibe o molesta que su pareja vea televisión, lea revistas o mire otras personas que considera como posibles rivales?
  5. ¿Demanda todos los días más tiempo por parte de su pareja, con el fin de manipularlo y controlar su vida?

Si las respuestas son en su mayoría afirmativas, es posible que usted o su pareja, padezcan de un trastorno llamado síndrome de Otelo -celos enfermizos sin fundamento-. Las situaciones planteadas en las preguntas podrían parecer imposibles, sin embargo, es  bueno recordar que la realidad es tozuda y siempre supera la ficción. Recuerde que si ha notado alguna de estas señales en el comportamiento de su pareja o en el propio, debe humildemente reconocer sus defectos de carácter y acudir a un psicólogo, un psiquiatra o un Life Coach. Estos especialistas son los mejor calificados para tratar este trastorno emocional, teniendo en cuenta que en una relación sana hay espacios interiores y cada comportamiento está encaminado a fortalecer los lazos afectivos y la evolución de cada uno de los miembros de la pareja.

Por: Armando Martí, Life Coach y Mental Trainer

http://www.armandomarti.com

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Armando Marti
Armando Marti

Periodista, Escritor y Coach de Vida


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