¡Que se vayan todos!

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Para nadie es un secreto que, tras el caricaturesco, desvergonzado, errático, insensato, insoportable, minusválido Iván Duque, que aparentemente funge como Presidente, convertido en apestoso, dañino, incoherente monigote, peón del ‘innombrable’, tan letal como el Covid-19. Contradictorio, huidizo, inseguro, inerte espantajo, de alicortas ideas, menguada entendedera, cuya anárquica, degradante, subalterna personalidad, golpea los sectores más vulnerables de la sociedad, lo que ha disparado, radicalizado -a cotas impensables- el malestar social. Torbellino convertido en una bomba de tiempo.

Ignominioso, tóxico, eterno mandato, en el que so pretexto de luchar contra la pandemia, inauguró -en un alarde de poder- olímpicamente, vía el atajo, sin control, un abusivo, intimidante autoritarismo -“su nueva gobernabilidad”-, donde impera la ley de la selva, ejemplificado por el caprichoso, canibalesco, gravoso, impopular, insensible, inoportuno proyecto impositivo -con tufo de injusticia social-, engañosa, cínicamente llamado “de Solidaridad Sostenible”; dislate con el que pretendía castigar -aún más- al asfixiado, harto, polarizado, quebrado país -en vías de sucumbir-.

Despotismo que al querer imponer el precitado despojo, mostró sus venenosos colmillos, en medio de una economía en receso, el ingreso per cápita disminuido, multiplicadas el hambre, desempleo, pobreza, criminalidad, a niveles sin precedentes; fruto de la estupidez, ignorancia, imprevisión, inadvertencia, incapacidad, ineficiencia del infatuado, necio, permisivo, terco, vacío mascarón de proa -del aciago mentor- que transpira incompetencia.

Detonantes que prendieron la mecha del inconformismo, paciencia, simbolizadas por el ineludible, borrascoso, explosivo, impredecible levantamiento, debido a muchas y nuevas razones, esgrimidas por el exprimido, ahorcado, desesperado, enconado, famélico feudatario, condenado -in aeternum- a tal condición; ira que desfoga: asaltando, incendiando, destruyendo lo que encuentre a su paso; eco de su animosidad, furia -irrevocables-, contra el canallesco, descalificado, egoísta, ególatra, improvisado, imprudente, irresponsable, soberbio, pusilánime, vanidoso mequetrefe; vasallo del titiritero del Ubérrimo.

Nerón criollo que impasible ve arder -inmutable, impávido- la nación. Desmanes que lo hacen responsable de los multimillonarios daños, saqueos, muertes (19), heridos (800), que demandan un juicio político-popular, renuncia, presionada por la crispada, exasperada, incontrolable, pauperizada ciudadanía -tratada groseramente de vándalos-, que tardíamente lo llevaron a retirar la reforma. ¿Por qué ahora y no antes?

“Los acuerdos políticos se gestan antes y no en medio o después de la tormenta”, enseñó Maquiavelo. Episodios calificados por Duque, como “vandalismo criminal”, cuando lo ‘vandálico’, ‘criminal’, provocador son: su apatía, imprudencia, irresponsabilidad, parsimonia que han incendiado al país, respondidas con el anónimo, espontáneo, robusto levantamiento, con un objetivo común, único, unir fuerzas contra la cobarde, desalmada sanguijuela.

Manuela Beltrán. Ilustración de un texto escolar por Hernando Escobar Toro
Manuela Beltrán alma y nervio de la ‘Rebelión de los Comuneros.

Vale refrescar la vernácula, iluminante, histórica gesta revolucionaria de los Comuneros, que a la postre llevó a la Independencia, que encabezaron: Manuela Beltrán Quesada y José Antonio Galán, quienes sembraron en el reino de la Nueva Granada, la semilla del clamor de justicia social.

‘Insurrección Comunera’ iniciada en la plaza central de El Socorro (Santander), frente al estanco, el 16 de marzo de 1781, en la que Manuela Beltrán, a los 57 años de edad -de la que no se conoce más que dicha actuación heroica- rompió el edicto del Ayuntamiento, suscrito por el Visitador-Regente, Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, en reemplazo y representación del virrey en las funciones de la Real Hacienda dentro del virreinato; precepto en que la Corona Española notificaba por carteles, a los cansados ´paganinis’ de la época colonial, los nuevos impuestos de Armada y Barlovento.

Sentimiento libertario reforzado por la popular Policarpa Salavarrieta Ríos; virtuosa heroína sobre la que no hay certeza sobre su nombre: si Policarpa, Polonia, Gregoria Apolinaria, ‘La Pola’; el lugar, fecha de nacimiento, ocurrida entre 1793-1795, en Guaduas, Mariquita, Santafé o varias locaciones que se disputan su cuna.

Policarpa Salavarrieta, ‘La Pola’

Transcribo su proclama: “Pueblo indolente: cuan diversa sería vuestra suerte si conocieseis el precio de la libertad. Ved que, aunque mujer y joven me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. No olvidéis este ejemplo. Pueblo miserable, yo os compadezco, algún día tendréis más dignidad”.

Al ofrecerle el oficial comisionado de inmolarla, al pie del banquillo un vaso de vino, rechazó con este insultante epítome: “No lo tomo”, menos de un tirano”. Fusilada el 14 de noviembre de 1817.

Los indignados, irredentos, sacrificados herederos de aquellos heroísmos, reencausan, reverdecen el descontento popular a lo largo y ancho del país, al punto que hizo recular al Gobierno, que no zanja aún el hirviente, imparable descontento, estado de ánimo; desgobierno al servicio de las cuatro privilegiadas,  insaciables familias que concentran el avinagrado poder socio-político-económico de Colombia, los injustos, jugosos, inexplicables, inequitativos subsidios decretados por su arbitrario verdugo.

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mario arias gómez
mario arias gómez

Abogado, periodista y escritor


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