La historia no contada de Rito Alejo, la libertad comprometida de un General

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“Nada corre tanto como la calumnia, nada se lanza con más facilidad, se acoge con más presteza, y se difunde tan ampliamente” Cicerón

En un estado social de derecho se habla de la presunción de inocencia como el pilar fundamental para el ejercicio jurídico. En el contexto actual colombiano, donde la retórica siembra sus frutos en palabras como perdón y reconciliación, es interesante observar como el tribunal de la opinión pública, logra acusar y condenar a una persona, antes incluso que el tribunal judicial, y afectar con juicios calificativos sus acciones, bajo la lupa de sus propias concepciones y líneas de pensamiento, sin desarrollar un ejercicio de acercamiento humano y real lejos de apasionamientos, reconociendo no sólo su esencia, sino su ejercicio, su valía y su historia.

RITO ALEJO DEL RÍO

Ciudadano ilustre de tierras Boyacenses, dominios protagonistas de cruentas batallas que hoy nos permiten mencionar la palabra libertad con ahínco y nacionalidad; ciudadano de extracción humilde, hijo de familia campesina que desde su juventud decidió con sacrificio adoptar la herencia de la historia de su tierra, y tomar el uniforme y las armas del estado para proteger y salvaguardar la soberanía nacional.

SU CARRERA MILITAR

El 6 de diciembre de 1967 obtuvo el título que hasta le fecha le ha generado los mayores honores y las más importantes enseñanzas, oficial del arma de infantería del Ejército Nacional de Colombia. Honor que durante sus 36 años de servicio le permitió conocer los parajes más inhóspitos de la geografía nacional, zonas en su mayoría afectadas por el orden público que en aquellos años, generaban un sometimiento por terror, protagonizado por los grupos armados al margen de la ley que estaban instaurando de forma acelerada co-gobiernos donde las armas del estado no habían logrado llegar.

El compromiso de garantizar la presencia estatal en estas zonas del país, como mecanismo de protección para los colombianos de bien, olvidados por el estado y aterrorizados por la violencia de los grupos armados como las Farc y el ELN, se convirtió en la condena anticipada de este oficial de la república, que con cada paso de avance en su carrera Militar y en la recuperación de zonas apartadas ubicadas en departamentos como Boyacá, Antioquia, Llanos Orientales y Urabá, estaba escribiendo una línea más en su proceso de acusaciones, descargos y coincidencias amañadas que lograron privarlo por más de 9 años, de la palabra que lo motivó a adoptar la misión militar como su proyecto de vida, LIBERTAD.

ACTIVIDADES DESTACADAS

Operaciones como: Operación Colombia en el año 90, las operaciones en Apartadó (Chocó), las contundentes operaciones contra los carteles de la droga en aquella época liderados por el fallecido Pablo Escobar, y la decidida batalla en el año 98 contra las 14 cuadrillas de las Farc que tenían cercada la ciudad de Bogotá, son algunos de los hechos históricos que hoy lejos de generar un reconocimiento a un hombre que entregó su vida al servicio de un pueblo que lo necesitaba, lo señalan, condenan y se convierten en oportunidad nefasta para atribuirle cuanta situación ilegal convenga, sin importar las inconsistencia de tiempo, modo y lugar que se presenten como testigos innegables y contundentes de una inocencia que desde el principio fue comprometida por estas organizaciones armadas, que nunca le perdonaron su efectividad operativa y la implementación de estrategias que golpearon fuertemente su accionar criminal, como el aero-transporte de tropa, que permitió reversar la ventaja en tiempos de desplazamiento entre los terroristas y los militares para dar golpes contundentes contra su actividad delictiva;  y por una delgada línea política e ideológica que lo estaba marcado desde sus primeros pasos militares.

SU CALVARIO

Su retiro en 1999 se generó como parte del proceso de negociación que en la época tenía el gobierno Pastrana con las Farc, situación que lejos de dejar entrever el calvario que con hilos finos se estaba tejiendo en su contra, se presentaba como una oportunidad para recuperar tiempo en familia, pues a causa de su trabajo y de haber enviudado muy joven, la crianza de sus 3 hijos, la había asumido la abuela, generando situaciones dolorosas de desapego y angustia en momentos emocionalmente únicos como los 15 años de su hija; situaciones que están íntimamente ligadas con el ejercicio militar y su consagración.

Su temperamento frentero, decidido y leal, fue la característica que le permitió aún en su retiro, ser receptor de información crucial, frente a movimientos y situaciones irregulares que se estaban presentando en zonas donde alguna vez había ejercido su actividad militar. Informaciones que daban fe de movimientos irregulares en la activación y transporte del narcotráfico, avalado por la extorsión a empresarios y ganaderos por parte de grupos paramilitares. Lejos de desconocer su compromiso con la protección de la soberanía y ajeno a poder actuar directamente, procedió a realizar unas “apreciaciones de inteligencia” que para el año 2007, aportaron como dinamizador de una serie de escándalos políticos subsiguientes, y a la captura de reconocidos cabecillas de grupos paramilitares como Salvatore Mancuzo y alias HH, quienes aún bajo el reconocimiento de su carrera delincuencial, tuvieron la abierta posibilidad de lazar señalamientos amañados y concertados previamente, para trasladar la mirada de su responsabilidad, hacia personas que de alguna forma habían alertado sobre sus movimientos y actividades irregulares. Declaraciones que lograron vincularlo bajo supuestas asistencias a reuniones que no concordaban en tiempo ni en lugar, ante una justicia que invisible a las pruebas, logró generar su medida de aseguramiento el 3 de septiembre de 2008.

Desde esa fecha y hasta entonces, su carrera militar ha sido observada con lupa por los tentáculos de corrupción y violencia que han logrado permear las esferas de la justicia y la política colombiana, para atribuirle culpabilidad o participación en una serie de sucesos de importante carga histórica para el país, con el objetivo de desfigurar su vida y obra y construir sobre esta, una estela de suposiciones, falsos testigos, convergencias amañadas,  que han logrado tergiversar al ser humano y mostrarlo ante la opinión pública como un monstruo autor y conspirador de situaciones consideradas atroces dentro de la precaria y limitada reconstrucción histórica del país.

Crímenes como el de Álvaro Gómez Hurtado, Jaime Garzón, Marino López, desplazamientos, masacres e inclusive los mal llamados falsos positivos, han sido utilizados como estrategia para mantener anclada su libertad, desatendiendo inconsistencias, desapareciendo pruebas y declaraciones, y sumando falsos testigos para soportar las vinculaciones a los sucesos, ha sido el pan de cada día de este militar y su equipo de defensa dela Corporación Defensoría Militar, que no terminan de sorprenderse con la capacidad de la justicia de atender incriminaciones sin peso jurídico ni probatorio, y desatender las respuestas y pruebas que dejan sin piso las acusaciones, así como los procesos que se han abierto en contra de personas que han proporcionado falsos testimonios y fraude procesal, que a la fecha suman 14 procesos con un total aproximado de 30 personal involucradas y que por más de 2 años, han estado moviéndose de despacho en despacho sin recibir la atención correspondiente.

LA JUSTICIA ESPECIAL PARA LA PAZ

Hombre de posición firme desde el inicio de los diálogos con las Farc, frente a la falta de garantías que presentaba el modelo de la Jurisdicción Especial para la Paz, pero que cansado de la corrupción y el nivel de permeabilidad de la justicia ordinaria, que tampoco brindaba garantías en su caso, decidió darle la oportunidad a un modelo diferente como el propuesto por la JEP y que hoy, lejos de estar de acuerdo con la imparcialidad de esta jurisdicción, se mantiene a la expectativa y con la esperanza de “que los nuevos magistrados elegidos para asumir tan importante reto jurídico y de unión del país, cumplan a cabalidad, de manera sobresaliente e imparcial con el reto y la importante misión que Colombia les está entregando”. Respetando las misiones y condiciones particulares de los seres humanos que les entregarán su posibilidad de libertad,  y los parágrafos que como él lo hizo, se hacen a pie de página del proceso en el momento de acogerse a la jurisdicción “Yo me acojo a la verdad, justicia y reparación, pero no a la no REPETICIÓN, porque NO SE PUEDE REPETIR LO QUE NO SE HA HECHO”.

Esta es una reseña breve y real del hombre que como muchos otros militares, entregaron su vida a la defensa de un país, que hoy los acusa y los condena sin interesarse por hilar fino, más allá de los medios, de la política, de los supuestos, hacia una verdad que reclaman todos los colombianos y las víctimas, que no tienen color, ni estrato, ni raza, ni línea derecha o izquierda, sólo tienen el título de ciudadanos colombianos y por eso son víctimas de una historia violenta y corrupta que sigue dañando su esencia.

El país que no conoce su historia, y no tiene la capacidad de crear un criterio desde el proceso de escucha y entendimiento, sino desde el juicio y señalamiento desde la voz de terceros, está condenado a vivir en la ignorancia y a repetir su historia, con resultados aún más nefastos que en la primera fase.

     

Por Laura Rey

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