Una Marca en el Corazón

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El haber sido parte de la Fuerza Pública, portando con dignidad sus uniformes, insignias y distintivos, sin importar tiempo o jerarquía, deja huellas indelebles en la mente y el corazón de soldados, marinos, pilotos o policías, surcos que jamás se desvanecerán, ni con el paso del tiempo, ni las inclemencias de la vida.

Esta constante, hace que los hombres y mujeres que tuvimos ese honor, nos miremos como hermanos y nos permite en actividad o retiro mantener el juramento inculcado “JAMÁS ABANDONAR SUPERIORES, COMPAÑEROS O SUBALTERNOS EN ACCIÓN DE GUERRA, NI EN NINGUNA OTRA OCASIÓN “, sin embargo, esto no es óbice para reconocer, que el tiempo y la vida, nos ubica en donde corresponde, así que no es extraño observar curtidos comandantes, aprendiendo del más humilde de sus otrora subalternos.

El haber estado bajo banderas, contemplando el mismo tricolor, surcando los mismos caminos, ríos y mares, en procura del bien nacional y sus gentes, hoy por hoy nos permite analizar el devenir político de Colombia, sabios razonamientos basados en vivencias cargadas de conocimientos y experiencias que sin duda aportan al bien común y tienen un único fin, enfocado hacia una patria más justa, ecuánime y participativa.

Los miembros de la Fuerza Pública de ayer y hoy, hemos sido el soporte de la mesa, fuerte y sólido del estado, que no la ha dejado caer, con la sangre derramada de nuestros próceres se obtuvo la libertad del yugo español y con la de los 6 soldados asesinados en Puerto Lozada (Meta) en días pasados, seguimos amparándola del mas ruin, cobarde y despreciable enemigo; estos sacrificios evidencian el nivel de compromiso y la fuerza de nuestra vocación, que sin lugar a dudas está a la par de las más loables profesiones.

La educación que condujo a nuestra formación militar, las instrucciones recibidas en aulas, salones de conferencia, campo abierto, enseñanzas todas, aplicadas a lo largo de la geografía colombiana, nos convierten en personas inquietas por el devenir de la política municipal, regional y nacional, lo que nos hace blanco de interés de candidatos de todo orden, que se apalancan en nuestras convicciones y construyen discursos llamativos que los llevan a ocupar las más altas dignidades. En empresas ya sea del estado o privadas, es común ver que su organización orbita alrededor de principios castrenses, que muchos pretenden mostrar como propios y presentan procedimientos de comando calcados del diario ejercicio de nuestras actividades, para la toma de sus decisiones, que aplicadas en forma acertada y oportuna, muy seguramente garantizan el éxito de los objetivos estratégicos.

El haber sido militares, mil entre uno, o policías, palabra que en sus orígenes significa, el buen orden de las cosas, no nos hace especiales como seres humanos, pero si nos diferencia del común de la gente y nos impulsa a mantener vivos y en práctica los principios y valores que rigieron nuestro proceder, en consecuencia, frente a estos preceptos no dudamos en exigir, la máxima severidad legal para aquellos que en cumplimiento a su deber constitucional deshonren su uniforme y coloquen en entredicho la imagen institucional, la solidaridad de cuerpo solo para soldados y policías que con su trabajo honesto luchan a diario por esta sufrida patria, aun a costa de sus vidas.

La ebullición de asociaciones, fundaciones, cooperativas, agremiaciones, partidos y demás organizaciones de veteranos y reservistas, en vez de ser una debilidad, se convierte en una gran fortaleza, ya que este despertar nos aleja de las tribunas de simples espectadores y nos coloca en el centro del ruedo, enfrentándonos a costumbres mal sanas, enraizadas en lo más profundo  de la práctica política, cuyo centro de gravedad es el narcotráfico en toda su cadena, capaz inclusive de torcer el  más preciado de los ideales humanos, la paz.

Colombia merece líderes visionarios, honestos, con programas sensatos y acordes al clamor nacional, basta de ídolos de barro, populistas insensatos, guerrilleros amnistiados, camaleones traicioneros, justicia abyecta, prensa mamerta y amarillista, mandatarios corruptos y todo pelambre de mafiositos por acción u omisión, busquemos lo que nos une, convirtamos el eslogan UNIDOS PARA SER MAS FUERTES, en un verdadero propósito superior.

 Oscarco16@yahoo.es

Twitter: @oscarco16

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Oscar Ricardo Colorado Barriga
Oscar Ricardo Colorado Barriga

Coronel ®, Analista y columnista


Un comentario

  1. Coronel: tenga la seguridad que la mayoría de los colombianos queremos y respetamos a nuestras FUERZAS ARMADAS. Por ellas tenemos democracia y gozamos de protección en nuestras vidas y bienes, pese a embates de otras instituciones, entre ellas la justicia-qué horror!!- para aniquilarlas.
    No de caigamos Coronel en la lucha por recuperar el respeto y la solidaridad con nuestras FUERZAS ARMADAS

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