Acontecimientos.
Quedan 136 días para finalizar el año.
Este llamó a la puerta y ambos entraron a la vivienda, donde agredieron sexualmente a la joven y, posteriormente la apuñalaron a ella y a su madre Wanda (de 51 años), quien también se encontraba dentro. Las autoridades detuvieron a Martin y West al día siguiente tras encontrar los cuerpos con las manos atadas a la espalda. La autopsia determinó que Sheila había recibido 17 puñaladas y presentaba heridas «con signos de tortura».
En 1987, el preso fue condenado a muerte por un delito doble de asesinato y otro de violación; mientras que Martin, al no cumplir con la mayoría de edad en el momento de los crímenes, fue sentenciado a cadena perpetua, que cumple todavía con la posibilidad de solicitar la libertad condicional en 2030. Las últimas palabras de West antes de ser ejecutado, estuvieron dedicadas a Dios: «En el principio, Dios creó al hombre. Y Jesús lloró».
Sophie Rahal, una de las responsables de SOS Méditerranée, señaló que Italia no les ha respondido a la nueva demanda que le hicieron el jueves de atracar en uno de sus puertos, mientras que Malta les ha dicho que no es su competencia, ya que los rescates se produjeron fuera de las aguas de su responsabilidad. El «Ocean Viking», que está parado en alta mar entre Malta y Sicilia, no se ha puesto en contacto con ningún otro país porque «si se aplica el derecho internacional» y el principio del puerto seguro más próximo, debería ser alguno de esos dos el que lo acogiera.
Tercera-. Nadie pensaba en la polarizada Argentina, entre peronistas y seguidores de Macri, que Alberto Fernández se impondría por 15 puntos, producto del desencanto con el Gobierno, al que responsabilizan del deterioro económico del país. Uno de ellos, dijo: «Yo lo voté porque pensé que iba a sacar la droga de la calle, dar un poco de seguridad, cambiar cosas que estaban mal. Pero desde que asumió nos decepcionó: lo hundió todo. No veo la hora de que deje el cargo”. “Dicen que Cristina es una chorra (ladrona). Yo lo acepto, pero ¿y ellos? Re contra roban con la timba financiera. Ellos mismos levantan el dólar y ellos mismos lo compran». Muchos dicen estar con la soga al cuello.
Cuarta-. Tercera entrega del folletín, Plácido Domingo: «¿Te tienes que ir a casa esta noche?» La mezzosoprano Patricia Wulf, la única que ha roto el anonimato para denunciar a Domingo, relata cómo cada noche el tenor le susurraba la misma pregunta. «Cada vez que me bajaba del escenario, me estaba esperando. Se acercaba tanto como podía, ponía su cara frente a la mía, bajaba la voz y me decía ‘Patricia, ¿te tienes que ir a casa esta noche?». Al principio, ella respondía con una risa nerviosa, pero ante su insistencia, le empezó a contestar que sí, que se tenía que ir a casa, y se marchaba.
Era 1998 y la carrera de Wulf estaba despegando en la Ópera de Washington, donde Domingo era director artístico. Tenía 40 años y había sido contratada para dos papeles como solista, uno en La flauta mágica y otro en Fedora. Pero la experiencia de trabajar con el tenor se convirtió en una pesadilla que no sabía manejar, cuenta Wulf, ahora con 61 años.
«Tienes que entender que cuando un hombre tan poderoso -era casi como Dios en mi negocio- se acerca y dice eso, lo primero que pasa por tu mente es ‘¡¿Qué?!’. Pero tan pronto como te marchas, piensas ‘¿acabo de arruinar mi carrera?». La persecución llegó a un punto en el que cuando se bajaba del escenario, se escurría detrás de una columna para evitarlo. Domingo también llamaba con frecuencia a la puerta de su camerino, sin haber sido invitado y Wulf incluso temía salir si él estaba en el pasillo. «Abría una rendija para ver si estaba ahí. Si estaba, esperaba».
Un colega de Wulf se ofreció a respaldarla si quería denunciar la situación. «No le despedirán a él, me despedirán a mí», le contestó la mezzosoprano. Aunque no llegó a tocarla, Wulf asegura que no había dudas sobre las intenciones de Domingo. «Afectó a mi forma de tratar a los hombres durante el resto de mi carrera y de mi vida», afirma. Wulf ha accedido a hablar públicamente porque cree que el silencio sobre «el secreto bien conocido» del comportamiento de Domingo, ha durado demasiado. «Estoy dando un paso adelante porque espero que pueda ayudar a otras mujeres a denunciar o a que sean lo suficientemente fuertes como para decir no».
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