«La Chispa que enciende la Pradera»

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Ariel Peña

En su columna de la Revista Semana, titulada: “El disfraz de policía”, la periodista María Jimena Duzán, comentando acerca de los sucesos en los días 9 y 10 de septiembre, dice: “La tesis de graduar a los cerca de 4.000 jóvenes que salieron a protestar a las calles luego de la muerte de Ordóñez  como milicianos es tan descabellada que no resiste ningún reporte de inteligencia”, sin embargo para la mamertada y sus idiotas  útiles los acontecimientos mencionados fueron una “insurrección popular”, en donde podrían haber participados cientos de miles de ciudadanos; pero una cantidad inferior a  4 mil  que  por supuesto estaban azuzados por células de grupos terroristas, solo representan, menos del 0,008% de la población colombiana, pero en la estrategia  marxista el número es lo de menos, en vista de que se sigue al genocida chino Mao Tse-Tung, quien planteaba, que una sola chispa puede  incendiar la pradera.

No solo  Mao, esgrimió la teoría foquista para la toma del poder, sino que en Latinoamérica el sicópata comunista argentino-cubano,  Che Guevara,  consideraba que si las condiciones para la revolución no están dadas, el foco insurreccional las crearía, porque dentro de la combinación de todas las formas de lucha esas condiciones se pueden dar en el campo  o en las  ciudades; subrayando que el vandalismo y los actos terroristas en las diferentes protestas  en Colombia, son situaciones que  han ocurrido  desde hace varios  años, puesto que muchas  convocatorias a manifestaciones pacíficas, terminan infiltradas por parte de grupos extremistas que desarrollan distintas formas de violencia, con todas las expresiones de odio que tiene el marxismo, ya que ese es uno de sus principios fundamentales.

Pero de  manera farisea los comunistas y personajes proclives al totalitarismo, hablan de un supuesto “odio” porque algunos ciudadanos rechazan su dogmática perversa. Y eso si es el mundo al revés, ya que  la estafa comunista del marxismo leninismo que es seguida por las bandas narcoterrorista (  Farc-disidencias  y el Eln) es en los últimos 102 años para la humanidad,  la madre del odio, la mentira y el crimen, pues no hay que olvidar que el comunismo es responsable de  millones de asesinatos perpetrados por los marxistas más conspicuos como son: Pol Pot, Stalin, Lenin, Mao Tse-Tung, Kim Il Sung, Fidel Castro y desde luego a las bandas armadas marxistas en Colombia les toca su parte de responsabilidad en esa calamidad; recalcando que el principio marxista de la lucha de clases es ni más ni menos que una vendetta, cuya práctica es igual a la de  cualquier mafia.

El   común denominador de la secta marxista leninista es el odio, de ahí la consigna que ha enseñado el comunismo totalitario, a sectores ignorantes y atrasados que ha influenciado, acerca de que para ser un buen revolucionario “hay que amar al pueblo y odiar a su enemigo”, pero  ¿cuál pueblo? Si  la fauna comunista  tiene su propia semántica, y al término pueblo le colocan un significado diferente del que conocemos  el resto de mortales. Indiscutiblemente el odio es  un patrimonio inamovible del marxismo, por ello no se explica en la lógica, las posturas hipocráticas de los miembros de ese engendro, ya que para que exista la lucha de clases debe haber un  odio inmenso.

Hasta donde se sabe, ni las Farc ni el Eln piensan abjurar de la lucha de clases que es la base del odio, tampoco  el resto de mamertería que abraza el esperpento marxista, pues la diabólica lucha de clases según las entelequias totalitarias es el motor de la historia, entonces la batalla de ideas se tiene  que poner al orden del día para frenar las intenciones hegemónicas comunistas que buscan avasallar al verdadero pueblo colombiano, y por ello no hay que confundir la lucha de clases con la lucha social.

La narrativa de la lucha de clases se sostiene en el fetiche del materialismo histórico, en donde  Mao Tse-tung,  decía que esa era  una ley objetiva  independiente de la voluntad del hombre; semejante exabrupto es propio de la fantasía enfermiza y burocrática producida por el marxismo, pues el oscurantismo del comunismo totalitario no tiene en cuenta  el pensamiento ni el querer  de  las personas, sino que como cualquier secta religiosa   cree de manera cerril en la superstición, cuando menciona al materialismo histórico y la  inevitabilidad como leyes determinantes.

De la misma manera  que  el marxismo leninismo en una forma mendaz, dice luchar a favor de los pobres y en contra del capitalismo (que tiene diferentes acepciones), el nazismo y el fascismo también manejaban esa prédica falaz, ya que tanto Hitler como Mussolini hablaban a favor de las masas necesitadas antes de llegar al poder, lo que significa que desde la visión del marxismo leninismo este par de genocidas podrían aparecer  también como  “padres del proletariado”.

La chispa que enciende la pradera para hacer la “revolución” y que la hemos visto en Colombia, durante muchas protestas  a través de los años, está ligada a la lucha de clases, el odio, la violencia y el terrorismo, de ahí precisamente que es fundamental la defensa de la democracia, debido a que es la única alternativa real y factible frente a la dictadura que le quieren imponer a los colombianos las fuerzas absolutistas del marxismo leninismo, que emplean diferentes divisas para  maquinar en contra de la libertad.

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Ariel Peña
Ariel Peña

Columnista, Escritor. Presidente de la federación Sindical UTRECOL


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