Los Hermanos Zuleta, el Vallenato Tradicional Auténtico

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Por Hernán Baquero Bracho.

Abogado y Folklorista.

Con el respeto que se merecen los folcloristas, folclorologos, vallenatólogos y eruditos en el tema, después de los Hermanos Zuleta: Poncho y Emilianito la esencia pura del vallenato se ha perdido. ¿Cuántas separaciones musicales han tenido los Hermanos Zuleta? La primera fue cuando Poncho se unió a Colacho Mendoza y Emilianito se unió a Jorge Oñate. La segunda Poncho graba con Beto Villa dos CD y luego con Chiche Martínez también dos trabajos musicales. Emilianito se quedó quieto y esperó el regreso de su hermano y así sucedió. Nueva unión y más fuerza musical. La tercera Poncho se unió a su sobrino Iván Zuleta y Emilianito con Beto Zabaleta. Una nueva unión y LA SANGRE LLAMA para bien de la música vallenata. La última ocurrió desde el año 2002 y ha sido la más larga: Poncho se une al rey de reyes Cocha Molina y Emilianito de manera esporádica con su primo Tova Zuleta, y gana el Grammy Latino con “solo clásicos” con Peter Manjarrez. Las causas siempre han sido las mismas, Emilianito cuenta que Poncho sabe sumar, pero no sabe dividir. El mundo vallenato está pendiente de una nueva unión que será de seguro en los estudios discográficos para dejar un o dos CD para la historia.

Independiente de las separaciones de los Hermanos Zuleta, la música autentica, la música vallenata raizal, la esencia pura del vallenato la representan y la han representado con honores en la música vernácula de nuestra patria querida. Como lo afirma Poncho Zuleta, el pulmón de oro y que no se ha vuelto disonante, al referirse a su hermano del alma y compadre de juerga Emilianito Zuleta: “dos personas distintas, con un solo contenido”. Ellos representan eso en la música del vallenato clásico y autentico, son han sido y serán sin lugar a dudas la más pura esencia del vallenato en la historia universal del canto y del acordeón de la música colombiana. Los Hermanos Zuleta se han convertido en un icono del vallenato, fueron los primeros ganadores del Grammy Latino para honra y gloria de nuestro folclor, con “cien días de bohemia”.

Un día sonó en la radio y de eso hace más de cuarenta y tres años, el primer LP de los Hermanos Zuleta: “mis preferidas”, donde se distinguieron temas como “la molestia”, “la negra de Felipe”, “la estrella”, “pobre soy”, “el delirio”, “la rutina”, aunque todas fueron buenas y se multiplicó en los bailaderos y las cantinas y su oleaje melódico y rítmico llegó hasta la penumbra de los clubes sociales. Ya Poncho Zuleta, todavía novato, había grabado con el siempre recordado Nicolás Elías Mendoza, el álbum “vallenatología”, en el que cantó cuatro temas entre los cuales se destacaron “los amores de Carmen Díaz” y “la diosa coronada”, grabada en los conciertos vallenatos de discos Philips.

En medio de la expectativa reinante, estas hermosas canciones de su primer trabajo discográfico, dotadas de una desbordante fuerza poética y costumbrista, abrieron una brecha de alegría. Fueron cual lluvia de rocío sobre las almas enamoradas de gente alegre y entusiasmada.

Después siguieron afluyendo al país cachaco y costeño otras producciones musicales de antología: “mi canto sentimental”, “el rencuentro”, “los ídolos”, “rio crecido”, “rio seco”, “los maestros”, “vallenato noble”, “dinastía y folclor” “039”, “el cóndor legendario” “pa’ toda la vida”, “la sangre llama”, “cien días de bohemia”, “por siempre”, y muchos más, que se identificaban entre sí por una misma línea de inspiración, por un mismo colorido y una misma intención afectuosa o de crítica social. Las difundían las radiodifusoras, las tarareaban en los establecimientos públicos, las silbaban los transeúntes, las ejecutaban las orquestas en los centros más exclusivos, y en menos de lo que canta un gallo, la música de los Hermanos Zuleta, terminó por integrarse, con su alegre desenfado y la tersa geometría de sus tiempos y compases, al variado repertorio musical de nuestras gentes.

En cuarenta y ocho años de vida artística, los Hermanos Zuleta se han consolidado y se han mantenido en lo más alto de nuestra música folclórica (muy a pesar que hoy anden por diferentes rumbos). En unos carnavales en Barranquilla cuando participaron en el Congo Oro se les dio el calificativo de “la universidad del vallenato” y eso han sido ellos y se lo han ganado dando cátedra de folclor autentico, manteniendo las raíces y conservando el alma y el sentimiento de los amantes de la cultura vallenata. Quien no recuerda esos temas inmortales, interpretados por ellos, que se sienten siempre en lontananza: “la celosa”, “el viejo Miguel”, “tiempos idos”, “rio Badillo”, “mi hermano y yo”, “luna sanjuanera”, “tierra de cantores”, “la cita”, “la casa”, “tanto que te canto”, “tierra de cantores”, “Marily”, “que mujer”, “soy parrandero y que”, “el cantante”, “la sangre llama” y siguen cientos de éxitos que la lista se hace interminable. ¡Para que más! Ellos constituyen la esencia pura del vallenato y la esencia pura de la amistad.

Además de haber plantado la bandera de su música autóctona en todos los puntos del país, los Hermanos Zuleta han sido los creadores de una lírica popular que sorprende por sus hallazgos, su precisión, su graficidad. Por esta lirica singular, no hay voces nobles y voces plebeyas, vocablos ricos y vocablos pobres; en la sociedad de su léxico no impera un régimen de clases y categorías eufónicas. Las palabras todas son iguales en su valor  y en su eficiencia, y todas, o casi todas, resultan instituibles en la armoniosa organización que han sido cada una de las canciones en que se expresan y eternizan. Gloria a Dios por habernos dado a los Hermanos Zuleta como pioneros de nuestra música vernácula. ¿Cuándo se producirá su última unión musical? Esperemos que sea muy pronto, para que inmortalicen con su sello de amistad y de hermandad lo que han hechos por años. ¡Que así sea!

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Hernán Baquero Bracho
Hernán Baquero Bracho

Columnista y folclorista


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