Colorín colorado, la tragedia apenas comienza

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Por: Mario Arias Gómez

Manizales

Concluido el magistral monólogo, que eligió 545 asambleístas, encargados de reescribir la nueva Constitución, durante un período indefinido, medianías que pasarán del lumpen a la burguesía, como ocurrió con la bazofia gobernante, Lacrimoso melodrama que hoy continúa con la cruenta posesión de los espurios e improvisados constituyentes que borrarán de un plumazo el parlamento. Cónclave de incontenibles y desbordados ignorantes, que se declararán per se soberanos, sin control, límites y reglas, sin contrapesos, algo insólito e inconcebible para un mundo civilizado y democrático, antesala de la feroz guerra civil que se aproxima entre hijos de la misma madre patria.

Lo que decida será a espaldas del pueblo y rechazada por las grandes mayorías, a pesar de la férula de hierro blandida por un sector de militares, embadurnados por el narcotráfico, caso del vicepresidente, Tareck El Aissami, señalado por EE. UU. de tener vínculos con él, lacra incondicional del capo “Diosdiablo Caballo”, que le garantiza continuidad en el caso que caiga el irreflexivo forajido que deshonra el palacio de Miraflores. Malandro que esperó que la farsa electoral surtida, fuera el bálsamo político que parara las protestas, amainara la tormenta, blindara la estrangulada “revolución”.

Pretensión que resultó fallida, si se toma en cuenta que más del 85 % del electorado se niega a aceptar la supraconstitucional Asamblea Comunal, como más de cuarenta países que rechazaron la fraudulenta y tramposa pantomima, al juzgarla como un asalto a las libertades ciudadanas. Entre otros, EEUU, Unión Europea -incluida la neutral Suiza-; UNASUR, OEA, Canadá, España, Colombia, México, Argentina, Perú, Costa Rica, Panamá, etc. No hay tropos que valgan, ni San Gregorio que salve al lánguido gobierno.

El presidente Trump impuso de inmediato sanciones económicas directas contra el procaz Maduro, al congelar cualquier activo (muerte financiera) bajo jurisdicción estadounidense, engrosando la lista negra que completan los 13 funcionarios y exfuncionarios, por “abusos de derechos humanos, corrupción y acciones que minan la democracia”. Relación en la que faltan los atornillados, Diosdado Cabello («el terror de los escuálidos”), la esposa del espantajo, Cilia Flores (la «primera combatiente») y Delcy Rodríguez (la ‘Tigra’) -calificativos del citado bravucón-, el ex vicepresidente, Aristóbulo Istúriz, los exministros, Jesús Faría y Ricardo Molina, y «Nicolasito» Maduro, (hijo).

El deterioro económico del país, se inició con la dilapidación de la renta petrolera, utilizada para la compra del innecesario, sofisticado y costoso armamento, pensado para amedrentar a vecinos incómodos, como Colombia; la venta al fiado y a menosprecio del petróleo a la arruinada Cuba y a los insolventes países centroamericanos, reclutados para la mediática aventura del ególatra Chávez de convertirse en el Atila contemporáneo del tercer mundo enfrentado al Imperio.

Detrimento acelerado por la corrupción; el asistencialismo al “lumpen-proletariado”; la expropiación y consecuente desmantelamiento del armazón productivo. Descalabro apresurado por la súbita rebaja del crudo, el desgreño adjunto, la ignorancia, improvisación e incapacidad -inocultables- del inculto mandatario, cuya torpeza es proverbial. Pifiado ensayo que completa 17 años -una generación- cuyo fracaso lo prueba la siguiente reseña:

Desde que el chofer de marras asumió la conducción del país, han muerto de forma violenta, más de 100.000 ciudadanos; el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo en forma  insospechada; la imparable inflación se disparó en forma inusitada, en cambio, la oposición se posicionó, vistos los 7’707.442 votos que alcanzó en 2015, que representó la mayoría del legislativo; recolectó en 2016, 1’257.759 firmas que solicitaron el referendo revocatorio presidencial, negado por el copado CNE; el 16 de julio/3017, en un evento de bricolaje, 7’535.259 electores, se pronunciaran enfáticamente contra la convocatoria de la ANC, cuya tarea es la de prescribir la nueva “Charta” e imponer un régimen autoritario.

El secretario del Tesoro americano, señaló al respecto: «Las elecciones ilegítimas confirman que Maduro es un dictador que ignora la voluntad del pueblo». «Cualquier persona que participe en esta ilegítima ANC podría ser expuesto a futuras sanciones por minar el proceso democrático y las instituciones en Venezuela». El vocero de la MUD -primer vicepresidente del Parlamento-, anticipó: Hay que prepararse para el escenario post-electoral, que “va a ser un momento de conflictividad muy duro”, (…) que va a acelerar la salida del dictador”.

Azaroso colofón que se ampara en el recurso supremo a la rebelión, considerada explícitamente en el preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobado por la ONU el 10 de diciembre/1948: “Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.

Presupuesto que se da en exceso, en el que los intimidados venezolanos, que apoyaban a los ilegítimos títeres castristas, que eclipsaron metódicamente las libertades públicas, y ayer se mostraban dubitativos, por cálculo, cansancio, frustración, interés, temor o supervivencia física, posición que cambió luego de conocer la sentencia N.° 156 del 2017 de la Sala Constitucional, que despojó de sus competencias a la Asamblea Nacional (AN), surgida en 1999, en la presidencia de Hugo Chávez. Fallo que despejó el norte -la dictadura- al que es empujada, ciega y sumisamente la patria.

Al despertar la gente del largo letargo, dispuso relegar la indiferencia, recelo y desconfianza, a fin de alzar -por fin- la voz, dejar atrás la cobardía y miedo a enfrentar al represivo rufián y la banda de mercenarios, cuatreros, esbirros, lacayos y sicarios encapuchados que lo protegen, capitaneados por el enano, “Diosdiablo Caballo”, cabecilla del “cartel de los soles”, que con los círculos bolivarianos y “rojos rojitos”, masacran impunemente a sus compatriotas.

Cualquier situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar. Los ansiosos demócratas esperan (amos) que Trump, impida a la brevedad la importación a EEUU del petróleo venezolano, sin más cálculo, consideración, larga, en el entendido que esta dolorosa, dura, momentánea y necesaria medida de choque, asfixiará -de lo que no hay duda- al régimen, hoy a un paso de la higiénica y necesarísima caída.

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