Un grupo ideológicamente de izquierda, en el cual no hay un representante o defensor de las víctimas de la guerrilla. Algunos de sus miembros han declarado su admiración pública a las Farc, aprueban sus tácticas de esta guerrilla con los niños o han expresado su odio visceral al exPresidente Uribe. ¿Cuál es su imparcialidad?
La llamada «Comisión de la Verdad» apunta hacía un solo lado: está encaminada a recordar y dejar constancia de los horrorosos crímenes de los grupos paramilitares y las fuerzas del Estado, pero no destapará, de igual manera, las atrocidades inimaginables que cometió la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) contra la población civil indefensa, que durante más de cinco décadas, fue su víctima obligada en sus áreas de infuencia.
Será un Comisión sesgada ideologicamente que hará propaganda sobre los asesinatos repudiables de las Autodefensas, pero mirará de soslayo las barbaries de las Farc. Dejará un registro histórico que servirá como prueba para condenar a empresarios, políticos, civiles o agentes del Estado que hayan combatido a los rebeldes en las Cortes Internacionales. Sin descontar el odio visceral que sienten algunos de sus miembros por el exPresidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, por su lucha contra la guerrilla.
De la misma forma, dará pie para que la horda de ONG y colectivos de abogados de izquierda, a la que muchos de los integrantes de dicha Comisión pertenecieron, puedan seguir demandando a nuestra Nación como responsable de muchos crímenes, gracias a sus revelaciones que serán plasmada para la historia y mostradas como gran logro en países como Noruega, Suecia y afines.
Todo apunta a que las Farc son aquí las víctimas de los respectivos gobierno colombianos (excluyendo el de Juan Manuel Santos) y que cometieron sus centenas de actos de violencia motivados en su defensa contra la opresión del Estado.
Esto se deduce por la hoja de vida de la mayoría de sus integrantes y su clara militancia en la izquierda colombiana durante años. Lo cual no convierte a dicha Comisión en una entidad imparcial, como debería ser para contar la verdad cruda de las dos partes del conflicto de nuestro país, sin tapujos ni secretos para nadie.
Por eso, se puede afirmar que las miles de víctimas de la subversión no tienen en esa Comisión quien los represente o defienda.
Como es bien sabido los 11 integrantes de dicha Comisión de la «Verdad», elegidos por un Comité de Escogencia, también, claramente de izquierda, son: el sacerdote Francisco José de Roux Rengifo, Saúl Alonso Franco Agudelo, Lucía Victoria González Duque, Carlos Martín Beristain, Alejandra Miller Restrepo, Alfredo de la Cruz Molano Bravo, Carlos Guillermo Ospina Galvis, Marta Cecilia Ruiz Naranjo, María Ángela Salazar Murillo, María Patricia Tobón Yagarí y Alejandro Valencia Villa.
El Presidente de la Comisión es el padre jesuita Francisco José de Roux Rengifo, quien manejará todo el equipo.
Hay que recordar que esta Comisión fue creada como parte del Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las Farc en La Habana (Cuba), diseñada a conveniencia de la guerrilla para que esta firmara dicho pacto. Por eso, todo indica que los casos investigados serán selectivos. Los temas que involucren a la subversión serán serán los ya conocidos por la ciudadanía y que no se pueden ocultar.
La Comisión quedó integrada por seis hombres y cinco mujeres: Una indígena, un afrodescendientes, tres académicos, un militar, una periodista, una experta en arte y cultura, un español, y dos defensores de derechos humanos que fueron elegidos entre 208 personas que se postularon para este cargo, pero reiteramos que no hay ni una sola víctima de las Farc que defienda los derechos de esos miles de damnificados.
Los integrantes de la polémica Comisión
El padre jesuita Francisco De Roux Rengifo. Conocido por su dedicación en temas de construcción de paz, pero siempre buscando denunciar a los paramilitares y a las fuerzas del Estado. Es un claro simpatizante de la ideología de las Farc. Es amplia su trayectoria como director del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP), que emite estudios contra el paramilitarismo y la Fuerza Pública, pero jamás de la guerrilla. Fue testigo clave en los procesos de parapolitica, sobre todo, los que tenían que ver con su zona de influencia, el Magdalena Medio. También denunció al propio exPresidente Álvaro Uribe por suspuestos nexos con el paramilitarismo. Nunca será imparcial.
Alfredo Molano Bravo. Es un reconocido académico de izquierda que ha realizado durante años un gran trabajo periodístico, que hasta incluye libros, en el terreno con las víctimas, pero de los paramilitares y el Estado. Nunca se ocupó de los crímenes de las Farc, por el contrario alaba su práctica sobre el reclutamiento de menores, en una clara apología al delito. Basta mirar su artículo «Los Niños y la Guerra». Nunca será imparcial.
Martha Ruíz Naranjo. Es periodista, trabajó de planta en Semana y luego se convirtió en consejera editorial de esta revista oficialista. Sus artículos se caracterizan por un sesgo a favor de la guerrilla y en contra de los miembros de la Fuerza Pública. Fuerte detractora de los paramilitares. En el 2015 fue directora del portal Verdad Abierta, especializada en temas del conflicto armado y en el proceso de Justicia y Paz con los paramilitares. Según varios sectores del país, no es una comunicadora sesgada por su gran compromiso con la izquierda nacional. Se destaca por su odio visceral contra el exPresidente Álvaro Uribe, expresado, no sólo en sus notas de Semana, sino en su Twitter, donde dice que «Uribe da asco», según elexpediente.co. Nunca será imparcial.
Alejando Valencia Villa. Un hombre de izquierda. Defensor de los Derechos Humanos de las víctimas del Estado ya que fue abogado de la Comisión Andina de Juristas Seccional Colombiana (hoy Comisión Colombiana de Juristas), una reconocida ONG enemiga en los tribunales nacionales e internacionales de las Fuerza Pública colombiana. También fue consultor de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Bogotá, es decir es un hombre comprometido con el Acuerdo de Paz que impusieron las Farc. No es imparcial.
Lucía González Duque. Fue Asesora de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, es decir fue una ficha del Gobierno en el Acuerdo de La Habana, comprometida con el cumplimiento del mismo. Es una abierta admiradora y seguidora de los principios de las Farc. Así lo expresa abiertamente en su Twitter. Nunca será imparcial.
María Ángela Salazar Murillo. Es una representante de raza negra. Fue coordinadora de la Mesa Departamental de Víctimas del Conflicto Armado de Antioquia e integrante de la plataforma Iniciativa de las Mujeres por la Paz. Dicha mesa rechaza los actos brutales de los parmilitares y la Fuerza Pública en la zona, pero son pocos sus pronunciamientos sobre las Farc.
María Patricia Tobón Yagarí. Representante indígena del pueblo Embera. Abogada especializada en derecho constitucional, representa a las comunidades nativas desde la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC). Ha defendido a varias comunidades indígenas del Chocó. Trabajó con el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo y con la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento Forzado (Codhes), ambos de ideología de izquierda y simpatizantes de las Farc. El Colectivo es el más famoso enemigo juridico de los hombres de la Fuerza Pública en los tribunales nacionales e internacionales y ha hecho condenar a la Nación muchas veces por crímenes del Estado, pocas veces se ha pronunciado sobre los vejámenes de la guerrilla. No es imparcial.
Carlos Martín Beristain. Es español de izquierda. Fue perito para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en casos de violaciones de DDHH en Colombia, especialmente de los crímenes del Estado. Fue cuestionado en Ecuador en sus funciones como defensor de los derechos humanos.
Vale la pena aclarar que a los colombianos se les vendió inicialmente la idea de que el Acuerdo entre el Gobierno y las Farc era para que el subversivo dejara sus armas y revelara la verdad de sus crímenes, pero en el trancurso de las negociaciones de seis años en Cuba los ideólogos de la guerrilla transformaron el caso y convirtieron todo en un proceso para juzgar los crímenes de los paramilitares y de las fuerzas del Estado, pero no se habla de los atroces actos de los rebeldes.
