Se convirtió en realidad la denominada Reforma de Equilibrio de Poderes en Colombia, la cual sin ser una panacea es justo concluir que va a producir importantes cambios y transformaciones que eran trascendentales en los tres poderes del estado en nuestro país, especialmente en el judicial y en el presidencial, pues en el legislativo se quedaron bastantes cortos nuestros padres de la patria en reformarse.
Lo más importante a nivel del poder ejecutivo es la eliminación de la reelección presidencial, que había desaparecido en la constitución del 91, pero en el año 2005 con Álvaro Uribe como Presidente de Colombia se reformó esta prohibición, pero generándose un desbalance ya que la constitución había sido concebida en su ordenamiento constitucional y su desarrollo normativo para un país sin reelección, perdiéndose el sistema de pesos y contrapesos en las tres ramas del poder público, con la nueva reforma se regula esta situación. Igualmente se elimina la puerta giratoria de los funcionarios públicos que permitía el tu me eliges yo te elijo.
En la rama judicial lo más importante es que desaparece el Consejo Superior de la Judicatura, y se crea del Concejo de Gobierno Judicial, quien se encargara de postular ternas de candidatos, fijar las políticas de la rama, presentar el presupuesto y conjuntamente con el nuevo Gerente de la Rama Judicial lograr una mejor y más eficiente administración de la rama. Otra que muere es la inoperante Comisión de Acusaciones del la Cámara de Representantes, quien en sus 22 años de vida nunca concreto un fallo de fondo, dando paso a la Comisión de Aforados quien se encargara de investigar y acusar a los magistrados y al Fiscal General. En la rama legislativa se amplía la silla vacía (perdida de la curul) para casos de corrupción.
En mi concepto entre lo más importante que quedo por fuera, fue la eliminación del voto preferente, causa principal de la desinstitucionalización de los partidos y el encarecimiento de las elecciones, con la consecuencia del ingreso de las mafias de la corrupción a la financiación de las campañas por sus altos costos.
