paz

La paz no se construye sobre el cadáver de la justicia

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Por Fernando Vargas Quemba.

El llamado proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y el grupo terrorista Farc, como todos los procesos de paz con anteriores guerrillas, ha estado precedido de una derrota militar de estos grupos y de una repudio nacional del pueblo colombiano. En los últimos 20 años las encuestas han arrojado sistemáticamente un 97 % de rechazo a las Farc, como reflejo de ese acumulado de dolor que ese grupo armado comunista ha sembrado en los hogares colombianos. Y es que nadie se puede llamar a engaños, las Farc están en la mesa de negociación, no por la fuerza de sus ideas, que a nadie interesa, ni por su plataforma política que nadie conoce, ni mucho menos por haber derrotado militarmente a las FFMM; sino por su brutalidad terrorista contra los civiles, por su accionar de 60 años contra los campesinos y sus familias, por su sistematicidad genocida con mas de 200 mil asesinatos y mas del medio millón de heridos, por sus voladuras de oleoductos y de puentes, de torres de conducción eléctrica, carreteras, escuelas, hospitales, 200 pueblos destruidos con sus cilindros bombas y sus carros bombas, mas de 12 mil mutilados con las minas, mas de 40 mil secuestros, miles de niños reclutados a la fuerza y arrancados de los hogares campesinos. Es decir, con el ejercicio indiscriminado del terrorismo, consiguieron sentar al estado a claudicar en sus funciones y fines constitucionales, bajo el silencio cómplice de las otras ramas del poder público empalagadas de mermelada (corrupción). Los tiempos corrieron en su favor porque se toparon con una clase política degenerada en su ética, altamente corrupta y plegada al saqueo del presupuesto nacional, puesto como zanahoria por el gobierno para que le apoyen en su felonía cómplice frente a las Farc.

Luego de varios años en Cuba, en interminables jornadas gozando de las playas de Varadero y uno que otro Catamarán, con olorosos puros, mezclados con mojitos, acordaron con el gobierno Santos, y sus bien pagos (por nosotros) “negociadores”, un escandaloso documento de 297 paginas con ínfulas de tratado internacional y de marco constitucional pétreo, en el cual no hacían entrega de su gran fortuna del narcotráfico, ni la entrega de las  armas, sino “dejación de las armas”, término de difícil precisión, cubriendo hábilmente el rastro del negocio de las armas ilegales, proveedores internacionales, sus formas de pago y sus rutas, a la par que se cubrían de impunidad total, al acordar la conexidad al “delito político”(calificativo dado a sus crímenes masivos contra la población civil) de todos los delitos que ayudaron al logro de sus “fines revolucionarios” o a su financiación, con lo cual quedaban incluidos el narcotráfico, el secuestro, la extorsión…etc. Casi nada. Ademas acordaron la adjudicación de 3 millones de hectáreas que, en lenguaje sutil, llegaban hasta las 10 millones, mas sueldos por varios años para sus miembros, capitales para proyectos empresariales y cubrimiento en seguridad social, amén de 31 emisoras de radio, canal de TV y 26 Curules en el Congreso de la República.,  todo esto coronado con la creación de un Tribunal de justicia donde las Farc, lavarán sus crímenes y llevarán a responder a las FFMM y a los empresarios y civiles que se les opusieron, aplicando su justicia a sus enemigos, como lo han expresado en medios.

Ante esta feria de prebendas, beneficios e impunidades acordadas, las victimas de las Farc no fuimos tenidos en cuenta y por el contrario se burlaron de nuestros derechos a la justicia, a la verdad, a la no repetición, y a la reparación integral. En ninguna de las 297 páginas del acuerdo permitieron que las víctimas nombráramos algunos de los magistrados del Tribunal creado, ni se asignan tierras para las víctimas, las mismas que fueron desplazadas por las Farc durante 60 años, ni se crean circunscripciones especiales para que las víctimas tengan cupos en el Congreso de la República, en igualdad con sus victimarios, ni se les asigna sueldos mensuales, ni seguridad social, como se hace con los victimarios, en un despliegue de exclusión y discriminación insoportable de parte de quien recibió recientemente el premio nobel de paz, sin alcanzar la paz.

Acuerdos llenos de desprecio por las víctimas que niegan justicia y aplican impunidad, que en nada ayudan a cerrar heridas, ni lograr reconciliación, ni a construir una paz sincera de parte de las Farc, no podían tener acogida en el corazón, ni en la razón del pueblo colombiano, y por esto, contra todo el aparato estatal y presupuestal puesto descaradamente al servicio del SI, en el plebiscito el NO ganó, en un claro manifiesto popular de rechazo a este tipo de pactos que lesionan el sentimiento nacional, premian el crimen masivo y coronan de impunidad miles de crímenes cometidos por las Farc, a ojos de una comunidad internacional extrañamente complaciente con este proceso.

Colombia le dijo NO a las prebendas y la impunidad del grupo terrorista mas sanguinario de su historia y le dijo NO al presidente del nobel de una falsa paz.

Por Fernando Vargas Quemba – @drvargasquemba

Presidente del Comité Nacional de víctimas de la guerrilla

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