¡Horror de horrores!

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mario arias gómez
S

olían decir los abuelos: “En el desayuno se sabe cómo será el almuerzo”; indicativo de lo que sobrevendrá, luego del traslado a la Fiscalía de bolsillo de Duque, del proceso adelantado por la CSJ, contra el innombrable, por supuesta manipulación de testigos, fraude procesal y soborno, origen del aire triunfalista de los cipayos aglutinados en el enigmático, fanático, ultramontano ‘partido de dios’.

Decisión que enaltece la suprema Corte, desmintiendo -de paso- a las exasperadas plañideras que la tacharon de parcializada, enemiga del salvaje, infernal, victimizado gañán, dejando en la mira la azarosa fiscalía, umbilicalmente atada al títere-chupamedias, justamente recriminado por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, por  irrespeto a la majestad, independencia, autonomía judiciales; intromisión indebida en sus determinaciones, con descomedidos comentarios imbuidos por la detención preventiva del amo, presunto copartícipe en la conformación del bloque metro, acusado de desapariciones, exterminios.

Juez natural descalificado por el insustituible, con el alevoso, bastardo, matonesco, pedestre epíteto de mafioso. Y a todas, el arrogante, secuestrado, solapado Fiscal, nada dice, ocupado en autoproclamarse como ‘un ser superior’; el más esclarecido estudiante de su generación, acreditado con mil títulos; ‘el mejor fiscal de la historia’, fulgurante estrella -vanidad de vanidades- opacada por las colosales metidas de pata, entre otras, subestimar la cuarentena, suplantando a la autoridad sanitaria. Otra, la tonta, cómica, enternecedora frase -para enmarcar-: “antes que fiscal soy padre de familia”.

Sandez con la que el taimado ‘talento’ justificó -en pleno pico pandémico- el paseo familiar a San Andrés.

Añagaza camuflada como viaje de ‘trabajo’. Contra evidencia, niega su afinidad con el intocable; el activismo político en favor del que ‘dijo Uribe’, convirtiéndose en visceral mazo contra opositores; fuente de más horror que confianza. Palmaria inhabilidad que lo enfrenta a una crisis de credibilidad institucional, al desconocer, flagrantemente, los arts. 13, 228, 230 de la Constitución; 57 del CPP, que obliga, “suspender -una vez presentada la recusación- todo acto procesal, hasta tanto se resuelva”; señal inequívoca de impunidad que, bajo la égida de la solidaridad de cuerpo, arropará las denuncias olvidadas en el cuarto de San Alejo; actitud que sobrelleva un efecto boomerang, de consecuencias impredecibles.

No pretendo aguarle la fiesta al rebaño de áulicos, de plácemes por el pírrico triunfo -temporal- del cambio que tensó las cuerdas de manera, si no sorprendente, sí preocupante; génesis de la intervención del Tribunal o Corte Penal Internacional (CPI), que -más pronto que tarde- se dará, tomado en cuenta que su misión es juzgar a los responsables de crímenes que incluyen una gama de delitos atroces, crueles, inhumanos -estimados de lesa humanidad- contra las personas, como los emblemáticos, imperdonables falsos positivos.

El genocidio; homicidio; violación y demás actos de violencia sexual grave; desaparición forzada, desplazamiento; detenciones arbitrarias; persecución de determinados grupos ciudadanos; mudanza forzosa poblacional; tortura; segregación racial, en síntesis, todos aquellos actos cometidos con la intención de causar grandes sufrimientos, atentar gravemente contra la integridad física o la salud mental o física de las víctimas.

Instancia que no forma parte de las Naciones Unidas, al ser un órgano diferente a la Corte Internacional de Justicia, con sede en la Haya; principal instrumento judicial de la ONU, con personalidad jurídica propia, aunque, se relaciona con la Corte Penal Internacional, en los términos que señala, la norma fundacional, el Estatuto de Roma. Alta magistratura mundial que, por lo tristemente referido, su futura intervención -repito- está cada vez más cerca de la afligida, descuadernada Colombia, así Duque la haya encomendada a la virgen de Chiquinquirá.

A la historia hay que ayudarle. Es la hora que el inconmovible Fiscal no se pronuncia sobre los documentos de inteligencia desclasificados, entre ellos: uno de Peter Rodman -reputado funcionario del Pentágono- destinado (2004) al secretario de Defensa de George W. Bush, que habla sobre la “relación de Uribe con los hermanos Ochoa, Pablo Escobar y paramilitares, hace más de 20 años”. “Es casi seguro que Uribe tuvo nexos con los paramilitares mientras era gobernador -1995/1997- de Antioquia«.

Morris Busby, embajador -1991/1994-, aseguró: “tener motivos para creer que los rumores de los nexos entre Uribe Vélez (el ‘Viejo‘) y los narcos eran verdaderos”. “El exsenador, Luis Guillermo Vélez, reiteró que los hermanos Ochoa Vásquez -fundadores del Cartel de Medellín- financiaron la campaña al Congreso de Uribe Vélez, durante los años ochenta y noventa”.

Asombrosa, pútrida relación impugnada con la puritana fábula de haber sido su ‘Némesis’. Estremecedora verdad que Mancuso rebobinará, lo que tiene temblando la pandilla del marihuanero embajador.

Bogotá, D. C. 09 de septiembre de 2020

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mario arias gómez
mario arias gómez

Abogado, periodista y escritor


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