¿Cuál es el Miedo?

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‘COLOMBIA REQUIERE UNA CONSTITUYENTE PARA QUE PONGA LAS COSAS EN SU PUNTO’.

Braman de miedo las paredes de la Casa de Nariño y los columnistas de la mesa de Juan porque al señor fiscal se le ha ocurrido encabezar una sana y valiente propuesta de los presidentes de las Cortes para impedir que ese exabrupto de la reforma constitucional mal llamada ‘equilibrio de poderes’ pueda pasar.

El Fiscal Montealegre tiene toda la razón en protestar contra ese engendro que los Roys y los Cristos le quieren meter al país. Esa reforma constitucional es dañina para la buena marcha futura de Colombia, no arregla ninguno de los líos que tenemos y apenas remienda calzones a la señora que le van a levantar la falda.

Pero el fiscal se queda corto. El país no necesita una constituyente solo para arreglar el problema de la justicia.

Colombia requiere una constituyente para que ponga las cosas en su punto. Para que rebaje a niveles accesibles las tarifas que cobran en el Legislativo, el Judicial, el Policial y el Ejecutivo.

Colombia necesita, señor fiscal, una constituyente para que aceptemos la realidad. Para que pongamos, como diría Turbay, en sus justas proporciones esos ajustes económicos de las comisiones de éxito que se adueñaron hasta de los partidos políticos.

Necesitamos una constituyente, como cuando la proclamó Núñez en 1886, porque el simulado de estado democrático que tenemos ha dejado de existir. Demande doctor Montealegre el remiendo de los calzones rotos de la carta y provoque que entre todos convoquemos una constituyente, pero como lo hizo Núñez, que no se reúna en Bogotá, sino en San Andrés o en Cartagena…

 

El Canibalismo Vallecaucano

Mis coterráneos vallecaucanos se han caracterizado a lo largo de su historia por un canibalismo a ultranza.

Mis coterráneos vallecaucanos se han caracterizado a lo largo de su historia por un canibalismo a ultranza.Desde las tribus indígenas hasta  la colonia el feudalismo  nos hace aparecer insolidarios con todo vallecaucano que trate de surgir o que se distinga.

Por estos días hay un ejemplo de ese canibalismo .En el Valle hay dos cajas de compensación familiar,Comfenalco y Comfandi.Desde hace décadas se disputan el mercado.Pero desde cuando a la de la Andi llegó Armando Garrido Otoya cazó una pelea en todos los ámbitos para quitarle afiliados a la de Fenalco que se volvió dañinamente personal y matrera.

Moviendo los hilos que sabe mover la oligarquía vallecaucana,han conseguido que en una interpretación extrajurídica la Procuraduria juzgue los actos del director de Comfenalco y en especial de la Junta Directiva que preside la matrona Rosa Jaluff de Castro,que no son empleados públicos.Pero como esta señora ha sido uribista consumada y  Garrido Otoya quería ser ministro de Trabajo de Santos,el asunto se volvió político

El gobernador Ubeimar Delgado,cediendo a las presiones malévolas de la Caja de la Andi desafilió a todos los empleados de la gobernación que estaban  inscritos  en Comfenalco,como si la Procuraduria hubiese fallado ya.De esa manera tomó partido  y agravó la batalla.

Independiente de si los directivos de Comfenalco se equivocaron o no en sus actuaciones, todas registradas en actas, el espectáculo de canibalismo es deprimente y el haberlo llevado a la pelea nacional entre Uribe y Santos mucho peor.Pero ese es el Valle y por eso anda en las que andan.

 

El último suicida

Hace 60 años,cuando el país se desangraba en la estúpida guerra civil no declarada entre liberales y conservadores, Tuluá, mi pueblo, ahogado en su angustia, leyó una valiente carta que 10 ciudadanos liberales le enviaron al periódico El Tiempo denunciando  el régimen de terror a que estaban sometidos por  el ejército privado conservador de “los pájaros” que comandaba El Cóndor.

Con una valentía sin igual, que algunos tulueños hemos heredado a mucho honor, los 10 liberales señalaron con nombre propio quienes cometían las tropelías y por hacerlo fueron cayendo uno a uno,en el mismo orden en que la habían firmado,desde el dia siguiente a su publicación.

El 10 de mayo de 1957, cuando cayó Rojas Pinilla, el útimo de quienes firmaron esa carta  suicida, Ignacio Cruz Roldán, bacteriólogo de profesión, y quien celebraba con millones de colombianos la caída del régimen del terror, recibió una tanda de balazos que le volaron la quijada pero no pusieron fin a su vida.

Este fin de semana, el doctor Nacho, como cariñosamente le llamaron en mi terruño, sucumbió entre las sombras del olvido. Ocupó, por su carácter de mártir y su irreversible fe en Julio Cesar Turbay, todos los cargos de elección popular que la democracia permite.

Como tal fue hace 25 años el último senador que ha tenido Tuluá pero como resultó tan inolvidable y generoso su periplo, no perdió  jamás su título y lo ejerció a plenitud.

Aguardientero feroz (se tomaba media de media en la mañana y otra en la tarde), liberal irredento no solo le perdonó y fue a abrazar el día que salió de la cárcel  a quien pretendió asesinarlo sino que con sus gestos dio ejemplo de como en Colombia si se puede olvidar para encontrar la paz.

Cartagena mayo del 2015

Es Mucho Peor

‘SE VOLVERÁ UN ‘BOOMERANG’ POLÍTICO DE AQUÍ A OCTUBRE, CUANDO SE REALICEN LAS ELECCIONES’.

La semana pasada dije aquí que el Gobierno está manejando equivocada y mentirosamente la peste del chincunguña. Es mucho peor. Está dejando crecer un problema de salud que se volverá un ‘boomerang’ político de aquí a octubre, cuando se realicen las elecciones de alcaldes y gobernadores en las tierras calientes.

Muy verraco el ministro de salud autorizando la eutanasia, pero muy flojo dejando sufrir hoy en día a más de medio millón de compatriotas por no ponerse las pilas y quebrar el problema por el cogote.

El chincunguña crece porque por ley la prevención, la socialización y la investigación sobre la enfermedad se la debe dejar el Ministerio de Salud a los municipios y departamentos en donde apenas si saben voltear vasijas o fumigar de vez en cuando.

¿Hasta cuándo creen las EPS, el ministro de salud y los médicos colombianos que mandando tomar acetaminofén se cura una enfermedad que azota con fiebres y dolores musculares durante cuatro y cinco meses después del primer ataque?

¿Por qué hay médicos que recetan tratamientos exitosos con alaren, como en las épocas palúdicas que sufrió el país, y otros que mandan tomar infusiones de mango verde con canela y logran levantar a los enfermos, mientras en las universidades y en los pocos centros de investigación no descubren ni experimentan nada para salvar al país de la peste?

¿Estamos condenados todos los mayores de 60 años a que si nos da el chincunguña se nos recrudezcan los males de la edad y muramos tomando acetaminofén y sin tener que usar la ley de la eutanasia del ministro de salud?

Por GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL 

Tomado del diario ADN

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