Por: Roberto Trobajo Hernández.
La humanidad está ávida de espiritualidad, y hoy más que nunca, devienen en muy importantes pensadores elevados, profundos, quienes nacen con la luz propia, potente, que les hace perpetuarse por siglos.
Esos espíritus que son luces por muy oscuros que sean los tiempos, trascienden para convertirse en faros que iluminan al mundo.
Uno de esos gigantes del sentir y el saber humano es Nizami Ganjavi, el genial poeta y filósofo de Azerbaiyán, que por su grandeza es considerado entre los más grandes pensadores que se han ganado un destacado puesto entre los baluartes de la sabiduría universal.
Nizami, no sólo ha sido el más notable creador del Renacimiento Oriental, sino que resultó marcando una huella poderosa en las letras del mundo.
Nació en Ganjá, ciudad dentro de aquella Gran Ruta de la Seda que conectó al Medio Oriente y Asia con Europa; su nacimiento en 1141 influyó muchísimo en que Ganjá sea considerada uno de los emporios culturales más antiguos e importantes azerbaiyanos, fortaleciéndose muchísimo hoy máxime al ser la segunda ciudad más grande de Azerbaiyán.
Los genios se hacen y Nizami es muestra elocuente de tal aseveración: fue forjándose a través de las ciencias, teología islámica, ética, filosofía, historia, geografía, matemáticas, astronomía, medicina, sumándose el dominio de las lenguas turquicas, el persa, árabe, y su natal azerbaiyano.
Elocuente muestra de la profundidad de sus ideas expresadas en una poesía, es su decir: “Si un pensamiento es atenuado, tendrá peso, y encontrarán la verdad”
¡Impresionante la dimensión de la mucha fuerza emanada de estas sencillas palabras! Ideario que hoy, en la actualidad convulsa que se vive, es tan vigente este sabio mensaje para atemperar comportamientos en pos de facilitar comunicaciones en un mundo muy polarizado y excluyente como el que sobrevivimos ahora.
No es de extrañar, pues el poeta –aunque siempre muy azerbaiyano- se sintió ciudadano del universo, y así se proyectó en su amplia obra literaria erigida en más de veinte mil versos plasmados en una métrica exclusiva que lo identifica con sello propio.
Notable son sus comentarios filosóficos, impregnados de emociones, valorando las gloriosas hazañas protagonizadas por Alejandro Magno y los escritos en que tan bien retrató el romanticismo emanado de la hermosa historia de amor entre Majnún y su amada Leilí que tuvo como escenario a la Arabia del siglo VII, obra que el inglés Lord Byron llamó la “Romeo y Julieta del Oriente”.
También muy destacables sus liricas “Siete Bellezas” que son hermosas crónicas donde habló de las siete princesas sabias que fueron las esposas del rey Sasánida Bahram V, hijas de los reyes de los 7 Climas, divisiones del mundo según los antiguos persas.
La influencia de Nizamí perdura, toda vez que fue uno de los principales defensores del uso de la le lengua vernácula (propia) en la poesía, y al ser creador de novedosos estilos, que posteriormente fueron adoptados por otros poetas azerbaiyanos, iraníes, turcos, hindúes, impactando en Asia Central y desde ahí hacía todo el mundo.
La obra de Nizamí ha sido traducida en muchos idiomas y son joyas conservadas en bibliotecas y museos de fama mundial.
El gran Nizamí, quien falleció en 1209, en su natal Ganjá, sigue de cuerpo presente a través de bustos, estatuas, monumentos, erigidos en su honor, en importantes plazas como Moscú, San Petersburgo, Kiev, Roma, Pekín, Tashtent, Chisnau, su Ganjá, y Bakú, capital de un Azerbaiyán que lo tiene como uno de sus más memorables hijos.
Este 2021, en Azerbaiyán, fue proclamado el “Año de Nizami Ganjavi”, por decreto del presidente IIham Aliyev, para potenciar aún más la magnitud de la vida y obra del gran poeta azerbaiyano, cuando se conmemora 880 años de su natalicio.
Ya en 1991 se había declarado el “Año Nizamí” cuando aconteció el 850 aniversario del poeta, reconocimiento con el que la UNESCO le ratificó como una de las más grandes figuras de las letras y del pensamiento humanista que fortalecen la identidad cultural en el mundo.
