Danieles, Gustavos y Álvaros

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Por Miller Soto.

Esto de unirse en dúos o en tríos para impulsar blogs con publicaciones semanales de tocayos, tiene todas las características de una nueva moda; pues aunque el cantante Beto Zabaleta se unió a Beto Villa para conformar la exitosa agrupación vallenata ‘Los Betos’ en 1975, ese era otro cuento: lo hicieron para publicar trabajos discográficos con una periodicidad anual. Eran canciones. La nueva moda consiste en abrir un blog en el que se publican columnas de opinión con frecuencia semanal y quienes las escriben resultan ser tocayos.

Cuando vi que armaron un trío bajo el nombre ‘Los Danieles’ en el que participan Coronell, Samper padre y Samper hijo, la idea me pareció buena. La combinación de un columnista obsesivo, uno sensato y uno medio cómico, puede ser una buena fórmula para atraer lectores. Luego, cuando vi otro blog bajo el nombre ‘Los Gustavos’ en el que participan Petro y Bolívar, me dije: —¡Carajo! La cosa se vuelve moda.— Y hasta pensé en abrir uno bajo el nombre ‘Los Milleres’, ‘Los Miller’ o ‘The Millers’, pero desistí porque no encontré un tocayo que escribiera. En fin, esta práctica de juntar tocayos con propósitos comunes, si bien no es nueva, permite ser aplicada en modalidades inéditas que dan apariencia de novedad.

La última modalidad es muy peculiar. Se trata del dúo de una película que produjeron al margen de la voluntad de sus protagonistas: ‘Los Álvaros’.

Ni Álvaro Uribe Vélez, ni Álvaro Hernán Prada, tenían la más pálida idea sobre la producción de una película protagonizada por ambos. Muy al estilo de ‘The Truman Show’, actuaron en ella sin saber que lo estaban haciendo; pues, como se ha señalado en innumerables ocasiones, los directores supremos encargados de incorporarlos a la producción cinematográfica, insistían en negar que efectivamente los incorporaron. Ahí no hubo ‘casting’ ni nada. Todo fue a la brava.

Con lo que no contaba este numeroso y poderoso equipo de dirección y producción, es que uno de los Álvaros encontraría la salida –tal como lo hizo Truman Burbank en ‘The Truman show’– que impidiera a estos buitres seguir jugando con su dignidad a costillas de su libertad. Álvaro Uribe los dejó viendo un chispero, cuando, al renunciar a su curul, decide someterse al escrutinio de la sociedad y de la Fiscalía General de la Nación en un contexto abierto gracias a los preceptos propios de la Ley 906 de 2004. El problema de esta decisión del expresidente Uribe, además de despojar al país de su mejor Senador, es para el otro miembro del dúo ‘Los Álvaros’, el congresista Prada.

El Representante a la Cámara por el Departamento del Huila, Álvaro Hernán Prada, además de pertenecer –al igual que Uribe– a la bancada del Centro Democrático, fue uno de los más grandes opositores al enfoque que se le dio al proceso de La Habana. Sus intervenciones en el Congreso, en redes sociales y en medios de comunicación, así como su liderazgo en el impulso del NO durante la dinámica previa al mal llamado ’Plebiscito por la paz’ celebrado en octubre de 2016, dan cuenta de una posición clara en torno a esos diálogos. Incluso después del plebiscito, fue ponente y promotor, durante lo que se conoció como Procedimiento Legislativo Especial (Fast-Track) de varias iniciativas que reafirman la posición de su partido. Iniciativas que produjeron incomodidades y rabia en los defensores del proceso de paz, especialmente en quienes –por arte de magia– pasarían de ser sanguinarios terroristas a nuevos próceres de la patria.

Es ahí donde podríamos encontrar la razón por la que escogen a Álvaro Hernán Prada como coprotagonista de esa singular película. Un thriller en el que pretendieron atribuirle dolo a los personajes principales; y que, para satisfacción de algunos espectadores, debían terminar en la lona. Una idea que pudo ser brillante desde la óptica de la creatividad, pero que terminó saliendo muy mal por la renuncia del actor principal y por las irregularidades que se cometieron desde los equipos de producción y dirección.

De las variadas irregularidades que explican el estrepitoso fracaso de esta película, podemos resaltar unas cuantas en relación con el Representante Álvaro Prada. Veamos:

1.- Ante la solicitud de información a la Corte por parte del Representante Prada, para saber si estaba siendo investigado por el alto tribunal, este le respondió ocultándole que efectivamente se estaba adelantando la investigación que hoy lo tiene encartado. La respuesta de la Corte fue del 7 de junio de 2018, un día en el que ya había iniciado dicha investigación. ¿Por qué negarlo?, ¿por qué esconderle al congresista investigado que está siendo objeto de una investigación?

2.- Al igual que al expresidente Uribe, al congresista Prada le niegan la posibilidad de declarar en versión libre. Una oportunidad que le fue negada a pesar de que la Corte en otros procesos con otros aforados acostumbra a permitirlo. ¿Por qué negarle esa opción?, ¿por qué esperar la indagatoria cuando pudieron darle antes la oportunidad de oírlo?

3.- La defensa del Representante Prada, también solicitó la ampliación de las declaraciones de los testigos en su contra, lo que le habría dado la posibilidad a su defensa para contrainterrogarlos. Pero le fue negada, afectando así su derecho a una defensa técnica adecuada. ¿Por qué no permitir que la defensa de un procesado interrogue al testigo o a los testigos que lo tienen embalado?, ¿por qué negarle de ese modo el derecho a defenderse?

4.- Hay algo que inquieta mucho en lo referente a la competencia de la Sala de Casación Penal y la actuación del Magistrado José Luis Barceló Camacho, en la que, después de abstenerse de investigar al senador Cepeda el día 16 de febrero de 2018, en un auto del 22 de febrero del mismo año (4 días después), se dispuso la apertura de la investigación previa en contra de ‘Los Álvaros’ y se ordenan pruebas. Luego, la misma Sala de Casación Penal, mediante auto de julio de 2018, con la ponencia del mismo Magistrado Barceló, se abre formalmente la instrucción en contra de ‘Los Álvaros’. Pues resulta, mis queridos lectores, que para esas fechas ya estaba vigente el Acto Legislativo 01 de 2018; o sea, el que estableció la doble instancia para los aforados. Según esa disposición, la competencia no era de la Sala de Casación Penal de la Corte, sino de la Sala Especial de Instrucción. En otras palabras, este proceso tiene graves vicios de procedimiento que ameritan su nulidad y que no se resuelven con empanadas jurídicas como el auto del 17 de octubre de 2018 a través del cual corrigen tamaña embarrada remitiendo la investigación formal, ahí sí, a la Sala Especial de Instrucción, donde hoy se encuentra.

5.- Otro dato curioso de toda esta película, es la interceptación al teléfono celular del Representante Prada. Aunque lo interceptan desde febrero hasta finales de abril de 2018 sin encontrar una sola sílaba que lo comprometa, no hay claridad acerca del procedimiento usado para dicha interceptación, entre otras razones, porque el número chuzado estaba a nombre de la madre del congresista y no de él. Sería bueno conocer cada uno de los procedimientos adelantados por la Corte para interceptar ese número, pues ya sabemos los famosos “errores” que se cometen en estos procedimientos.

En fin, estos y otros hechos que surgen en el proceso contra ‘Los Álvaros’, deberían ser abordados por la academia a fin de estudiarlos a profundidad. No para replicarlos, sino para entender cómo es posible que se impute a una persona en contra de la cual no se tiene una sola prueba. Perdón, se tiene una sola prueba: la fotocopia de un supuesto chat entre Monsalve y Caliche, que es imposible determinar su existencia dado que no se tuvo acceso a dicha conversación desde los celulares que chatearon, y visto que el tercer celular que supuestamente conservaba esas conversaciones, el del senador Cepeda, se dio contra el suelo dañándose parte de la memoria (jajajaaja).

A todo esto debemos sumarle una serie de cuestionamientos relativos a la financiación de este montaje cinematográfico. Una financiación que a pesar de no estar plenamente identificada, podría tener relación con contratos celebrados durante el gobierno Santos en el marco del proceso de paz y que tienen relación con el staff de la película. Veamos:

  • Contrato suscrito entre el gobierno Santos y la empresa Nueva Justicia & Litigación Oral Consultores Ltda., en julio de 2016, por 575 millones de pesos, para ser ejecutado en 120 días, con el objeto de “establecer la situación jurídica actual y precisa y el estado de salud” de los presos de las FARC en el marco de las negociaciones. La empresa contratista era en ese momento propiedad del Magistrado César Augusto Reyes y de su Magistrado Auxiliar Fernando Jiménez Montes, quienes han sido parte activa de esta producción. El objeto del contrato, además de exótico dado que una firma jurídica no debería encargarse de certificar el estado de salud de nadie, se evidencia inútil considerando que esa tarea bien podía hacerse a través de actuaciones interadministrativas sin acudir a intermediarios costosos.
  • La madre del senador Iván Cepeda, uno de los productores de esta película, fundó la Corporación Jurídica Yira Castro (o sea, lleva su nombre), una ONG que suscribió contratos o convenios de asociación con la Unidad Administrativa Especial de Gestión y Restitución de Tierras, por más de 950 millones de pesos durante los tiempos del proceso de La Habana para el impulso de trámites judiciales.

Contratos cuyos beneficios no sabemos si fueron destinados a financiar esta escenografía hollywoodiana, pero que resulta importante destacar debido a la curiosísima coincidencia entre las figuras ligadas a ellos y aquellas que concurren como autores, productores, directores o actores, de la película ‘Los Álvaros’ que le montaron a dos detractores del proceso de La Habana, líderes del NO, miembros del Partido Centro Democrático y enemigos frenteros del terrorismo y de su anhelada impunidad.

Lo que sí está más que claro, a la luz de las causales de recusación que deben fundamentar los impedimentos, tanto en relación con el Magistrado César Augusto Reyes como con su Magistrado Auxiliar Fernando Jiménez Montes, ambos socios de la empresa Nueva Justicia & Litigación Oral Consultores Ltda., es el impedimento para asumir el conocimiento de un proceso en el cual el procesado denunció los movimientos administrativos (incluidos los contratos) propios de una dinámica en la que estos magistrados eran contratistas. Si tal circunstancia es aceptada en el marco de lo que se define Estado de Derecho, entonces desconozco el significado de Estado de Derecho.

Este thriller, que resultó taquillero por la dimensión de sus protagonistas, pasará a la historia como una de las peores producciones a causa de la chambonería y la ramplonería de sus creadores.

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