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Por: Abelardo De La Espriella.

abdelaespriella@lawyersenterprise.com

La Ciudad Eterna, la capital de la bella Italia, es un museo al aire libre -abierto para todos los visitantes-, que invita a rememorar la historia de tantos grandes que caminaron por sus calles empedradas. Es inevitable suponer que gigantes como Julio César, Augusto, Marco Tulio Cicerón, Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, transitaron por aquí, dejando la huella indeleble de sus pasos, como testimonio inspirador para la humanidad. Se yergue, majestuosa, a orillas del río Tíber, una urbe excepcional de 3 millones de habitantes, la misma que según la leyenda fue erigida por Rómulo y Remo, y en la que dioses como Júpiter, Juno, Minerva, Apolo, Diana, Neptuno, Marte, Venus, Mercurio, Vesta y Fortuna, castigaron a los unos y salvaron a los otros.

Esa es Roma, la ciudad de los amaneceres únicos del laureado cineasta Federico Fellini, en la inolvidable película de su autoría, La dolce vita. Roma, la ciudad cosmopolita por antonomasia, tiene 2772 años de existencia a cuestas y posee un patrimonio cultural invaluable, representado en monumentos tan fascinantes como el Coliseo romano, la Basílica de San Pedro, la Fontana de Trevi, el Panteón, el Foro romano, y muchas otras maravillas que embelesan y transportan a tiempos fantásticos en los que la inteligencia, el honor y el valor eran los derroteros de una ciudad que vio forjar entre sus entrañas, el futuro del mundo entero.

Hay miles de historias en cada esquina, como miles de secretos entre sus vetustos recovecos. Los cafés que han escuchado las cuitas interminables de los peregrinos con la complicidad irrenunciable de un amigo fiel siguen ahí, cálidos y acogedores, como siempre. Las terrazas están atentas para albergar sueños y tragedias. El arte, los buenos vinos, la música, la gastronomía más deliciosa, los helados artesanales, los anticuarios misteriosos y la moda se entrelazan en una interminable sinfonía de colores, sensaciones y olores, lo que constituye un verdadero banquete para los sentidos y las emociones.

Los museos y las iglesias en Roma son como la verdolaga en huerto: están por todas partes. Si hay una ciudad en el mundo que ayuda a entender y asimilar la magia de la cultura, esa es Roma. Es imposible recorrer sus callejones, sin impregnarse de la densa y alucinante atmósfera de histórica tradición que flota en el ambiente. La Ciudad Eterna es un espejo que permite dimensionar el contraste de la intrascendencia individual frente a la magnanimidad de un lugar irrepetible e inigualable.

Roma es como una mujer enigmática a la que nunca acabas de conocer: siempre hay algo nuevo por descubrir. Puedes venir 100 veces a Roma y no dejarás de sorprenderte y maravillarte. Esa es una gran virtud; la monotonía no rima en esta villa.

Amo con locura a esta ciudad, y me produce una gran nostalgia abandonarla, cada tanto: solo espero volver un día para quedarme y embriagarme de su sabiduría y cultivar el espíritu como se debe, porque no solo de pan vive el hombre, amigos míos.

La ñapa I: Bastó con que se “regara la bola” de una supuesta candidatura a la presidencia de la República del alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, aspiración que el burgomaestre ni siquiera ha expresado, para que algunos medios capitalinos le cayeran con toda. Ahí está pintada la “cachaquería” mamerta del establecimiento lanudo: cuando sienten amenazados sus dominios por un provinciano popular y exitoso, salen a atacar en manada para proteger su feudo.

La ñapa II: No hay censura alguna en el caso de Noticias Uno, como quedó plenamente probado, gracias a las declaraciones de los directivos del canal. La cosa es sencilla: Noticias Uno está más quebrado que un bulto de canela, y no es viable económica ni financieramente. La “mamertería” es especialista en contar la historia a su acomodo, para alterar los hechos y sus causas. Un noticiero con tan lánguidos y menesterosos índices de audiencia no es viable ni en Colombia ni en ningún lugar del mundo, amén de que hace rato dejó de ser un informativo, para convertirse en un furioso “directorio político” y oficina de trámites de odios de sus impresentables dueños y realizadores. Ahora apelan a la lástima y a una supuesta persecución para mantener con vida “artificial” a un cadáver insepulto de la televisión colombiana. Es inaceptable que el Estado esté obligado (según los izquierdosos) a patrocinar  un noticiero privado; desde que el gobierno del presidente Duque le cerró la llave a la mermelada de la pauta oficial auspiciada por el tartufo, Noticias Uno fue incapaz de producir recursos propios para sostenerse a flote. Parodiando a Aixa, la madre del último rey de Granada: Coronel, Cecilia Orozco y compañía deberían dejar de llorar y lamentarse como viudas del poder, por lo que no pudieron lograr como empresarios.

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Abelardo De La Espriella
Abelardo De La Espriella

Abogado y Columnista


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