El Expresidente Pérez Balladares habla de la corrupción, del futuro de Panamá y de la situación de Nicaragua

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Por Ricardo Angoso

«Los próximos gobiernos del país deben invertir, incluso contando con los recursos que nos da el Canal, en una educación de calidad que permita el ascenso social de los más humildes hacia los escalones más altos de la sociedad».
«El proceso de integración centroamericano no se va a dar en el corto plazo».
«Si uno examina las últimas intervenciones del vicepresidente norteamericano con respecto a Nicaragua, pareciera que los Estados Unidos siguen viviendo en la época del colonialismo más puro y genuino».

Conocido con el apodo del «Toro» por sus amigos y correligionarios, Ernesto Pérez Balladares fue presidente de la República de Panamá entre los años 1994 y 1999 tras ser elegido después  de años de experiencia política. Comenzó en la política de su país de la mano del general Omar Torrijos y ocupó  antes de ser presidente algunos puestos de responsabilidad política, como Ministro de Hacienda y Secretario General del Partido Revolucionario Democrático (PRD). Ahora, nuevamente, el «Toro» vuelve a la carga y es candidato presidencial para las elecciones previstas en el año 2019. Las espadas están en alto.

Ricardo Angoso (R.A.):¿Qué balance hace de los dos últimos mandatos presidenciales que hubo en Panamá?

Ernesto Pérez (E.P.): Hay que empezar diciendo que ambos mandatos casi fueron uno solo porque cuando Martinelli era presidente no olvidemos que el actual presidente, Varela, era su vicepresidente. Luego es evidente lo que está pasando al día de hoy: Martinelli está preso y está siendo procesado por la justicia del país después de haber estado preso un año en los Estados Unidos. Así que, por lo que vemos y se demuestra, ambas administraciones se han caracterizado por la deshonestidad y por haber estado ligadas al mayor escándalo que hay en estos momentos en América Latina, el caso Odebrecht, con los sobrecostos derivados extraordinarios para todos los panameños. Luego, a mi modo de ver, aparte del robo y el saqueo que han propiciado, el gran daño que le han hecho al país es que hoy la corrupción se perciba como un ejemplo y que no se combatió desde arriba hacia abajo. Corrupción quizá la habido siempre y en todas partes, pero acá se ha incitado al de abajo a compartir la corrupción de los que mandaban, de los que estaban al frente del país. Y ese es un daño a la fibra moral del país que todos debemos condenar.

R.A.:¿Qué medidas se podían adoptar para atajar esta lacra que sufre América Latina que es la corrupción?

E.P.:Tenemos que aprender de las experiencias del pasado y del presente. Creo que es importante enviar un mensaje en el sentido de que aquellos mandatarios que se han enriquecido ilegalmente, o se han visto inmersos en asuntos de corrupción comprobados, deben acabar en la cárcel. No hay otra forma de lucha contra este problema. Luego, a nosotros nos toca practicar con ejemplo, pero también hay que enviar un mensaje al pueblo de que no se pueden seguir eligiendo a personas con esos comportamientos reprobables.

LA ECONOMÍA PANAMEÑA

R.A.:¿Cómo ve la salud de la economía panameña?

E.P.:Si lo ves en términos globales o macroeconómicos, que dirían los economistas, la economía va muy bien. El crecimiento panameño es de los más altos de América Latina y viendo esos indicadores, muy halagüeños, parecíamos que somos uno de los países más ricos del continente, pero, sin embargo, eso no se siente en la calle porque reina una gran desigualdad, que es medida por el índice Gini. Tenemos un gran desigualdad en el país que es necesario atajarla y la única forma de hacerlo es apostarle a la inversión social. No hay otra forma, el camino es apostar por la educación y la salud. Es la única forma que históricamente ha dado resultados para sacar de la pobreza a los más humildes. No hay otra forma porque si lo que se busca es quitar dinero al de arriba para dar al de abajo todos acaban siendo pobres y no se arregla nada como se ha visto tantas veces en la historia.

Entonces, creo, el Estado debe apostarle a una educación de calidad en un mundo cada vez más globalizado y donde tenemos que competir con todos, ya se pasaron los tiempos del proteccionismo y de mirarnos hacia adentro, sino que tenemos que competir contra todos. Los próximos gobiernos del país deben invertir, incluso contando con los recursos que nos da el Canal, en una educación de calidad que permita el ascenso social de los más humildes hacia los escalones más altos de la sociedad. Hay que apostar por un país donde reine la movilidad social.

EL PROCESO DE INTEGRACIÓN CENTROAMERICANO

R.A.:¿Cómo va el proceso de integración centroamericano?

E.P.:Yo he sido observador del mismo y he sido parte incluso de ese proceso por mi trabajo político como miembro del parlamento centroamericano. Pero ahora, honestamente, no veo la posibilidad de esa integración a corto plazo. En primer lugar, porque tenemos economías muy desiguales en la región. La economía panameña es de servicios y turismo y quizá tiene algún parecido con la de Costa Rica pero no tiene nada que ver con la de Nicaragua. O el Salvador. Ese proceso de integración sería un sueño cumplido para todos los centroamericanos pero sinceramente no lo veo en el corto plazo, no lo veo ni culturalmente ni económicamente. Panamá, por ejemplo, fue parte de la Gran Colombia. Nosotros tenemos más que ver con el Sur del continente y el Caribe que con el Norte, sobre todo en los aspectos culturales. Es decir, el proyecto sería un gran avance para todos pero no creo que en el corto plaza vaya a ser de fácil cumplimiento.

R.A.:¿Cómo examina la crisis de Nicaragua?

E.P.:Me da mucha lástima la situación de Nicaragua porque es un país que tradicionalmente ha ido de guerra en guerra, de conflicto en conflicto. Yo mismo tengo raíces nicaragüenses porque mi padre era de allá. Nicaragua es un país lindo pero históricamente siempre plagado de conflictos, es un país inmensamente rico pero casi siempre envuelto en crisis interminables. Esta coyuntura me duele mucho ya que yo siempre he tenido una buena relación personal con Daniel Ortega y otros dirigentes sandinistas.

Además, también me duele se trate de poner en la misma balanza a los Ortega y a los Somoza, es algo que, sinceramente, no me parece justo. Creo que lo que ha producido esta crisis es un ajuste económico para salvar la seguridad social del país y, sobre todo este asunto, se ha generado una campaña que tiene intencionalidades políticas. Si yo pudiera decirle algo a Ortega, es que organizara un tribunal electoral totalmente independiente para dar la seguridad de que las próximas elecciones van a ser limpias, invitar a todos los observadores internacionales que quieran ir a  las mismas y después las celebras con todas las garantías. Pero no me parece aceptable que cuando no se está de acuerdo con la política de un gobierno, como ocurre ahora, se le tumbe de una forma violenta, es algo que no puedo aceptar ni aquí ni en ningún sitio.

TRUMP Y AMÉRICA LATINA

R.A.:¿Cómo examina la política exterior del presidente Donald Trump hacia América Latina?

E.P.:Si uno examina las últimas intervenciones del vicepresidente norteamericano con respecto a Nicaragua, pareciera que los Estados Unidos siguen viviendo en la época del colonialismo más puro y genuino. Yo vengo observando al presidente Trump desde hace algún tiempo, que dicho sea de paso cuenta con una gran popularidad en los Estados Unidos, y observo que se comporta un negociador que fuerza a los demás a moverse, como ha hecho con el asunto de Corea del Norte y ahora en Israel. Fuerza situaciones de crisis para después llegar a acuerdos con sus adversarios políticos y económicos in extremis. No olvidemos que Trump es un hombre de negocios y sabe negociar; cuando no tiene cartas encima de la mesa, las crea. Creo que Trump es un tipo muy hábil, un negociante nato.

R.A.:¿Qué piensa del desarrollo de la crisis de Venezuela, qué salida puede tener ese país?

E.P.:Yo a todos los que quieran entender la crisis venezolana les recomiendo un libro que se titula El naufragio de los náufragos, en donde se describen los últimos meses del gobierno de Carlos Andrés Pérez y el caldo de cultivo que se generó entonces, que es muy parecido al de otros países de la región, donde no se propician esperanzas para los más pobres y solamente el futuro pertenece a los ricos. Se dice algo así como aquí no pasa nada, los políticos son todos unos corruptos, se va propiciando un ambiente donde aparece un Mesías salvador del país y en el caso de Venezuela fue Chávez, que ganó democráticamente y no de una forma improvisada. Y ese Mesías llevó  a cabo unas políticas populistas en Venezuela absolutamente fallidas y que han llevado a esta grave crisis que padece Venezuela. Yo creo, sin embargo, que la salida es la inversión social para no hipotecar el futuro de los países y llevarlos por una senda de desarrollo.

R.A.:¿Cómo percibe la llegada de AMLO al poder en México?

E.P.:Desde luego hay que reconocer que el tipo es insistente, pero yo tengo la impresión que va ser un buen gobierno para su país. Creo que AMLO, y nos los actuales dirigentes priístas, en el sentido social de la palabra, representa el espíritu y las esencias auténticas del primitivo PRI que perdió las mismas. No olvidemos que, además, AMLO proviene del PRI.

EL AUGE DEL POPULISMO

R.A.:¿Qué piensa de todo este auge del populismo en el continente y de sus nocivos efectos?

E.P.:Es un desastre. No ha habido ningún país donde el populismo haya dado buenos resultados y nunca genera nada positivo. No se puede sustituir la honestidad y el trabajo por otros valores, al tiempo que el Estado debe de trabajar y conjugar todas sus energías en la inversión social sin regalar nada. El Estado lo que debe hacer es garantizar la igualdad de oportunidades para todos en una sociedad más justa e igualitaria. El populismo no ha conducido a nada, es un fracaso en términos absolutos. Desde luego, no lo comparto, esa no es mi idea de la política.

R.A.:¿Qué opinión le merece la creación del Bloque del Pacífico (Perú, Chile, Colombia y México)?
E.P.:Creo que es un contrapeso al inmenso poder de los Estados Unidos. Se trata de una reconfiguración regional, pienso, para hacer frente al poder político y económico que los Estados Unidos han tenido en la región desde el final de la Segunda Guerra Mundial. El mundo está cambiando, por ejemplo con la emergencia de China en la escena internacional, y creo que ya es una realidad multipolar.

R.A.:¿Y Panamá puede tener algún rol en ese grupo?

E.P.:Sí, claro que sí, Panamá puede tener algún papel. Nosotros tenemos un bien estratégico, que es el Canal, tenemos una economía transparente, que puede ser un gran centro financiero, y podríamos estar conectados con este grupo de países de los que habla como una economía de servicios.

EL PROGRAMA POLÍTICO DE BALLADARES

R.A.:¿Qué ofrece su proyecto político para las próximas elecciones a celebrar en su país el próximo año?

E.P.:Para mí el asunto más importante y lo que debe la prioridad del próximo gobierno es la educación de calidad. Para cumplir con ese objetivo, mi idea sería dedicar una buena parte de los recursos que genera el Canal a hacer inversiones en la educación de calidad, que es uno de mis principales ejes programáticos, como ya he dicho antes. Debemos de buscar buenos educadores, incluso en el exterior, para formar a las futuras generaciones de panameños, es un objetivo fundamental y hay que hacerlo con los mejores. Creo que también hay que hacer reformas políticas que atañen a la institucionalidad panameña, como en el caso del legislativo y en la necesaria reforma electoral. Yo fui un dIscipulo del general Torrijos e incluso fui ministro de su gobierno, tengo una larga trayectoria política a mis espaldas, y cuando se llegaron a los acuerdos del Canal se llegó a un consenso para ir a una democracia moderna y funcional en el país.

Eso fue cambiando con el tiempo y el sistema se acabó distorsionando a partir del año 1983. Luego muere Torrijos, llega la «década muerta» de los ochenta y el país se estancó hasta el año 1989, en que el país sufrió la sangrienta invasión a cargo de los Estados Unidos. Tenemos un mal sistema electoral que nos lleva a un mal sistema legislativo y tenemos que cambiar de fondo la institucionalidad panameña para generar un nuevo sistema político. Y, quizá, para hacer esos cambios necesitamos una reforma constitucional. Luego pienso que otra reforma absolutamente necesaria es que los diputados sean elegidos en listas nacionales o provinciales.

Otro aspecto de mi programa es la independencia del poder judicial, más concretamente de la Corte Suprema de Justicia, y eso se logra con el desarrollo de una verdadera carrera de justicia, o aplicando el modelo español de ganar los puestos en la carrera judicial mediante oposición sin recomendaciones. Otro aspecto de esa independencia judicial es el presupuesto que  se necesita para realizar adecuadamente sus tareas, incluso con una regulación constitucional sobre el mismo. Finalmente, como fruto de las dos últimas administraciones, y vuelvo al principio de esta entrevista, el clientelismo se enraizó en la sociedad y hace falta hacerlo frente con medidas eficaces y contundentes.

Video con la entrevista Pérez Balladares:

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Ricardo Angoso
Ricardo Angoso

Periodista y Analista


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