¿Quién dijo que la segunda parte es mejor que la primera?

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Por Carolina Guzmán Sánchez.

Psicóloga

@CarolJAngel

Durante las últimas semanas, no hemos podido discernir como sociedad, entre la posibilidad de volver a revivir las noches horribles o de pensar con cabeza más abierta para hacer un análisis de reconocimiento de nuestra visibilidad como ciudadan@s y construir mejores vínculos y relaciones con nuestros vecinos, prójimo y contiguos. El despertar tuvo que darse durante un proceso de chequeo, revisión de letras y propuestas menos fantasiosas y más de esfuerzo colectivo.

Sin embargo, la reflexión a la que me invito hoy es a que diferenciemos en que género cinematográfico nos encontramos como ciudadan@s participativ@s  ¿comedia más drama o acción más ciencia ficción? Esto con la gracia de detenernos a pensar si habrá alguna posibilidad de garantizar la estabilidad entre la suma de necesidades corrientes que tiene una sociedad o dejarnos atar de pies y manos en un aullido de niños abandonados como solía suceder durante el siglo pasado y comienzos de este.

Cuando de comedia se trata, la segunda parte nunca ha sido un éxito de taquilla. De hecho, la trama aparece fragmentada, diálogos llenos de disparates, banda sonora empobrecida, ya no suenan los nombres de famosos actores sino que son contratados los de relleno o los que quedaron faltando en el casting de la primera película de hace una década atrás.

Recordemos a “American Psycho la secuela” que planteó en su primera película suspenso psicológico y manipulación y mostró que no sobraba ningún argumento más para dar continuidad a una secuela. Sin embargo, los tercos enamoradísimos de ese gran éxito se colaron en imaginar que si ahora protagonizaba una mujer podría obtener un éxito repetido mejorado, y todo lo contrario, las fórmulas de alquimia, no son fórmulas en serie.

También está por ejemplo  “Son of the mask (El hijo de la máscara)” recuerdan al gran Jim Carrey con Camerón Díaz, actores de la comedia extraordinarios pero solo ríes una vez con ellos, los ves de nuevo y ya no se siente el refresh. Eso mismo paso con la sombra que dejaron y esta secuela, como si The Mask a escondidas tenía sentimientos de paternidad y quedarse a lavar pisos y platos mientas cambiaba pañales. Otra que no se quedó atrás es “Sex and the city 2” Que tal si hacemos una receta con estas tres, las mezclamos en licuadora a velocidad media y que su resultado sea una bebida estabilizadora para entender que nos está pasando como sociedad. Ahora bien, cuando de acción-ciencia ficción se trata, la opinión es diferente. A veces, o en su gran mayoría, la secuela supera el bocadillo de introducción. Por mencionar una de estas grandes: “Star Wars V episodio: El imperio contraataca”

¿Qué tienen en común las segundas partes?

Un estado platónico en el que no se permite la vivencia del cambio, la experimentación del movimiento, el asombro de intentar cosas nuevas abandonando el apego. Las segundas partes se quedan en el sentimiento de ilusión. Se queda el individuo y la sociedad en una fotografía estática. Como aquellas relaciones que a pesar de las infidelidades y promesas de no lo vuelvo hacer, idas y venidas a los consultorios psicológicos, a las charlas con los pastores y sacerdotes, a las versiones consejeras de libro de autoayuda; continúan mintiendo, engañando y hasta traicionando los ideales pactados, el planteamiento de acuerdos de bien común y de comprometerse en trabajar en las diferencias.

Ya lo decía el gran filósofo Heráclito que estaba convencido que todo cambia y nada permanece igual a pesar de que las cortinas tengan el mismo color, no son las mismas cortinas. En otras palabras “nadie se baña dos veces en el mismo río”, dando a entender que las personas también son materia de fácil moldeamiento y que se pueden modificar de un momento a otro.

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Carolina Guzmán Sánchez
Carolina Guzmán Sánchez

Columnista. Psicóloga, Terapeuta y Sexologa


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