La «piedra en el zapato» del régimen cubano en el exilio

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Orlando Gutiérrez-Boronat es objeto de una campaña de difamación en la isla, pero en La Florida y escenarios internacionales lidera iniciativas que socavan la estabilidad del régimen que gobierna a Cuba desde 1959.

PRENSA INTERNACIONAL.

Si alguien puede ser considerado una «piedra en el zapato» para el régimen cubano su nombre es Orlando Gutiérrez-Boronat, quien por su labor  encaminada al respeto a los derechos humanos y el retorno de la democracia en la isla, se ha hecho acreedor de epítetos como “terrorista” y “contrarrevolucionario”, que buscan descalificar su activismo.

Que lo llamen así —afirmó— no le molesta. Todo lo contrario. Dijo que “si querer la libertad para mi pueblo oprimido me convierte en ‘terrorista’, sin jamás haber asesinado a alguien, es algo que me motiva a seguir adelante”.

“Ni el Directorio Democrático Cubano [DDC, del que es cofundador] ni mi persona tienen en su haber un solo acto de terrorismo, mientras que esa tiranía [la dictadura castrista] ha cometido cientos, sino miles de crímenes de lesa humanidad en el mundo”, agregó.

Gutiérrez-Boronat tiene la certeza de que es blanco de una campaña de desprestigio en los medios oficialistas en la isla.

El presentador del Noticiero de la Televisión Cubana, Humberto López, cada vez que tiene una oportunidad se refiere a él como un “connotado contrarrevolucionario” y “terrorista”.

El periódico Granma sigue la misma línea, como también otros medios que sirven a los intereses de la élite que gobierna la nación insular.

Integridad personal

Pero además de la imagen, —aseguró— su integridad personal ha estado en juego. Edmundo García, periodista y vocero de la dictadura en el sur de la Florida, en un video publicado en YouTube en diciembre del año pasado, dirigiéndose a Gutiérrez-Boronat, dijo: “Puede ser que tu Mercader esté en el camino”.

Con esto, García habría advertido al dirigente opositor que podría ocurrirle algo similar a lo de León Trotsky, figura clave de la revolución rusa, asesinado por órdenes de Stalin en México, en agosto de 1940, a manos del catalán Ramón Mercader, militante comunista y agente del servicio de seguridad de Moscú.

Sobre las palabras del militante del castrocomunismo, Gutiérrez-Boronat aseveró que “nunca subestimo” al régimen cubano, “al cual nos enfrentamos para lograr la libertad y la democracia para Cuba y sabemos que es un régimen con un largo historial de llevar a cabo asesinatos de opositores dentro y fuera de la isla”.

El secretario nacional del DDC y también coordinador de la Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC), interpuso una denuncia penal contra García. Su abogado, Marcell Felipe, comentó en días después que “varias agencias” estaban investigando el caso, entre estas la Fiscalía Estatal de Miami-Dade. Seis meses después, aún no hay respuestas.

En 2003 —recordó— “fuimos agredidos en un acto en un hotel de El Lince, en Lima, Perú, donde si no es por la intervención de René Bolio, un sujeto de la embajada castrista me hubiera rajado la cabeza con una cabilla. El tipo venía por detrás de mí y Bolio se le tiró encima y lo tumbó al piso.  El tipo era más alto que yo”.

En el 2005, una “turba comunista” atacó a varios exiliados cubanos, entre estos Gutiérrez-Boronat, en el Salón de Presidentes de la Asamblea Legislativa de Costa Rica. “Resistimos durante horas en el salón, rodeado por la turba, que había interrumpido nuestro evento, hasta que llegó la Policía y tuvo que sacarnos arrastrados del salón porque rehusábamos cederles terreno a los comunistas”, dijo.

En San Pedro Sula, Honduras, en el año 2009, una multitud de más de “300 comunistas” rodeó el hotel donde se alojaba una misión de la ARC.

“Bajé y me les enfrenté. Lo único que atinaban a hacer frente a nuestros argumentos era gritar ‘Paredón, paredón’. La Policía y el Ejército hondureño tuvieron que intervenir gracias a mi hermana de lucha Sylvia Iriondo”, apuntó.

En abril de 2015, Gutiérrez-Boronat, junto a una veintena de activistas cubanos que depositaban una ofrenda floral en un busto de José Martí, frente a la embajada del régimen castrista en Ciudad de Panamá, fueron atacados por agentes y simpatizantes de la dictadura que impera en la isla hace 62 años.

Por esos días se celebraba la VII Cumbre de las Américas, en la capital panameña. Además de Gutiérrez-Boronat, otros activistas como Jorge Luis García Pérez ‘Antúnez’, resultaron con lesiones. Varios miembros de la delegación del exilio cubano terminaron detenidos por las autoridades panameñas.

Desde entonces, “las delegaciones de la ARC han desarrollado capacidad defensiva”, de acuerdo Gutiérrez-Boronat.

Así ocurrió en abril de 2018 cuando una delegación del exilio cubano, encabezada por Gutiérrez-Boronat, asistía a la Cumbre de las Américas en Lima, Perú. Asimismo, en 2019 en Puntarenas, Costa Rica, en un evento que atendieron miembros del DDC, en el que se esperaba al embajador del régimen en ese país, Danilo Sánchez, quien desistió a última hora.

“Estamos entre los primeros que más profunda y extensamente hemos luchado junto con la resistencia interna en Cuba. Eso, y la experiencia tanto directa como de nuestras investigaciones con otros movimientos de resistencia civil, nos ha permitido desarrollar una teoría sistemática de cómo enfrentar a los regímenes totalitarios con la resistencia civil”, dilucidó.

“Pisando callos”

El doctor en filosofía, docente universitario y periodista, que sobresale por su lucha anticastrista desde diferentes escenarios nacionales e internacionales, ha pisado los ‘callos’ de la dictadura y la tiene ‘caminando’ con dificultades en los últimos años.

Entre una decena de iniciativas recientes, el cubanoamericano ha promovido la suspensión de cruceros a Cuba, un negocio lucrativo que inyecta recursos al sector militar, y la cabal aplicación de los artículos II y III de la Ley Helms-Burton, una legislación que reúne todas las disposiciones del embargo de EEUU al gobierno de la isla y las condiciones para su levantamiento.

El 27 de marzo de 2017 se crea la Comisión Justicia Cuba. El activista logró reunir a defensores de los derechos humanos de 10 países, que en dos años, tras una compleja labor de fiscalización, pudieron elaborar una lista de 43 funcionarios de la dictadura del país caribeño a los que se atribuyen delitos de lesa humanidad.

Después vendría la Caravana Anticomunista, un desfile que contó con la participación de más de 300 vehículos en Miami, todo un ‘carnaval de voces’ que demandaba el fin de la ideología que ha llevado a la pobreza a países como Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Siguiendo en orden cronológico, en marzo pasado surgió el Frente Hemisférico por la Libertad, un ente con mayor radio de acción que la Comisión Justicia Cuba, dado que abarca otros países en donde se han perdido las libertades propias de la democracia.

Lo más reciente ha tenido al régimen caminando en la ‘cuerda floja’. Cientos de miles de cubanos se lanzaron a las calles de la isla en demanda de libertad, al tiempo que sus coterráneos en el exilio, a través de organizaciones con la ARC y el DDC, entre otras también importantes, apoyaron con manifestaciones el clamor que se sigue escuchando en cada rincón de la nación caribeña.

“Este es el comienzo del fin. Necesitamos el respaldo de Estados Unidos y de la comunidad internacional”, puntualizó Gutiérrez-Boronat, a quien la dictadura observa detenidamente tras cada paso en la compleja tarea de llevar de nuevo la democracia a Cuba.

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