La «guerra» política entre Timochenko e Iván Márquez por el poder en las Farc

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La política, al parecer, ya empezó a hacer estragos dentro de las Farc. Comenzaron los roces en ese polémico grupo por el poder en la organización.

El máximo jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), cuando estaba al márgen de la ley, Timoleón Jiménez (Timochenko), públicamente denunció que hay una fractura en ese grupo y que sus antiguos compañeros de armas están cuestionando su idoneidad para seguir como líder de la organización.

La «guerra» política en las Farc, al parecer, se produce entre Timochenko, Iván Márquez y Jesús Sanctrich, los dos últimos unidos contra el primero.

“Con la situación generada en el congreso, que es resultado de una campaña sistemática, la que nunca creí que fuera cierta, se entra a cuestionar mi idoneidad para seguir siendo el jefe de las Farc”, afirma Timochenko en una carta pública, en la cual confirma las críticas de sus socios a su liderazgo.

Este es el cominicado del líder de las Farc:

«Mensaje de Timoleon Jiménez:

12 de septiembre de 2017

A la militancia del Nuevo Partido Farc:

Mi cálido y fraterno saludo revolucionario, con los sinceros deseos de que se encuentren bien.

Llevo mucho rato meditando si escribía esta nota o no, pues hace bastante que no me dirijo a ustedes. Se han presentado una racha de acontecimientos en los últimos tiempos, no ha asimilado uno el anterior cuando ya se ve inmerso en otro.

Había iniciado un plan de visitas a las distintas Zonas y Puntos, pero desafortunadamente en su ejecución, tuve un accidente cerebro vascular que me obligó a suspenderlo y someterme a un tratamiento en La Habana para recuperarme de las secuelas.

Simultáneamente se seguía en los preparativos del Congreso. Se realizó un pleno del EMC para su preparatoria, al que no pude asistir. Luego una reunión del Secretariado en la Habana para ponerme al tanto del Pleno.

Logré que los médicos me autorizaran viajar a Bogotá una semana antes del Congreso, para poder estar en sus preparativos y en su desarrollo. Cómo no me dieron más tiempo, solicité al Pleno permiso para ausentarme tres días y visitar una hermana que hacía más de 40 años no veía.

Referencio esto para destacar que no participé en buena parte de las decisiones tomadas en función del Congreso, a pesar de lo cual las compartí una vez me fueron informadas.

Sobre esas bases asumimos la tarea que nos dio la X Conferencia.

No quiero explayarme en los desarrollos del Congreso, ya los delegados y participantes rendirán su informe, al igual que las comisiones de trabajo harán sus respectivos balances. Ahí hubo de todo un poco. Muchas cosas fruto de nuestra inexperiencia en eventos de ese tipo, en esos escenarios y en ese contexto.

Lo cierto es que a pesar de las sombras, la mayoría de la gente y en especial los amigos de la comunidad internacional salieron impresionados positivamente, aunque especialmente estos últimos se dieron cuenta de unos hechos de verdad de mal gusto y que nada tienen que ver con el ser revolucionario.

Lo cierto es que por encima de los esfuerzos que se hicieron desde fuera y desafortunadamente desde dentro para que el Congreso fuera un fracaso, lo sacamos adelante.

Personalmente sí quede con un sabor amargo. Nadie en las Farc puede decir que yo lo he llamado para decirle que me apoye o me proponga como Jefe y menos para que no lo hagan con X o Y camarada. De pensar esto último, lo haría en las reuniones reglamentarias.

De todos es conocido cómo fue mi llegada a la jefatura de las Farc. Y cuál fue mi posición cuando esto sucedió, porque la nota interna que envié al respecto fue filtrada a la prensa.

Toda la vida le inculque a la gente que andaba conmigo, que uno como comunista debe asumir toda responsabilidad asignada y mucho más por el colectivo, así no esté de acuerdo, y además tratar de hacerlo bien. Fue lo que traté de hacer todos estos años, siendo consecuente con lo que predicaba.

Ha habido momentos muy duros y complejos, en que dan deseos de tirar la toalla. Pero igualmente, siendo consecuente con lo que enseñaba, nunca lo hice.

Pero con la situación generada en el Congreso, que es el resultado de una campaña sistemática, la que nunca creí que fuera cierta, se entra a cuestionar mi idoneidad para seguir siendo el jefe de las Farc. Y de pronto se tenga razón, escasamente tengo la primaria, nunca he estado en escenarios políticos, ni presidente de una junta comunal he sido, etc. Lo que no me trama es que usen métodos arteros, desleales, y nada en el marco del espíritu de partido que nos debe caracterizar.

Personalmente no tengo ningún problema en hacerme a un lado y dar cabida a camaradas más capaces. Como a todos ustedes, lo que me anima es que el proceso salga adelante.

Es por eso y sumado a ello mi estado de Salud, frente al cual la verdad sea dicha no he tenido un día de reposo, que sí, me hallo acá en la isla haciendo las terapias, pero desde la madrugada hasta altas horas de la noche estoy frente al computador tratando de ayudar en una u otra cosa, opinando, etc. Es por eso que a la primera reunión de la dirección elegida por el Congreso le envié una carta planteándoles que no se me asignasen responsabilidades, por lo menos mientras terminaba mi tratamiento en Cuba, reafirmándoles que en ningún momento tenía otra aspiración que la de servirle al Partido donde este lo considere, dándoles a entender que de mi parte no iba a haber ningún resentimiento si no se me asignaban una alta responsabilidad.

En horas de la tarde de ese día, me dieron a conocer de manera fragmentaria los resultados de esa reunión, donde por un lado se ratificaba mi nombre como jefe del Partido, pero además me comentaban de la discusión armada cuando en votación trataron de definir los restantes para completar los 15 del Consejo Político. Pero además me entero de cosas que se dijeron y que ponían en tela de juicio mi tarea anterior. Se me informa que la reunión continuaba al otro día para definir lo de la dirección y demás tareas.

En vista de eso decidí asistir, para primero que todo ver por mis propios ojos si era la mayoría de la dirección la que definía que yo siguiera siendo jefe del Partido, pero además también para frente al colectivo escuchar los cuestionamientos del día anterior.

Desafortunadamente los camaradas que hacían los cuestionamientos no fueron a la reunión. Allí se me ratifica que la gran mayoría plantean que siga asumiendo la dirección del Partido y además me informan que se acordó convocar una reunión de la dirección en un futuro no lejano para aclararnos las distintas posiciones y cuestionamientos que pueda haber.

Allí agradecí la confianza y exprese algunas opiniones y en especial les dije que yo no tenía ningún problema en asumir, pero que se me aclarara jefe de qué tipo de partido iba a ser, si de verdad de un partido guiado por el centralismo democrático, donde lo que se acordaba por la mayoría se convertía en orientaciones sagradas para toda la militancia, o un partido donde cada cual define hacer lo que se le venga en gana.

Sinceramente me da pena que esto esté sucediendo en semejante coyuntura política, con un montón de dificultades. Los presos que no han salido, los proyectos no arrancan, los mal llamados disidentes jodiendo, algunos líderes que no asumen su papel como debe ser, los líos de las listas y un largo etcétera, pero a la par el espacio que se ha abierto para el nuevo partido, las grandes posibilidades de convertirlo en un partido de masas, etc.

Por todo eso planteé en la reunión la necesidad, por encima de las dificultades, de no parar el trabajo. En función de eso se conformaron las dos comisiones encargadas de restructurar el partido y de asumir el tema de los ETCR.

Estamos en un momento en que no podemos vacilar. Convoco a todos los que se mantengan firmes y dispuestos a sacar avante las conclusiones del Congreso, a por encima de las dificultades que tengamos, trabajemos en interés de mantenernos unidos, no podemos como revolucionarios dar cabida a quienes nos quieren ver atomizados.

Y hago un llamado sincero a los que no creen en este proceso, ni en los Acuerdos de La Habana, para que más bien se hagan a un lado y nos dejen trabajar a los que sí creemos en la capacidad de lucha de las masas colombianas para hacer realidad lo conseguido en la Mesa de Conversaciones. No me anima otra idea que un mejor futuro para nuestro pueblo.

Fraternalmente,

Timo»

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