Placido Domingo

Avanza el novelón sobre el acoso sexual de Plácido Domingo

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Por mario arias gómez.

«Me quedé helada de terror». Otra cantante que trabajó en Los Ángeles, a mediados de los 2000, cuenta que ya conocía la reputación del gran tenor español Plácido Domingo, acusado repentinamente de supuesto acoso sexual a varias mujeres, cuando este tomó un interés extremo en su carrera.

«Al principio no tenía miedo, pensaba que podía manejarlo», dijo la mujer. El tenor, según explica, era insistente pero no físicamente agresivo. Se aseguraba siempre de tener una excusa para irse a casa al acabar el trabajo. Pero una noche después de un ensayo, Domingo la cogió con la guardia baja y le pidió que lo acercara en coche a su residencia. «Toda la premisa era ridícula. ¿Por qué no iba a tener Plácido Domingo un transporte a su casa? ¿Pero qué podía hacer yo?», asegura la dama. A mitad de camino, el reconocido cantante le puso la mano en la pierna y cuando llegaron a una entrada lateral le dijo que parara a un lado. «Se inclinó e intentó besarme», recuerda.

Una noche en la que sabía que estaría hasta tarde, le dijo: «He estado intentando coincidir contigo durante semanas para trabajar en esta aria. Quiero escucharte en este papel. ¿Puedes venir a mi apartamento para ensayarla?». Su tono era impaciente. «Parecía como si hubiera invertido tanto tiempo en esta persecución que estaba enfadado conmigo. «Sentía que había alargado esto y le había evitado durante seis semanas, pero él era Plácido Domingo y era mi jefe y me estaba ofreciendo trabajar conmigo en un papel. Así que fuí a su apartamento, donde efectivamente, ensayamos el aria al piano. Me preparó y me hizo muchos elogios», pero cuando terminaron, «se levantó, metió la mano debajo de mi falda y entonces fue cuando tuve que salir de ahí», afrima la mujer. La cantante relata cómo Domingo la siguió al pasillo y le rogó que se quedara. «Me dijo que le quedaban dos horas», lo que la interpretó como una referencia a algún medicamento para aumentar el rendimiento sexual.

Ya en su coche, la mujer permaneció sentada, conmocionada durante un largo rato hasta que sintió que podía conducir. «Estaba aterrorizada de volver al trabajo», asegura. «Estuve helada de terror durante todo el contrato». Desde entonces ha cantado en la Ópera Metropolitana de Nueva York y en la Ópera de San Francisco, entre otras, pero no ha vuelto a ser contratada en Los Ángeles para trabajar con Domingo.

«He sido dura conmigo misma durante un tiempo», afirma. Pero «tener una sesión de preparación con alguien que se ofrece a prepararte no es consentir en tener sexo», concluye… Parece que en este novelón de Domingo hay cinta para mucho rato.

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