“El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”

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Por: Mario Arias Gómez.

Título que pone de presente, que todos tenemos algo que ocultar o callar. Ante la patética tarea de registrar e interpretar el espectro político, lo hago bajo el imperio de este par de epígrafes: “El mundo no será destruido por quienes hacen el mal, sino por aquellos que observan sin hacer nada” (Einstein). «Para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada”. (Edmund Burke).

El airoso, Iván Duque, primer opcionado (americanismo referido a un candidato o competidor, con más posibilidades de triunfo) a hacerse -según ‘Invamer Gallup’- con la acariciada posibilidad de la presidencia. Porcentajes: El rozagante Duque, 45.9 %; Petro, el supuesto outsider, 26.7 %; Fajardo, el tibio, 10.7 %; el estancado señor del coscorrón -en caída libre-, un lastimero 6.3 %; pírrico porcentaje que no le da para el optimismo.

Virtual ganador (Duque) que reiteró para la historia -que no perdona-, esta sarcástica aserción, grabada ya -sin duda- en piedra: “No seré títere”. “Uribe no es un titiritero”. Ver para creer. Nada es para siempre, ni definitivo. El tiempo resolverá la incógnita. Enunciado que en el subfondo conlleva, un inseparable grado de escepticismo, desconfianza, incredulidad que, en esta semana de pasión, evoca al “símbolo de la deslealtad”, Judas Iscariote. Pesada cruz que, en el cuatrienio Santos, por concluir, ha sobrellevado -al parecer- “San Uribe”. Bronca de la que me ocuparé luego.

En cuanto a los incautos, insepultos y tozudos egos que aparecen en la encuesta -aunque la realidad, lo es más-, que se tomaron por fin el tinto, descartaron -recíprocamente- ser fórmula vicepresidencial, por razones legales, adanismo, arrogancia, furtiva ambición -vaya uno a saber-, recubierta de ‘amor a la patria’. ‘Mucho cacique, poco indio’, especifica el aforismo. A esta altura del juego, el aludido sondeo -para encono de los rezagados- es juzgado, como palmario ‘jaque mate’. Hecho que refresca la leyenda del ciego que preguntó a Dios: ¿Qué puede ser peor que perder la vista? «Que pierdas tu visión de las cosas». El que entendió, entendió.

Define el diccionario (RAE) la palabra títere: “Persona que maneja los títeres”. Vocablo recurrente, del que una vez posesionado Santos, se liberó, trocado en traición. El perversamente desbancado, Oscar Iván, lo utilizó en campaña, con el mismo significado, del que ahora lo hace, el que “dijo Uribe”, con el riesgo -mera suposición- que el señor del Ubérrimo, sufra nueva decepción. “La historia no se repite, pero sí instruye”.

Niels Bohr, uno de los padres de la ‘Mecánica Cuántica’, dice -quizás apócrifamente-: “Es difícil hacer predicciones del futuro”, mayormente, al hablar de política. Desempolvo la bola de cristal, para aventurarme a vaticinar el triunfo -por goleada- del ‘Macron’ criollo -con aura ganadora-, frente al pugnaz ‘llanero solitario’ nativo, -que es parte del problema-, cuando evita censurar, descalificar al exótico, hueco, hirsuto y trastornado, “Socialismo siglo XXI”, brotado, entre las tinieblas, con su creciente resentimiento y odio de clases. Pronóstico concebido con base a la acumulación y decantación de las antedichas indagaciones, de las que se deduce, que el acalorado, anodino, trasnochado, desarticulado, enigmático y reelaborado guion, rebautizado como, “Colombia Humana”, será flor de un día.

Insípido y fugaz artilugio, ejercitado por el apasionado, delirante y sectario sátrapa -con cara de cordero degollado, afilados colmillos, orejas de lobo- que mal-gobernó la “Bogotá Humana”, y desnudó, la miseria de alma, incapacidad, inexperiencia, irreflexiva soberbia, falencias que la descuadernaron, según el desastroso y pérfido balance exhibido por el alienado y narciso mamerto, disfrazado de demócrata que, imbuido por su enfermizo y decimonónico odio, desafía, agravia, desprecia a la oligarquía, opresora -supuestamente- de la temida horda de fanáticos -hipotéticamente oprimidos-, encandilados por la locuacidad y cantos de sirena, en cuyos hombros -amenaza-, llegará a Palacio, si los custodios del bien común, desdeñan el sanguinario ejemplo venezolano, venenoso fruto del abandono del resguardo de los principios y valores democráticos.

Chanda, soporte del amnistiado gemelo, zarandeado por la instintiva pulsión de rubricar como causante de los sufrimientos y padecimientos de Colombia, a la ‘pudiente plaga opositora’. Triquiñuela superpuesta a su insolvencia moral; ánimo de venganza; apocalíptico y faccioso pasado, devenido, en afligida, demencial violencia, con el subsecuente y diabólico entramado de injusticias, crímenes, asonadas, torturas, despojos, huérfanos, masacres, mutilados, lisiados, viudas. Patibularias atrocidades -sin límites-, con una larga estela de sangre, dolor y lágrimas, que han acrecentado los conflictos que han querellado, polarizado a los compatriotas.

¿Culpables?, todos, por acción u omisión.

Bogotá, D.C., marzo de 2018

http://articulosmarioariasgomez.blogspot.com.co/

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