Jesús Santrich

‘Verdad sabida y buena fe guardada’

Compártelo:

Por: mario arias gómez.

Jesús Santrich

N

o extrañan los sobresaltos provocados por la farsa articulada por los tres buitres de la Sección de Revisión de la JEP, que hacen mayoría, obstinados en ignorar el delincuencial prontuario del ‘señor’ Santrich, obstaculizar su extradición, para lo cual no se arredraron en extralimitar sus funciones; invadir competencias ajenas; desestimar pruebas que a las claras demuestran, que uno de sus mentores, negociaba un grueso alijo de cocaína, con calanchines (camuflados) del cartel de Sinaloa, posterior al 01 de diciembre/2016, fecha límite predeterminada por los Acuerdos de Paz.

No vulnera la Constitución quien decide conforme a: «Verdad sabida y buena fe guardada», aunque pueda entenderse como restricción al debido proceso, sin que con ello se comprometan caprichosamente, inalienables preceptos: La dignidad humana; los derechos fundamentales, la no discriminación; el investigar, juzgar y sancionar, ejemplar e imparcialmente; la obligada motivación de los fallos judiciales, cónsonos al debido proceso, lo que contribuye a erradicar la arbitrariedad, la tiranía. Presupuestos básicos del derecho de defensa, de contradicción, connaturales al austero ejercicio de la función pública.

Decisión previamente cantada por estos granujas, que no iban a permitir la entrega de uno de sus validos, de ahí que no pueda subrayarse de sorpresiva, en la que brilló por su ausencia la: ‘Verdad sabida y buena fe guardada’, principio que compendia el conocimiento, causas y consecuencias del hecho, sin que consienta alegar ignorancia, al menos que haya mediado el engaño. En la ‘buena fe’, prevalece el obrar correctamente, sin que quepa el ocultamiento malicioso. Preámbulo que cubre todas las esferas de la actividad humana, según la legislación aplicable, en la que el Juez -en el ámbito procesal- falla acorde con la equidad.

Transparencia que santifica las investigaciones fiscales, disciplinarias, penales, y evita el riesgo de festinar el patrimonio de la moralidad pública, sin que al árbitro lo obligue ceñirse a las formalidades del Derecho, sino, a actuar de acuerdo a la equidad y buena fe. La jurisprudencia constitucional considera que el desconocimiento o inadvertencia de la ‘Charta’ se da: a)- Cuando se desobedece o no se toma en cuenta -explícita o implícitamente- las reglas o principios constitucionales; b)- Cuando se les da un alcance insuficiente o limitado; c)- Cuando la excepción de inconstitucionalidad -siendo evidente- no se aplica o desatiende la invocación hecha por alguna de las partes.

Fundamentos y principios esenciales, desconocidos -en el caso que nos ocupa- por el muy cínico, hipotecado, inescrupuloso, permisivo y tragicómico ponente -de poca monta- Jesús ‘Ángel´ Bobadilla. Mamerto que cree ‘bobo’ al país, que asumirá callado -sin más-, el atrabiliario, descabellado, dudoso, farragoso, antijurídico y turbio fallo, que al declararse -con total desfachatez- falso guardián de la paz, arguyó, que la extradición afecta su consolidación. Insensatez compartida, por la precaria mayoría -tres de cinco- de sus insignificantes pares, encubridores de la añeja carrera delincuencial del autoinculpado criminal desmovilizado, violando -a conciencia- la ley, al otorgarle la insostenible garantía de no extradición, lesionando, irreparablemente, la cooperación judicial con EE.UU. que data de 1979. Inexcusable conjura contra el estado de derecho; afrenta a la institucionalidad, que tendrá que ser juzgada y penada -consecuencialmente-, judicial y disciplinariamente.

Sin intimidarse, la solvente magistrada, Catalina López, refutó el errado, inconsistente y fraguado veredicto, inspirado por el sordo, ciego e ideologizado togado, que deshechó  los irrebatibles soportes demostrativos de que el agraciado delincuente, delinquió ulteriormente a la fecha inherente a los acuerdos, aduciendo -falazmente-, que no «esclarecían las circunstancias de tiempo, modo y lugar de las presuntas conducta de narcotráfico y concierto para delinquir”, en las que seguía inmerso -qué duda cabe- el malandro de marras.

Exabrupto que entró a saco con la rama judicial y restantes del poder público, en detrimento de los derechos de las víctimas, verdad, justicia, reparación y no repetición.

Y ahora que la Fiscalía, en acatamiento de la providencia que inadmitió la extradición y dispuso -en subsidio- (típica lavada de manos) que la justicia nacional investigara la presunta conducta por la que la justicia estadounidense lo requería, motivó a las raposas jurídicas, a calificar de «asquiento», «sucio montaje judicial’; «farsa» la liberación y recaptura. Actuación remarcada de “infame”, de “burla indignante”, jineteada por la ‘trilogía del mal’ -Fiscal, Embajador gringo, furibismo-, concertada -en su sentir- para infligir la estocada final a la paz y extenderle su carta de defunción.

Blablablá contradicho por las desencriptadas: Laptops, PCs de mesa, y 45 memorias incautadas en el allanamiento efectuado al escondite del inestimable ‘pintor-traficante’ del ‘capo de Sinaloa’.

Bogotá, D. C. 22 de mayo/2019

Compártelo:
mario arias gómez
mario arias gómez

Abogado, periodista y escritor


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *