¿De qué te ufanas viejo? 

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Por mario arias gómez.

Comprometido con la indoblegable verdad, colijo responsabilidades -históricas y penales- sobre el artero, criminal, decepcionante, desatinado, indignante manejo del letal, temible COVID-19, por parte del arrogante, inmutable correveidile que funge -en mala hora- como presidente de los ‘polombianos’, adeudos compartidos con las confabuladas fuerzas políticas, seducidas, acalladas con la repudiada, empalagosa mermelada, tras la búsqueda de una precaria gobernabilidad, del perverso abandono del control político, preludio de corrupción.

Negligente gobierno -de ‘mañé’-, copado por improvisados, inéditos lameculos y medianías, compañeros de pupitre -sin peso alguno-. encumbrados a prominentes posiciones -las ÍAS, CC, Ban-República, ministerios, embajadas-.

Crisis sanitaria minimizada por el pelele en cuestión, quien, incapaz de atenderla, enfrentarla, se enfrascó -en medio de la alarmante tesitura-, en una parroquial, emocional, interminable, sórdida disputa de poder -que persiste- con la alcaldesa López, al punto que pospuso -sospechosa, tramposamente- la entrega del cupo de vacunas a la capital, desconociendo -adrede- su mayor número de habitantes frente a las demás ciudades, y por ende, con el más alto índice de contagios y fallecidos, por egoístas, inconfesables, perniciosos, subalternos intereses politiqueros -con sus múltiples variantes-.

Priorizó a los amiguetes, paniaguados, alzafuelles, con los que montó el infantil, mediático, provinciano show de las entregas, sin consideración por los miles de deudos que debieron esperar el inicio de la vacunación, hasta tanto el sonriente payaso llegara, con el portátil séquito de rufianes, disfrazados con coloridos chalecos, para la foto, con la imprescindible V de la victoria en alto, antesala de la consabida, deshilvanada catilinaria contra los “envidiosos que intentan robarnos la alegría del éxito”.

Incompetencia elevada a la categoría de virtud, en el abusivo, costoso, superfluo, trivial programa, ‘Prevención y acción’, animado por el pusilánime, insignificante ‘aprendiz de estadista’, que pasará a la historia, como el amarrado, aparente, casual, frágil, sumiso presidente -seleccionado caprichosamente por su pedestre ‘quisido’ mayordomo-, ante quien -incapaz de soltar amarras- claudicó; tutelaje que acabará por liquidar nuestra Democracia y el Estado de Derecho. Falaz acólito -sin rumbo- que cargará por cuenta del citado consueta, el pesado baldón de su genocida gobierno, al que le llueven ya escupitajos de repudio del burlado pueblo.

Mandato adosado a la abulia, inacción, incuria que desnudaron la miseria de la infraestructura sanitaria, resultas de la ley 100 que privatizó la salud, obra cumbre del ‘Intocable’, cuyo manipulado mandadero, anda por el mundo reclamando el aplauso por la ‘luminosa’ conducción de la pandemia. Sin escatimar el regocijo por el arribo de las vacunas, este ocurrió un año después del primer contagio, resaltando que sus pares -más eficientes-, sin tanta alaraca, fanfarria, infundado autobombo, empezaron dos meses antes a inmunizar a sus gobernados: Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México, Ecuador, Perú, Bolivia, Panamá, hasta la cenicienta Venezuela.

La lapidada, mal dirigida Colombia, inmunizó la primera persona -apenas- el 17 de febrero, en Sincelejo, ciudad intermedia, con el más bajo nivel de contagiados -según el petulante fantoche de marras-, no sin antes vomitar -envuelto en la tricolor bandera y con corona de laurel en la testa-, la jactanciosa,  vacua, repetida perorata, por la llegada de las 50.000 ridículas dosis, que no solo llegaron tarde, por la inexplicable mora en adquirirlas (aunque mejor tarde que nunca), sino que, en proporción de la población nacional, representan una cobertura del 0,1 %, según Our World in Data.

Pregunto entonces al terco presidente: ¿de qué se ufana?

Tardanza que igual se dio en tomar las medidas preventivas, suplicadas por la desatendida alcaldesa y expertos que recomendaron el cierre de fronteras, de ‘El Dorado’. Tercamente, Duque fue uno de los últimos mandatarios en hacerlo en América Latina, debido a que su media-hermana, María Paula, se desempañaba como vicepresidenta de Avianca; inhabilidad que calló como una ostra, y escondió al autorizar el injustificado, millonario préstamo.

Pero, corrió a confinar -discriminatoriamente- a ‘mis abuelitos’, a los trabajadores informales, condenados a pasar hambre con sus familias, al quitarle la calle, fuente de sustento, obligándolos tácitamente a proscribir la cuarentena. Respecto a los subsidios -flor de un día-, canturreados con bombos y platillos, solo beneficiaron a los bancos intermediarios, pues a pocos llegaron, incitando al resto a morir del bicho antes que de inanición.

Y frente a la canallesca vuelta triunfal por Colombia, inhumana bofetada a los deudos de los 59.918 fallecidos (23/02/2021) por desidia gubernamental; 200 médicos; 300 civiles ligados al sector salud, sin mencionar los ‘falsos positivos’; asesinatos -imparables- de defensores de DH; líderes sociales; desmovilizados; crímenes de ‘lesa humanidad’, expandidos en este insolvente, impresentable, sangriento gobierno.

Bogotá, D. C., 24 de febrero de 2021

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mario arias gómez

Abogado, periodista y escritor


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