cabeza

Con cabeza fría (II)

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Sigo hallando perlas en el acuerdo suscrito entre el Gobierno y las Farc. Lo he leído desprevenidamente, pero con ojo crítico. Habría preferido no avistar tantos vacíos y peligros en el camino, pero el que busca encuentra. De cualquier manera, y de eso soy consciente, el recorrido hacia la paz no es fácil y por lo general está lleno de espinas. He sido, históricamente, un defensor a ultranza de la salida negociada al conflicto (escribí un libro: La salida jurídica del proceso de negociación con las Farc), pero no por ello estoy dispuesto a firmar un cheque en blanco, pues no soy de los que traga entero y, por mi formación de abogado, suelo revisar la letra pequeña de los contratos.

Lo dije en mi anterior artículo sobre el tema: me causa gran preocupación un Tribunal de Paz, que zafará a las Farc de cualquier responsabilidad penal (circunstancia que no me molesta, pues nadie hace un proceso de paz para podrirse en una celda), al tiempo que queda habilitado para revisar sentencias judiciales en firme, frente al resto de la ciudadanía, lo que implica el desconocimiento de principios legales tan importantes, como el non bis in idem y la cosa juzgada. Sería lamentable que las Farc buscaran ganar en los estrados judiciales la guerra que perdieron en el monte. Otros temas espinosos, la Reforma Rural Integral: miles de hectáreas pueden ser expropiadas. La entrega de armas y la reincorporación: como están las cosas, las Farc podrán hacer política con los fierros al cinto. En fin, entre más leo, más me preocupo. Juzguen ustedes:

(Párrafo 9 de la introducción): Una vez realizado el plebiscito, Gobierno y Farc (…) “convocarán un Gran Acuerdo Político Nacional encaminado a definir las reformas y ajustes (sic) que la paz demande, poniendo en marcha un nuevo marco de convivencia política y social”. Cabe preguntarse: 1. ¿A título de qué “convocarán” las Farc, si no son gobierno ni autoridad en el país (que se sepa)? Y 2. ¿Ese nuevo marco entraña cambio constitucional y de régimen democrático liberal por régimen “democrático” socialista?

¿En qué consiste y de qué trata el numeral 3.3. del punto 3 de los acuerdos (“Fin del conflicto”)? No existe en el texto publicado: ¿Qué esconden? ¿Es un cheque en blanco? (Párrafo 13 del preámbulo): (…) “Que es meta esencial de la reconciliación nacional la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo y bienestar territorial para beneficios amplios de la población hasta ahora víctima de la exclusión y la desesperanza (…)” ¿Cambio de modelo de desarrollo de la economía liberal por el de la economía socialista? Hasta donde he leído, todas las obligaciones corren por cuenta del Gobierno. Ni una sola a cargo de las Farc.

De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, como dice el adagio popular. El Gobierno puede tener toda la disponibilidad de buscar lo más conveniente para el país, pero, en ese trance, el “experimento” puede echarse a perder, o, lo que es peor, lo acordado, por la implacable presión del tiempo, termina siendo un engendro legal, un frankenstein monstruoso y peligroso, que habrá de devorarnos en el futuro. Continuaré haciendo la tarea.

La ñapa: Ya empezó “la cachaquera” a atacar a Ramón Jesurum. Así les duela, hace rato la Federación de Fútbol no estaba en tan buenas manos. ¡Pa’ lante!

Por Abelardo De La Espriella

abdelaespriella@lawyersenterprise.com 

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