Alias “Yayita”, la apartamentera que detuvieron esta semana en el barrio San Jorge de la localidad Rafael Uribe Uribe de Bogotá, jamás calculó el poder de las redes sociales. Su vida que giraba en torno al cuidado de su cuerpo y a los millones de pesos que recaudaba con los robos a diferentes apartamentos en el norte y occidente de la ciudad ahora la tendrá que enfrentar tras las rejas. El modus operandi era sencillo. Conquistar con su imagen a muchos hombres que, desprevenidos, caían rendidos ante la tentación de una posible conquista. Desde hace siete meses la Policía de Bogotá la buscaba luego de verificar que había robado dos apartamentos en menos de 30 minutos. Según voceros de la entidad, hay decenas de mujeres, y hombres que se dedican a esta modalidad de robos, y ahora con las herramientas tecnológicas que ellos utilizan dejan unas huellas trazables para los expertos en seguimiento que permiten las capturas.
Las interceptaciones telefónicas sirvieron pero realmente la herramienta que permitió llegar a “Yayita” fue la red social Facebook. Publicaba constantemente fotografías muy llamativas de sus viajes, las compras que hacía e incluso llegó a posar en varias con muchos dólares y euros en sus manos. La cuenta de Facebook ya fue bloqueada. En todo momento “Yayita” desestimó el alcance que podrían tener esas publicaciones. Las redes sociales son poderosas herramientas que pueden tener información vital para cualquier investigación, y eventualmente múltiples finalidades. En este caso los datos funcionaron para capturar a un delincuente, y faltan muchos más que colaboran con bandas criminales.
Como bien dice la campaña del MinTIC sobre el uso responsable de las mismas: “En las redes sociales todos pueden saber cómo eres, qué haces, dónde vives y con quién vives”. Detrás de sus datos y fotos puede estar esculcando no solo “Yayita”, sino también pedófilos, violadores, ladrones financieros, dispuestos a pescar lo que se publique como elemento de su próximo botín. Los expertos en seguridad informática empresarial dicen que la gran premisa que los usuarios tienen en su mente, es que están conversando, chateando o interactuando virtualmente con la persona que aparece en la fotografía de la pantalla o celular, pero no necesariamente quien está al otro lado es quien uno piensa. En todo chat siempre hay que suponer que detrás de la máquina puede estar otro ser humano. Por ejemplo Tiger Woods fue suplantando por su esposa en los mensajes de texto a sus amantes.
El fenómeno de cómo se delatan los delincuentes es mundial. Hay varios ejemplos, que han sido compartidos por autoridades locales e internacionales. Un mexicano sicario del Cartel de los Templarios de Michoacán, en su afán de protagonismo, exhibió fotos con armas en una camioneta blindada con una persona amordazada en el puesto de atrás y el año pasado terminó en manos de las autoridades. El mafioso italiano que se escondió con éxito durante años en Londres para luego terminar publicando una foto en Facebook posando en el museo de Madame Tussaud con la estatua de cera del presidente de EE.UU., lo puso rápidamente tras las rejas. Alias “Rambo”, jefe de Los Rastrojos en el Valle del Cauca, fue capturado después de que su novia publicó una selfie con su escolta.
Las autoridades insisten en la importancia de denunciar los casos por más inverosímiles que parezcan. Seguro muchos hombres y mujeres han sido engañados por esquemas similares y es natural que sientan vergüenza de contar a sus familiares, amigos o a la misma Policía. El silencio sigue permitiendo el funcionamiento de las bandas. Tengan cuidado con lo que publican, sobre todo estén pendientes de lo que hacen sus hijos que muchas veces son fácilmente engañados en la red.
Ñapa: Es preocupante ver las astronómicas diferencias de los discursos de Nicolás Maduro y Barack Obama. Mientras EE.UU. busca soluciones macro y a largo plazo, con importantes decisiones diplomáticas, Venezuela va directo a la quiebra total y un inminente default.
