El Abuso Desmedido de la Libertad de Expresión

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Por Bernardo Henao Jaramillo.

Toda libertad en su ejercicio así no nos guste tiene sus límites  que corresponden a los derechos  humanos y fundamentales del contradictor. En particular la libertad de expresión no puede ser argumento para invitar a la violencia y a provocar odios bajo un supuesto argumento de que todo se justifica por el mal que han recibido.

Se conoce recientemente en el Diario el Tiempo en su versión escrita y virtual la columna de Adolfo Zableh Durán titulada que “Rompan todo” en la que en la primera columna de apertura, temeraria e irresponsablemente  escribe: Que marchen los estudiantes y rompan todo. No solo ventanas y fachadas, buses y estaciones de TransMilenio, que rompan el país que hemos creado. Que lo rompan, así no sean estudiantes sino vándalos disfrazados como tal. Que taponen vías y ataquen propiedades es un daño menor comparado con todo el mal que les hemos hecho”.

Inadmisible esa manifestación que además de ser presuntamente delictual es la más contundente demostración del abuso del derecho constitucional a la libertad de expresión.

La Convención Americana de Los Derechos Humanos suscrita en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969, a la que adhirió Colombia,  contemplo el derecho a la libertad de expresión  que fuera  recogido  en el  artículo 20 de la Constitución Política de Colombia en los siguientes términos: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”.

Esa columna de Zableh  es una franca  y categórica invitación a delinquir y dañar la propiedad privada. La apología e incitación al delito que en ella se consigna no deja de sorprender que un Diario otrora defensor de libertades y democracia,  tenga en sus columnistas una persona que olímpicamente hace preocupante invitación que no califica ni como sátira ni como caricatura.

Cuando la red virtual se emplea como medio para formular ataque personal e institucional más en el caso del periodista, se está en flagrante violación de la protección constitucional de la libertad de expresión y se convierte inmediatamente en un ejercicio abusivo del sagrado derecho constitucional. Al respecto ha indicado la Corte Constitucional en tratándose de periodistas por ejemplo que abusan de esa función: este ejercicio abusivo tiene su manifestación extrema, digna de escrutinio penal, cuando quien ejercer dichas libertades “únicamente busca el insulto”  (Corte Constitucional, Sentencia T-1319 de 2001, M.P. (e) Rodrigo Uprimny Yepes.)

En definitiva, los insultos y groserías empequeñecen a quien los profiere y difunde en las redes.  La altura de un debate siempre se da con la defensa de las ideas propias y con la exposición de argumentos que siempre respeten al contradictor. La estrategia que hoy aplican  diversos periodistas que  muchas veces creen estar haciendo el papel  de jueces que no lo son,  debe desaparecer por completo en esa nueva y burda forma de hacer un nuevo periodismo que es sin lugar a dudas en el  caso acá mencionado, un claro proceder presuntamente delictual.

Bogotá, D.C. Octubre de 2018

 

 

 

 

 

 

 

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Bernardo Henao Jaramillo
Bernardo Henao Jaramillo

Abogado e investigador


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