Ospina: La Decepción de Cali

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Por Lucas Durán.

Jorge Iván Ospina, el actual alcalde de Cali, llegó a ese cargo por segunda vez debido a una amplia coalición entre la izquierda radical de Gustavo Petro, y la centro-izquierda del Partido Alianza Verde y el decadente Partido Liberal. Los sectores de centro y de derecha que nos opusimos a su candidatura resultamos decepcionados, la senadora Maria Fernanda Cabal criticó la hipocresía de la izquierda, pues estos estaban intentando legitimar al partido Farc, porque saben que la mayoría de los Colombianos los siguen viendo como criminales que masacraron y robaron, lo cual es verdad. A un año de inicio de su gobierno “alternativo”, la ciudadanía Caleña no puede estar más decepcionada, y, mientras en Medellín y Bogotá se avanzan con procesos de revocatoria, el actual alcalde de Cali se ve envuelto en un juicio político de diferentes bandos, no sin justificación. Jorge Iván Ospina se ha comportado como un típico progresista, y está llevando su ciudad a la quiebra.

Su gobierno empezó con el pie izquierdo, pues diferentes sectores del Concejo de la ciudad arremetieron contra el alcalde y su gabinete. El Concejal Roberto Ortíz, por ejemplo, denunció al secretario de educación, Rubén Darío Cárdenas, por presuntas irregularidades de contratación, sumando más de 35 mil millones de pesos. Por ejemplo, se le acusó de haber falsificado firmas en un acuerdo suscrito entre la Secretaría y más de 110 instituciones privadas en la ciudad, lo cual evidencia claramente la falta de integridad de ciertos funcionarios designados por Ospina. ¿Quién tiene el descaro para jugar con la alimentación de decenas de miles de jóvenes, y falsificar requisitos jurídicos del PAE?. Ahora, esto no necesariamente es culpa directa del Alcalde, aunque el tiene el deber de verificar que sus funcionarios trabajen con honestidad, el no es responsable por un acto deshonesto de algunos de ellos. El Secretario terminó renunciando en Febrero del año pasado, pero esto muestra el pésimo juicio de Ospina al escoger funcionarios, algo que es muy común entre los candidatos “alternativos”.

El progresismo ha insistido en su despilfarro fiscal, y Cali no ha sido excepción. Mientras en Bogotá, la alcaldesa invierte más de 15 mil millones de pesos (en plena pandemia) para mejorar su imagen, Jorge Iván Ospina la emula, y decepciona a los miles de ciudadanos que votaron por el. Recientemente, se gastó 50 millones de pesos en publicidad periodística, lo cual no es mucho, pero debemos primero considerar los 3,260 millones de pesos que invirtió en Corfecali para mejorar la imagen de la alcaldía, e inflar el presupuesto (de forma deshonesta) de la Feria de Cali, la cual tuvo un costó de 12 mil millones de pesos, un costo anormal, dada la naturaleza virtual de la Feria, aunque predecible, considerando que se le pagaron millonarias sumas de dinero a artistas extranjeros para que grabaran videos y los mandaran a la Alcaldía. ¿Cuál fue la defensa de Jorge Iván para gastar miles de millones de pesos en grabaciones y luces? Pues que ese dinero ya había sido destinado a la Feria desde el inicio de su gobierno, y que no podía reubicarlos a la ayuda de PYMES o a la compra de mercados. Evidentemente solo sirve para desmarcarse, porque al parecer no leyó el Decreto Ejecutivo 461 de 2020, promulgado el 22 de Marzo del mismo año. En este decreto, se establece explícitamente que “Se autoriza temporalmente a los gobernadores y alcaldes para la reorientación de rentas y la reducción de tarifas de impuestos territoriales…”, para lidiar eficazmente con la crisis Sanitaria. Lo cual le otorgaba a Ospina la competencia de desviar los fondos para una causa de mayor importancia. Al parecer, al alcalde le importa mas promover y ayudar a artistas de salsa que a cientos de miles de ciudadanos con hambre y desempleo.

Hablando de la Feria de Cali, el hecho de ser un progresista alternativo que busca “avanzar” la cultura no es excusa para defender a una degenerada que, en un festival familiar y cultural, grite “Qué castren a esos hijuep*… métanle un palo por el c*lo a ver si es rico y lo disfrutan” y después, consciente que miles de niños Caleños y Colombianos la veían, dijera que ella también quiere porn* y morbo. Eso es absolutamente denigrante e inapropiado, si al alcalde le gusta oír esa música, que lo haga con audífonos, pero que no le otorgue una plataforma a esa “rapera” para gritar groserías e insultos. Su progresismo tiene que entender qué decir vulgaridades no es “Invertir en nuestros artistas, nuestra identidad, y nuestra cultura”. Esto demuestra la falta de ética que tiene Ospina, junto a algunos de sus aliados (o debería decir, aliades), en el Concejo de la ciudad.

Las controversias no terminan ahí, el lucrativo contrato que firmó para darle camiones alumbrados a Cali por un mes tuvo un valor de 10 mil millones de pesos. Según un reportaje de Revista Semana, se ejecutó el 80% del contrato, aunque el pago fue completado, aparte de esto, las actividades no se llevaron a cabo por 9 de los 31 días, lo cual indicaba que la empresa debía devolver alrededor de 2,400 millones de pesos, considerando que el precio diario era de 300. Al parecer, la matemática no es un fuerte de la Alcaldía, porque únicamente recibieron 170 millones en reembolso. Al conectar estos diversos puntos, nos podemos dar cuenta por qué hay abogados y políticos que argumentan que, de los 190 contratos firmados el año pasado, hay irregularidades alarmantes en 169. La centro-derecha y la derecha política siempre han insistido en que el gasto fiscal debe ser responsable, se debe reducir la deuda, y se debe estimular el crecimiento privado, y así aumentar los ingresos a través de los impuestos. Sin embargo, es alarmante para Cali -y para todo el país-, que se haya aprobado un límite de endeudamiento anual de más de 600,000 millones de pesos. ¿Que acaso otorgarle todo ese dinero a un irresponsable como Ospina es buena idea? ¿No fue ese mismo alcalde el que compró mercados de ayuda por precios x4 veces mayores a los reportados por otras alcaldías?

Jorge Iván Ospina no es muy brillante, claramente no tiene conocimiento en economía, y al parecer no ve nada de malo con una rapera repitiendo vulgaridades en televisión regional, e instigando violencia. Los progresistas nunca han tenido afecto por la cultura Judeocristiana, pero es inadmisible que permitan y defiendan esas vulgaridades. Su irresponsabilidad fiscal está alarmando a los Caleños, infortunadamente, los que están liderando el esfuerzo político de judicializarlo, han sido amenazados a muerte en repetidas ocasiones. Una presidencia Verde y progresista sería una catástrofe para la economía de Colombia, es evidente, pues tienen un antecedente macabro, y claramente populista. Eso debe ser un testamento para el Partido de la U y el Partido Liberal, no deben sacrificar al país.

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