
Las TRES del tintero de Gardeazábal
INDULTOS SAS.
El indulto para los guerrilleros de las Farc, tal cual lo están presentando, puede prestarse a interpretaciones maliciosas, protestas crecientes y, lo que es peor, a que se muestre como un efecto selectivo que terminará siendo inevitablemente comparativo y generará, no la imagen del perdón y olvido que se busca con un acto de esos, sino una mancha de envidias y malquerencias sobre la cual no podrá caminar el pretendido plebiscito.
Los indultos se han dado en Colombia al final de todas las guerras. Las Asambleas Constituyentes también. Sin embargo, como la batalla de los paras fue paralela a la de las Farc, aunque no alcanzó a ser guerra y los caídos en batalla, presos, muertos o extraditados no merecieron el indulto, así hayan traqueteado y financiado su accionar con las drogas, la comparación negativa va a ser inevitable para un país mas derechista que progresista.
Independiente de quienes sean los indultados de las Farc que saldrán de la cárcel, y cuáles los delitos por los que fueron condenados, resultará difícil no pensar que ellos, de alguna manera, tuvieron que ver con el tráfico de drogas, el apoyo o la presión a políticos,el secuestro o las mil formas de guerra que se usaron.
Allí reside el problema porque hay muchos, militares, políticos y empresarios, que colaboraron con los mismos métodos para los paracos y purgan pena sin recibir indulto.
Montar el indulto para todos sería ideal y quizás imposible.Pero al menos implementarlo como una SAS (sociedad anónima simplificada) y abrir el compás para acoger a tantos,iría mejor y así nos acercamos a la meta del perdón y el olvido que no se decreta, se impone por convencimiento. (Publicado en ADN, Bogotá, noviembre 24/15)
¡ AY POPAYÁN !
En Colombia hay dos ciudades que han querido conservar a plenitud,en zonas específicas,la tradición colonial: Cartagena y Popayán.
Las circunstancias de orden público que han rodeado al Cauca en los últimos 40 años, impidieron que el turismo llegara a Popayán. A Cartagena llegan cada año miles de turistas y podrían llegar mas si la dirigencia oligarca se despertara de su atonía y desarrollara una campaña de atracción como lo hacen La Habana y Santo Domingo.
En Popayán se habían dedicado, no pudiendo llevar turistas sino en Semana Santa, a conservar sus bellísimas casas coloniales, a la espera de que algún día llegue la paz y detrás los visitantes.
Con normas dictadas por la oficina nacional de Patrimonio Histórico. Apoyados en una conciencia plena de que el carácter de Popayán lo da su espacio de ciudad blanca, se opusieron a la ola destructora que trajo el hacha antioqueña, que como tumbaba montes derruía casas viejas ,así estuvieran cargadas de historia.
Hasta hace unos pocos años cuando llegó el dinero vertiginoso con mas fuerzas que el hacha. Las rancias estirpes hidalgas fueron arrolladas inmisericordemente por vendedores de zapatos o cacharreros cansados de ver tanta casa vieja esperando unos turistas que nunca llegaron.
Por estos días tumbaron la casa de monseñor Arce, donde nació el prócer Camilo Torres Tenorio. El régimen tarifado nacional, que ya rige en alcaldías y juzgados de Popayán, se encargó de patrocinar al vendedor de zapatos este crimen de miedo y tiene a los hidalgos popayanejos dispuestos a librar una guerra sin armas, sin plata y sin alcalde. (publicado en ADN, Bogotá, noviembre 23/15)
LA DICTADURA
Colombia no ha sido nunca un país de caudillos gobernantes como Venezuela. Por eso no habíamos permitido que en la Constitución se pudiera darle poderes habilitantes al presidente, como ahora se está haciendo.
Desde la Constitución de 1886,que rigió por tantos años, los colombianos garantizábamos que la Carta Magna no podía cambiarse sino después de 2 años de debates, no como en Venezuela que la cambian con la misma facilidad con que se cambian de calzoncillos. Y ahora aquí.
Después que nos inventamos el plebiscito de 1957 para fundar el Frente Nacional y acabar con La Violencia de 1948 a 1958, garantizamos que la Constitución no podía cambiarse, por esa via, sino con un umbral del 50 %. Ahora lo bajan al 13% como en Venezuela.
Aunque los medios se nieguen a decirlo y desde la mesa de Juan les ordenen que no hablen del tema, el Acto Legislativo por la Paz que se está aprobando en el Congreso desbarata todo ese blindaje y deja a Colombia en la posibilidad de armar una dictadura, como en Venezuela.
Si ese Acto lo aprueban en Colombia, quien tenga enmerlados a los congresistas del futuro podrá cambiar la Constitución a pupitrazo o con un plebiscito en donde apenas voten el 13%,como en Venezuela.
Con lo mal que le ha ido a Venezuela con los caudillos gobernantes, ahora, songo sorongo, nos estamos dejando meter la misma estructura veneca para imitarlos con el cuentico de que por la paz debemos sacrificarnos. Bueno es culantro pero no tanto. Podemos marchar alegre y racionalmente hacia la paz pero no estúpida o ingenuamente hacia el abismo caudillista.
(publicado en ADN, Bogotá, noviembre 25 2015)










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