tributaria

La contrarreforma tributaria

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Se viene una nueva Reforma Tributaria, y se habla de su necesidad, de su urgencia y conveniencia; pero el Gobierno, en su estulticia habitual, no ha podido explicar claramente para qué se hace ni en exactamente qué se invertirán los recursos captados del público. Para infortunio de todos, Colombia es un país pobre que gasta como rico y derrocha de manera ignorante e irresponsable.

Invertimos billones de pesos en toda clase de estudios ilógicos, en obras civiles que son en realidad “elefantes blancos” que quedan abandonados antes de ser inaugurados; somos un fiasco inhumano en atención de salud, y en educación estamos en los últimos lugares de las mediciones, por la baja calidad e ineficiencia del sistema. También se gastan billones en carreteras que no existen, en mantenimiento de ríos y canales, sin que hasta ahora se hayan podido hacer navegables del todo; nuestros niños pobres mueren de hambre porque ciertos políticos se roban la plata de la comida; los recursos que gira el Gobierno Nacional a las regiones son dilapidados y saqueados por las mafias politiqueras locales, ante a la sonrisa cómplice del dueño de la chequera: “Para eso es ‘la mermelada’”, dirán algunos.

La mitad de los puestos públicos son “corbatas” y cuotas burocráticas que solo sirven para mantener el entable de los mismos círculos de poder de siempre (a la Nación esas posiciones solo le significan un terrible desangre financiero). La justicia demanda mucho dinero para su sostenimiento, y, sin embargo, no opera de la mejor manera. No hay industria en Colombia, y lo que se invierte para incentivarla va a parar al bolsillo de los mismos cuatro ricos históricos. La plata que se le inyecta al campo, a través de los subsidios, es un cáncer que malacostumbró a la mayoría de empresarios y campesinos de la tierra.

Es triste decirlo, pero nuestros campos lo que más producen de forma constante es violencia, miseria, desplazamiento y droga a borbotones. El rubro destinado a seguridad es de dimensiones bíblicas; empero, somos uno de los países más violentos y peligrosos del mundo.

Colombia es un fracaso total desde el punto de vista social, gubernamental y administrativo. ¿Para que una Reforma Tributaria? ¿Para seguir gastando el dinero de forma inadecuada? Estamos endeudados hasta el cogote: la bicoca de $450 billones, el doble de la fortuna del hombre más rico del mundo. Todo ese billete se lo han robado y mal gastado.

No necesitamos una Reforma Tributaria estructural: lo que nos urge es un rediseño del Estado y de sus dependencias. Es fundamental y perentorio realizar una planeación estratégica mínimo a 100 años: solo así dejaremos de ser un país inviable. Cuando hagamos eso y entendamos que la corrupción es el origen de todos nuestros males, Colombia podrá tener un mejor futuro.

La ñapa I: Felicidades a EL HERALDO en sus 83 años, informando con seriedad, profesionalismo y objetividad. Es para mí un honor escribir en las páginas de un periódico libertario y democrático, orgullo del Caribe colombiano.

La ñapa II: Los que se indignan por la seguridad a la que tiene derecho el exprocurador Alejandro Ordóñez son los mismos que piden impunidad y protección para los “angelitos” de las Farc.

¡Qué coherencia señores!
Por Abelardo De La Espriella

abdelaespriella@lawyersenterprise.com 

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Abelardo De La Espriella
Abelardo De La Espriella

Abogado y Columnista


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