Ser migrante indocumentado es vivir en un limbo, sin tiempo y sin espacio

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Entrevista a Ilka Oliva Corado, realizada por Giselle Ribaloff para el programa  Caminantes, de radio Presente, Argentina.

Crónicas de una Inquilina.

¿Cuál es tu país de origen?

Nací en Guatemala, exactamente en un pueblo llamado Comapa, municipio de Jutiapa, en el oriente del país. Crecí en un arrabal llamado Ciudad Peronia, que es mi gran amor y  es en donde están gran parte de mis raíces.

 ¿Cuánto hace que vivís en EE.UU.?

Voy para 15 años, que los he sentido un mundo, otra vida.

 ¿Por qué te fuiste de tu país de origen?

Por la herida del sueño de mi vida truncado,  busqué poner tierra de por medio y Estados Unidos se me cruzó en el camino.

¿Cuando llegaste a EE.UU., era lo que esperabas?

No, nunca nos dicen lo que es realmente Estados Unidos, sin embargo el golpe para mí en ese aspecto no fue grande porque no traía expectativa alguna, pero no dejó de ser sumamente difícil. La enorme muralla del idioma, el frío de la sociedad, las circunstancias de indocumentada que es vivir en las sombras y con la paranoia de la persecución. Sin derecho laboral alguno.

 ¿Qué es lo que más te llamó la atención cuando llegaste?

El olor, Estados Unidos no tiene olor, recuerdo muy bien el olor de Guatemala. La enorme infraestructura, montañas de cemento, yo vengo de un arrabal, donde hay montañas y barrancos, aquí me topé con una enorme urbe de cemento que 15 años después aún no logro asimilar.

Me llamó la atención lo robotizada que está la gente, aquí no hay tiempo para el ocio ni para la diversión, el salario depende de las horas que trabajen.  Pero mi impresión más grande de ese primer día fue ver los árboles sin hojas, completamente desolados en medio de la nieve, pensé que nunca retoñarían y que habían muerto, eso profundizó más mi depresión.

 ¿Dónde emerge tu país en EEUU o cuándo o haciendo qué?

Guatemala aparece cuando voy conduciendo en la autopista, hay parajes en medio de la nada que de pronto toman forma de las carreteras de Guatemala, y veo sus zacatales, sus montañas de piedra poma, sus árboles de jacarandas. Emerge en la comida, en los días de lluvia y en agosto, en el canto de las chicharras. En el olor de los tomates sarazos en la pequeña huerta. En la oscurana de la noche cuando cantan los grillos y alumbran las luciérnagas.

¿Lugares de encuentro con compatriotas?

No comparto mucho con la comunidad guatemalteca a decir verdad, en los primeros años de vez en cuando en alguna reunión social, pero me fui alejando no solo de la comunidad si no de las pocas personas que conozco en el país. Disfruto mucho mi tiempo sola, me gusta estar sola, me he alejado del bullicio.

¿Nos recomendás una o un cantante de Guatemala?, ¿otro artista?

Cantante ninguno. Pero con mucho gusto a Isabel de los Ángeles Ruano, la   poeta más grande que ha parido Guatemala.

¿Una comida de Guatemala?, ¿que tiene?

Te diré una muy típica de mi pueblo, se llama poleada. Se pone a hervir suero de vaca y se le agrega masa de maíz, azúcar, sal y canela y sale el atol más delicioso de todos los tiempos.

¿Qué es ser migrante para vos?

Bueno te diré ser migrante indocumentada porque hay enorme diferencia entre ser migrante con documentos y  vivir en las sombras por la indocumentación.  Ser  migrante indocumentado es ser el paria de los parias, o como diría en el idioma de Galeano: ser  menos que los nadies. Un indocumentado no existe como persona, sí como mano de obra barata. Un indocumentado conforma la masa obrera que mantiene en este país a miles de empresarios que gracias al trabajo de estos seres inferiores para ellos, pueden seguir llenando sus cuentas bancarias es la razón primordial por la que no les permiten regular su estatus  migratorio.  Hablo del trabajo en construcción, en los campos de cultivo, en el servicio doméstico, en los restaurantes, en las fábricas. Eso propiamente del trabajo. Pero para mí ser migrante indocumentado  es no tener tierra fértil dónde poder sacar raíz, es vivir en un limbo sin tiempo y sin espacio. Un indocumentado no puede dar paso firme porque no hay suelo que lo reconozca, y vive en una eterna agonía una especie de psicosis que solo quien vive en sus mismas circunstancias puede comprender.

Por  Ilka Oliva Corado.  @ilkaolivacorado

Escritora y poetisa. Inmigrante indocumentada con maestría en discriminación y racismo.

Blog: Crónicas de una Inquilina

Contacto@cronicasdeunainquilina.com

Estados Unidos, 2018

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