El Estiércol del Diablo Enloda y Atrapa al Dr. Luis Gustavo Moreno

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Por mucho tiempo no saldrá la Fiscalía General de la Nación de la gran vergüenza que causó, con graves efectos aún por conocerse, la detención del Zar Anticorrupción, Dr. Luis Gustavo Moreno Rivera por actos de corrupción. Es asombroso que  esa persona responsable de inaplazable lucha, por apego al dinero fácil, enlode no sólo la a institución que le dio altura y prestigio,  sino a su universidad de la que egresara, como de aquella en que dictará su cátedra  y desde luego, a todo el medio profesional en que se le conociera como abogado exitoso y a sus propios alumnos. Su familia igualmente la enloda,  pero al parecer su esposa, va a resultar también cómplice del delito cometido, que se pudo conocer gracias a la cooperación la Agencia Antinarcóticos  (DEA) de los Estados Unidos.

Hoy con lo que ya se conoce en medios se sabe de un pedimento de cuatrocientos millones de pesos por parte del exfuncionario para tratar de favorecer, con la participación del abogado penalista Leonardo Luis Pinilla Gómez, también corrupto,  al fugado exgobernador de Córdoba Alejandro Lyons Muskus. Por la gravedad del delito se da entonces inició a la extinción de dominio de los bienes de propiedad de los dos encartados.

Todos los anteriores cuatro abogados son un descrédito de la profesión. Es obligatorio entonces preguntarnos ¿por qué tanta y generalizada corrupción? La obligada respuesta la dio ya hace bastante tiempo el célebre escritor florentino Giovanni Papini  nacido en 1881 y quien acuñara la frase que le hizo célebre al indicar que: “El dinero es el estiércol del Diablo”.  Frase que perdura en más de cien años de haberse escrito y la que hace poco copiara, por no indicar que plagiara el Papa Francisco,  al referirse en septiembre de 2013,  al daño que hace a las personas el desordenado afán de ganar dinero. Indicó el sumo prelado   “El dinero es el excremento del diablo’. Es así. Porque nos hace idólatras y enferma nuestra mente con el orgullo, nos hace maníacos de cuestiones ociosas y nos aleja de la fe: corrompe”.

Así invitaba públicamente Gustavo Moreno a combatir la corrupción en Montería, al nombre del Fiscal General, pero él mismo la fomentaba calladamente.

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Lo ocurrido en la Fiscalía Colombiana, es desalentador y monstruoso por sus efectos negativos, destructivos y dañinos. Peor es constatar y confirmar como la corrupción campeaba y se enraizaba en la fiscalía. El Dr. Moreno Rivera en su afán desmedido de lucrarse, olvidó premisas esenciales para ser servidor público: Pulcritud, transparencia y honestidad. Cedió ante la tentación y en vez de perseguir y condenar la corrupción, se dejó enlodar por ella.

Ver al ex zar no de la anticorrupción sino de la corrupción arrestado en la propia fiscalía obliga a preguntarse ¿Qué puede pensar la ciudadanía en general al constatar y comprobar que la sal se corrompe?  Es sin lugar a dudas desmotivante y desalentador, pero es también aliciente que el que peca paga y en este caso perderá lo más sagrado de todo ser humano, su Libertad.

Ahora bien ¿qué se están preguntando y pensando quienes le contrataron en el pasado como su abogado defensor? Peor aún, que creen y se estarán imaginando los oportunistas de turno para  enturbiar a impolutas personas que fueron asistidas por el profesional Luis Gustavo Moreno Rivera. Los anaqueles en las librerías especializadas en derecho, dejarán de vender su libro estrella ‘los Falsos Testigos’ que otrora fuera presentado en la ciudad de Cartagena, como el gran acontecimiento académico en la época del Fiscal Eduardo Montealegre.

Sobre esta obra reconocida y elogiada en su momento, señaló en su crónica del Diario El Tiempo, publicada el 17 de febrero de 2015,  el  periodista Juan  Gossaín: “La obra no contiene opiniones personales ni especulaciones filosóficas, sino un registro de hechos concretos de la vida real. Parece una notaría de papel. Es una gran crónica del infierno, una investigación minuciosa avalada por Colciencias. Es periodismo puro. Tanto así que Moreno fue asesorado por el profesor Luis Ernesto Chiesa, director del Departamento de Derecho Penal de la Universidad de Búfalo, en Estados Unidos”.

Por su parte,  ese reputado asesor Ernesto Chiesa ¿que habrá sentido cuando se enteró de esta detención?  Le expuso en su momento a Gossaín  el profesor Chiesa  “la culpa de los falsos testimonios no es de la rebaja de penas ni de la colaboración con la justicia. Es producto de un sistema de justicia criminal generalmente defectuoso y en ocasiones corrupto. En un sistema corrupto, habrá más testimonios falsos que en otro sistema que, como el de Estados Unidos, funciona bien”.

¡Oh!,  horror. El llamado a combatir la corrupción resultó ser más corrupto que el mal que debía perseguir  y erradicar.

Los clientes que otrora fueron asistidos por el Dr. Gustavo Moreno, no tienen que padecer ni sufrir los actos de su oprobiosa conducta corrupta. Sus casos que se ha probado los rodean falsos testigos, le ocurre lo inesperado e inimaginable. El abogado defensor, resultó ser también “un falso profesional”, o quizás peor, todo un fraude. Los coletazos de su detención no tienen por qué afectar las causas en las que interviniera.

Así como el cliente  cuando es defendido por el abogado no hace a este delincuente así también el abogado delincuente no hace delincuente cliente cuando se confirma su participación en hechos delictivos. Esta argumentación y premisa es esencial en el diario acontecer judicial.

Corolario de todo lo ocurrido es que el actual Fiscal General de la Nación a quien se le abona su  disposición y cooperación en el descubrimiento de este hecho delictivo, debe garantizar a la ciudadanía que la Fiscalía cuenta con funcionarios que dan garantías de imparcialidad y objetividad que, no han sido permeados por la corrupción. La confianza que había logrado que nunca se le tuvo a su antecesor no se puede perder. Debe afianzarla ante lo ocurrido con el exjefe anticorrupción Dr. Gustavo Moreno Rivera.

Adelante Señor Fiscal pero siempre no olvidar y tener presente lo dicho por San Agustín “El que no quiere ser vencido por la verdad será vencido por la mentira».

Por Bernardo Henao Jaramillo

Abogado e investigador

 

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Bernardo Henao Jaramillo
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Abogado e investigador


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