Presidente Duque

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Por: Abelardo De La Espriella.

abdelaespriella@lawyersenterprise.com

Hoy es un día especial, en el que Colombia se juega su futuro: estamos abocados a elegir entre la ignominia comunista que representa Gustavo Petro y el mañana prometedor lleno de oportunidades para todos que encarna Iván Duque. Colombia es un país valeroso y de gente en su mayoría inteligente y con sentido común, capaz de discernir entre lo bueno y lo malo. Por ello no tengo duda alguna de que Iván Duque resultará ungido del favor popular mayoritario, el mismo que lo llevará al solio de Bolívar, para reconducir a nuestra desvencijada Nación por la senda de la institucionalidad y la seguridad, de la que nunca debió salir. Hoy elegiremos a Iván Duque como presidente de Colombia, pero el triunfo debe darse por amplias mayorías: el mandato democrático de Duque debe ser contundente, incuestionable y por paliza, para que la plaga de la izquierda radical, quede reducida a sus justas proporciones y entienda el mensaje de rechazo a un modelo social, político y económico fracasado en todo el mundo.

Por supuesto que nada está ganado sino hasta que todo esté ganado. Como me dijo un hombre sabio en estos días: “No hay último voto, todo voto nuevo es el penúltimo”. Alertas como nunca y en pie de lucha debemos estar los ciudadanos que amamos de verdad a este país, sobre todo por cuenta de la sombra negra que se cierne sobre las elecciones, materializada en la alianza diabólica de Gustavo Petro y Juan Manuel Santos, par de alimañas ponzoñosas que hasta el último minuto harán lo que sea para atajar a Duque. Santos es un tramposo redomado; sabe que su futuro no será el más tranquilo, a menos que elija a uno de sus compinches para reemplazarlo (recordemos que ya se alió con Petro hace cuatro años para reelegirse y ahora le devolverá el favor porque le conviene).

Santos se robó el plebiscito y el presupuesto nacional, y nos vendió a las Farc y a todos sus cómplices de la “mamertería” como la panacea, entre muchos otros delitos que seguirán escalando y apareciendo próximamente. Cualquier cosa podemos esperar de la dupla despreciable Petro-Santos, para evitar que un gobierno democrático y patriótico, como será el de Iván Duque, reemplace al tartufo que hoy habita en la Casa de Nariño. Hay que decir también que Petro sigue actuando, ahora desde la “civilidad” como lo hacía en sus épocas de monte y fusil al hombro: combinando todas las formas de lucha, ese es su mantra y ya lo hemos visto con sobrada exposición. Petro, en esta campaña que termina, fingió atentados en su contra, denunció falsamente un supuesto fraude electoral y amenazó con armar una revolución urbana si perdía en primera vuelta. ¿Qué habría pasado si quien hubiese perdido por un punto porcentual, hubiere sido el peligroso agitador Gustavo Petro y no Sergio Fajardo?

Hay que derrotar la alianza Petro-Santos, eligiendo a Iván Duque como presidente de todos los colombianos, pero hay que hacerlo con suficiencia, con no menos de 10 puntos porcentuales de diferencia, para evitar las trapisondas y los entuertos a los que están acostumbrados “Petrochenko” y “FarcSantos”. Los electores de Duque, que somos la mayoría, no debemos relajarnos porque las ventajas son ya amplias: primero está la Patria, y después el fútbol y otros menesteres.

En este majestuoso y memorable día, en Colombia brillará la luz de la esperanza, la llama del empuje y reverberará la gloria del deseo porque volvamos a ser un país con dignidad y principios republicanos, una Nación grande y orgullosa de su fuerza inmarcesible. Hoy las penumbras se disiparán, y el sol se alzará en nuestro horizonte, para demarcarnos el rumbo apropiado. Las necesidades verdaderas de esta patria adolorida, solo pueden ser advertidas por corazones valientes. ¡Que viva Colombia!

 La ñapa: cuatro preguntas pendientes para Gustavo Petro.

¿Puede usted asegurarle a la opinión pública que jamás recibió una alta suma de dinero en efectivo que dejó de reportar?

  1. ¿Tiene dudas de que ese episodio pudo haber sido grabado en video?
  2. ¿A dónde se va cuando se desaparece hasta por tres días de su casa?
  3. ¿En esas fiestas de varios días hay consumo de drogas?
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Abelardo De La Espriella
Abelardo De La Espriella

Abogado y Columnista


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