Keiko Fujimori merece una oportunidad en Perú

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Keiko merece una oportunidad.

keiko fujimori El próximo domingo 11 de abril, el pueblo fujimorista dará un merecido portazo al despreciable, insidioso, insignificante, mezquino, patético, J. Domingo Pérez; enconado fiscal, declarado enemigo de la valerosa, Keiko Fujimori (1975) que ha soportado, durante dos eternos años, el ensañamiento -ineluctable- de este, parcializado, obstinado hijo de puta, empeñado en arruinarla políticamente.

Líderesa, fundadora del partido, Fuerza 2011, rebautizado, Fuerza Popular, quien en la pasada legislatura (2016-2021), obtuvo un significativo, categórico triunfo, representado por 73 de los 130 escaños del Congreso unicameral. Otros: Frente Amplio 20; Peruanos por el Kambio 18; Alianza para el Progreso 9; Acción Popular 5; Alianza Popular 5.

Candidata ‘ad portas’ de ser rehabilitada por el agradecido ‘Imperio incaico de Tawantinsuyo’. Reivindicación asumida como un mentís a las gratuitas, fútiles sindicaciones, urdidas con encono, sadismo -inimaginables-, en su contra, quien nunca ha sido gobierno. Pueblo que guarda afables, imborrables recuerdos del bienhechor, triunfante gobierno de, Alberto Fugimori (1938), del que hizo parte como ‘Primera Dama’.

‘Chinito’ que rescató al Perú de las garras del sanguinario ‘Sendero Luminoso’; redimió al país de su condición de paria internacional; lo reinsertó ante el mundo contemporáneo; actualizó la Constitución; fijó el norte, marcó el rumbo socioeconómico; recuperó la confianza, el crédito ante los organismos multilaterales, al punto que los indistintos gobiernos posteriores, acérrimos enemigos -corruptos por demás- mantuvieron intacto su exitoso, longevo legado.

Austera, ejemplar, icónica, magna, resonante obra, calificada -sin exagerar- de histórica -duélale a quien le duela-, heredada por su hija; reverdecida en sus pulcras manos, al alcanzar el control -casi absoluto- del poder legislativo, al obtener las mayorías -relativa, absoluta-.

Fuerza popular.svgLa primera (Relativa), cuando los votos a favor superan los en contra, sin importar el número, requerida para aprobar las leyes ordinarias. La asegunda (Absoluta), dada por la mitad más uno (66 de 130), exigida para censurar el gabinete ministerial; elegir directivas congresales; aprobar, modificar las leyes orgánicas. La tercera (Calificada) conformada por los dos tercios, (87 de 130), válida para elegir: Defensor del Pueblo, miembros del Tribunal Constitucional, aprobar las Reformas constitucionales, obviando el referéndum.

Escenario inédito repetido por el partido (Cambio 90), divisa con la que su padre derrotó al marquesado Vargas Llosa -desaire que no perdona aún-. Fujimori, urgido de paliar la insostenible crisis social, económica recogida, semejante a la venezolana de hoy, sin pérdida de tiempo implementó el exaltado plan de ajuste institucional.

Ante el boicot de la arcaica, humillada, incorregible, vencida clase política, el Mockus peruano, exrector de la Universidad Nacional Agraria La Molina, comandó -con el apoyo del ejército- el 5 de abril de 1992, el absuelto, aplaudido, profiláctico autogolpe que disolvió el Congreso y el Poder Judicial.

Sofocado el intento de contragolpe, convocó (06/12/1992) nuevos comicios que eligió los miembros del Congreso Constituyente Democrático que legitimó arrolladoramente su mandato, al alcanzar 67 curules de 120. Cotejado históricamente el golpe de opinión -condenado por los puristas-, no hay duda que el balance fue fructuoso, expuesto ahora al filo del cuchillo de un vengativo sector de los defenestrados que, tras bambalinas, instrumentalizan al enmascarado prevaricador; desquite ejecutado por el precitado, mediático, perverso adefesio, más mortal, peligroso que el COVID-19-.

No contento con haber tenido a Keiko en prisión en tres oportunidades (calvario iniciado el 1° de noviembre/2018), esta infeliz, maldita morralla, a escasos días de elecciones, anunció la culminación de la investigación, intentando nuevamente estrangularla, colgarle el inri político.

Parte de la bancada de Fuerza Popular, la mayor fuerza política del Parlamento, el día de la juramentación.
Parte de la bancada de ‘Fuerza Popular’, el día de la juramentación.

Ácida, farragosa tarea, centrada en confinarla, escarnecerla -a como dé lugar-, demostrada con la descabellada solicitud, de una despiadada, intimidatoria, condena de treinta y pico de años -equiparables con la sentencia al temible, feroz genocida, Abimael Guzmán (camarada Gonzalo)- acusándola -sin soporte- por: “crimen organizado; obstrucción a la justicia; falsa declaración en procedimiento administrativo; lavado de activos”.

Montaje fraguado mediante los hipotéticos aportes entregados por la putrefacta Odebrecht. Calculado, brutal acoso, llevado al extremo de exhibirla esposada, con infamante chaleco, como el peor delincuente. Marrullero ataque de devastador, subliminal efecto político, en desmedro de su pulcra imagen pública, concebido por este miserable.

Arremetida que la bizarra, heroica, indomable, inflexible Keiko, ha resistido impasible, impertérrita, lúcidamente, con estoicismo, entereza, coraje inigualables, sin aspaviento, sin dramatismo; sin doblegarse, descomponerse, victimizarse, con admirable, cristiana resignación, al declarar: “seguiré enfrentando esta persecución”; actitud que la convirtieron  -qué duda cabe- en arquetipo de paciencia, tolerancia civilista, democrática, consiente que la inexorable justicia, verdad, prevalecerán más temprano que tarde.

Luisa María Cuculiza, excongresista de Fuerza Popular.
Luisa María Cuculiza (líder fujimorista) Exministra, exparlamentaria amiga.

Sucia, exasperante maniobra política -con envoltura judicial-, orquestada por el aturullado, tóxico mitómano que trata -inútilmente- de restarle posibilidades electivas. Artero apedreamiento, demolición extendida a sus: padre, esposo, familia, victimizados con efectistas, escandalosos, filtrados titulares, que dan cuenta de ficticios delitos, que no los eran al momento en que supuestamente sucedieron.

Absurdas, imaginarias imputaciones, que no imperarán, dado que las aludidas aportaciones -no declaradas- reales o conjeturadas, eran inaplicable en el 2011 y 2016. En cuanto al ‘lavado de activos’, tampoco lo concurrían en dicha modalidad, solo, cuando el receptor conocía la ilicitud de su procedencia, fruto -quizás- del narcotráfico, minería ilegal o cualquier actividad ilícita.

Con estupor levanto la voz para evidenciar tanta canallesca injusticia, desafuero, sinrazón, esparcidas por este delirante, descastado, letal escorpión; venenosa alimaña merecedora de castigo, humano, divino, al ignorar adrede, que no es dable endilgarle los errores políticos, (excusables) -que no de corrupción- del emblemático, venerado ancestro.

La impunidad como los delitos de sangre, no tienen cabida en una sociedad, civilizada. A la gente se la condena por lo que hace, no por lo que es. Punible avasallamiento que me insta a barruntar -sin tapujos-, esta deshilvanada, enojosa, indignada diatriba de desahogo.

Invito -de corazón- al admirado, cosmopolita, sabio, solemne pueblo fujimorista, para que, dejando de lado cualquier diferencia, salga unido, entusiasmado, a cobrarse lo suyo, votando por quien notificó a sus incondicionales amigos: «El reencuentro fujimorista es una realidad”.

Lima, abril 05 de 2021

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mario arias gómez
mario arias gómez

Abogado, periodista y escritor


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