La Posmodernidad, la Lumpenización y el Marxismo Cultural

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Las movilizaciones en Colombia realizadas desde el 21 de noviembre, tuvieron un acontecimiento especial el día 22, cuando una  mujer conocida como  “Epa  Colombia” cuyo nombre es Daneidy Barrera,  hizo exaltación a la violencia destruyendo  una estación de Trasmilenio y ejecutando otros actos en contra del transporte público e instigando a delinquir en un  vídeo que ella misma envió; esto demuestra como la lumpenización es parte de lo que llaman posmodernidad en donde el marxismo cultural hace presencia, porque ya la razón no existe y lo que vale es la emotividad, pues como diría  Federico Nietzsche: “No hay hechos, hay interpretaciones”.

Dentro de la posmodernidad, al no existir la razón, la verdad, la ética, la moral y la lógica, todo es permitido, así que aquello  que  dice, hacer el bien y evitar  el mal, y no hagáis a los demás lo que no quiere que te hagan a ti,  para lo posmodernidad no tiene ningún valor, porque lo que interesa  es la descomposición social  guiada por la  motivación y en algunas ocasiones por el eclecticismo, por eso la mayoría de jóvenes que asisten a  las  diferentes movilizaciones en estos días en Colombia  es manipulada por el marxismo cultural, pues no sabe en su gran mayoría porqué protesta,  y acuden a lugares comunes para responder cuando se les pregunta.

La escuela de Frankfurt que originó el marxismo cultural, es responsable de lo que se llama “insurrección molecular disipada”, que ha actuado en Chile, Colombia y Ecuador, y nace  en 1923 con el patrocinio del multimillonario marxista judío  Felix Weil con el nombre de Instituto para la investigación social dirigida Georg Lukás, y en 1930 toma las riendas de la escuela de Frankfurt, Max Horkheimer quien específicamente plantea, que la mejor manera de destruir la Civilización Occidental es con el ataque sistemático a todos sus valores como son: La  familia, la propiedad,  la religión, las libertades individuales, la democracia  liberal y todo lo que tenga que ver con una vida ordenada y decente de los individuos. Posteriormente Theodoro W Adorno, Erich From y Hebert Marcuse  de la misma escuela esbozaban  que las diferencias sexuales son construcciones propias de la sociedad burguesa.

El que le pone la impronta sin ninguna vacilación al marxismo cultural, es  el comunista italiano Antonio Gramsci(1891-1937) quien plantea sin  reato la irracionalidad y el comportamiento de los comunistas como una pandilla para la toma del poder del Estado por  siempre, en donde hay que lumpenizar  a las masas( tenemos el ejemplo de  vándalos y terroristas) para volverlas más  dúctiles a las elites comunista, ya que la razón y la verdad son perjuicios burgueses que deben desaparecer de la sociedad como lo enseñó el déspota  ruso de Lenin.

on el socialismo del siglo XXl en Venezuela se dio una demostración del marxismo cultural, cuando  el difunto presidente  Hugo Chávez, propició la creación de bandas armadas o colectivos para defender la “revolución”, lo cual  ocasiono que  aumentara de manera exponencial el número de homicidios y que  el vecino país se convirtiera en uno de los más violentos del mundo con cifras de muertos peores que el de   una nación en guerra, todo ello  fue planificado por el régimen marxista para  someter  a  la  población mediante el miedo.

En la actualidad la hambruna que sufre  Venezuela, desde luego que  es promovido por el gobierno, porque como decían los libertarios que enfrentaron a Marx en el siglo XlX: “ el Estado comunista reproduce  y mantiene la miseria de las masas como condición necesaria de su existencia”, que es lo que sucede cuando los comunistas totalitarios se toman el poder, por eso así como se habla de la cultura de la muerte, el marxismo cultural  no es  solo muerte, sino además envilecimiento, enajenación, adocenamiento y pérdida de valores para convertir a los seres humanos en zombis.

Un asunto  claro es el libre desarrollo de la personalidad con  la aceptación de la diferencia, y otra muy distinta las estrategias políticas diseñadas desde hace varias décadas por el comunismo  totalitario que con sus diferentes máscaras busca esclavizar  a nuestras naciones, primero culturalmente y luego política y económicamente, por ello sin lugar a ninguna duda hay que afirmar que el marxismo cultural, la lumpenización, la escuela de Franfort y los ciclos que están utilizando en Colombia para conspirar en contra de la democracia como son: el escalonamiento, el copamiento  y la saturación se encuentran en  concomitancia, y es posible que el gobierno colombiano no esté enterado.

Tratar como  fuerzas reaccionarias a quienes se oponen a las intenciones del comunismo totalitario, es muy simplista y  ridículo, pues la cosa tiene mucho de fondo, y de pronto en Colombia no se ha tenido la suficiente capacidad de discernimiento para conocer las intenciones de fuerzas exógenas que medran para aplicar  sin cortapisas el relativismo moral.   Que permite que grupos de personas actúen en contra de sus semejantes y de las instituciones, siendo eso una acción coordinada de las cuadrillas absolutistas del marxismo con miras a la toma del poder para siempre.

De ahí que las movilizaciones que se han realizado en Colombia desde el 21 de noviembre, tienen mucho de justas, por la deuda social del Estado con la ciudadanía colombiana, pero que desafortunadamente la mamerteria utiliza inescrupulosamente, ya que no les interesan las reivindicaciones sociales y económicas de la población, sino cumplir con su proyecto político de terror, para esclavizar al pueblo. Entonces posmodernidad, lumpenización y marxismo cultura van de la mano para asaltar la democracia en Colombia.

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Ariel Peña
Ariel Peña

Columnista, Escritor. Presidente de la federación Sindical UTRECOL


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