Por: mario arias gómez
Bogotá, D. C. 14 de enero de 2019
P
rimera-. Miles de guatemaltecos marcharon el sábado contra el intento del presidente, Jimmy Morales (49 años), de cerrar la acordada misión anticorrupción con la ONU, que pidió investigarlo por sospechas de finanzas ilegales en su campaña. Morales notificó el lunes pasado al organismo, el cierre prematuro de la citada Comisión Internacional Contra la Impunidad (Cicig), pese a su promesa de pedir su ampliación, 2019-2021, ente que opera desde 2007. En agosto pasado, se retractó y prohibió el regreso al país del jefe de la misión, el solvente exmagistrado colombiano, Iván Velásquez (foto-cabeza), que ha colaborado con la fiscalía en la investigación de casos de corrupción y crimen organizado. Oficina acusada por el Presidente, de sobrepasar sus funciones y cometer ilegalidades en sus imputaciones. Sin embargo, dos días después, la Corte de Constitucionalidad, máxima instancia judicial del país, frenó la decisión del gobernante, acusado de vulnerar el orden constitucional, al desobedecer varios fallos judiciales, entre ellos, el que lo obligó a permitir el ingreso de Velásquez.
“Rechazamos el gobierno de los corruptos” y “Estamos en contra de la impunidad” rezaban algunas pancartas exhibidas en la protesta contra los planes de Morales, cuestionados a su vez por la comunidad internacional. En la marcha de protesta, también se lanzaron consignas contra los grandes empresarios que tomaron partido en favor del gobernante derechista. En 2015, la Cicig en compañía de la fiscalía, reveló una red de fraude en las aduanas, que obligó a la renuncia del presidente Otto Pérez (2012-2015), señalado como cabecilla, medida el provocó un rechazo a los políticos tradicionales en favor de Morales, conocido por su larga carrera de comediante. En 2016, aparecieron involucrados, un hijo y un hermano, en una estafa, en un contrato de alimentos y un año después vino la solicitud de levantamiento de su inmunidad (de Morales) por sospechas -repito- de financiamiento electoral ilícito.
Segunda-. El ministro de Comunicación e Información de Venezuela, comentó la inesperada detención ayer del presidente de la Asamblea Nacional, por parte de los agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). «Un grupo de funcionarios policiales, de manera arbitraria, efectuó la detención del diputado Juan Guaidó (35 años). Queremos informar al pueblo de Venezuela que los funcionarios que se prestaron para eso, están siendo destituidos», afirmó el ministro Jorge Rodríguez.
La AN, había informado sobre la detención de Guaidó por el Sebin. Una hora más tarde, su esposa confirmó la liberación. Noticia que disparó la tensión en la hermana República. Guaidó, como líder del Parlamennto -opositor del presidente Nicolás Maduro, ‘Maburro’- declaró (en una confusa intervención), que asumía las competencias de la Presidencia de la República, porque consideraba que la toma de posesión de ‘Maburro’ ante el Tribunal Supremo de Justicia fue ilegítima. Ofreció convocar a elecciones, con todas las garantías democráticas, para lo cual requirió del apoyo de la ciudadanía, de las Fuerzas Armadas, de los países democráticos y de los grupos de presión internacionales. Brasil fue uno de los primeros en reconocerlo como presidente. Igual fue reconocido por el director de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, declaración tildada por el dictador, como un ‘show’ mediático, «para tratar de jugar a la desestabilización».
Los países del Grupo de Lima, condenaron -a su vez- la detención, que calificaron de «arbitraria». Colombia -por su parte- condenó vehementemente el secuestro, por unas horas, del presidente de la AN, agregando que era el único órgano legítimo, y constitucionalmente elegido en la vecina Venezuela, aprehensión perpetrada por la policía política del régimen, según un veloz comunicado (se le abona) expedido por la Cancillería, en el que precisó que, “rechaza toda acción que vaya en contra de la libertad, la seguridad y la integridad» de los miembros de la Asamblea Nacional.
Tercera-. Ante la atenta mirada de la alcaldesa de Barcelona, el senador norteamericano, Bernie Sanders (candidato en las elecciones primarias del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de 2016, en que compitió con la exprimera dama, Hillary Clinton- y el economista griego Yanis Varufakis, lanzaron en el estado norteamericano de Vermont, un movimiento global, con el objeto de abordar las instituciones internacionales, “para transformarlas desde dentro, nacionalizando recursos, combatiendo la austeridad y subiendo impuestos”, con la mira puesta, especialmente, sobre Europa. El movimiento -asociado a Sanders, que colabora con Podemos y abogados del entorno de Baltasar Garzón- según Varufakis, lleva tiempo gestándose: “Hace apenas unos años, muchos progresistas pensábamos que los partidos políticos, como los laboristas del Reino Unido y los demócratas de EE.UU., eran incapaces de redimirse. Pero los nuevos movimientos de base, luchan ahora para recuperar el control de esos mismos partidos, a nivel local, estatal y nacional”. En su peregrinación a Vermont -el feudo de Sanders-, los políticos de la nueva izquierda populista europea, se cruzan constantemente con Steve Bannon, baluarte ideológico del nuevo populismo nacionalista, que tras aupar a Donald Trump a la presidencia americana, lleva seis meses intentando consolidar una coalición de partidos ultraderechistas en Europa, unido al político nacionalista belga, Mischaël Modrikamen, coalición a la que invitaron a la ‘Liga italiana’, al ‘Frente Nacional’ francés y al recientemente florecido partido ‘Vox’ español. Sus objetivos compartidos, son: “El control de las fronteras, la inmigración y el islamismo radical”. La voluntad, es unir estas fuerzas -con olor a ‘alcanforina’ (que ahuyenta las cucarachas y las ratas)- con la mira puesta en las elecciones europeas de mayo.
Cuarta-. Crónica de un divorcio anunciado. La coalición entre el partido griego, ‘Coalición de la Izquierda Radical’ (SYRIZA), y el nacionalista de extrema derecha ‘Griegos Independientes’ terminó ayer -como se presagiaba-, cuando Alexis Tsipras (actual primer ministro de Grecia) aceptó la dimisión del Ministro de Defensa, Pános Kamenos, el líder de los ‘Griegos Independientes’, cuyo apoyo con el de su bancada de diputados, fue constante desde enero de 2015, lo que permitió gobernar a los radicales, lo que ha sido reconocido por el mandatario, que afirmó: “Durante cuatro años he tenido una cooperación honesta y sincera con Kamenos, consiente que proveníamos de distintas toldas (familias) políticas”. Recordó que, dicha cooperación, el país pudo adelantar los rescates y apoyar a los más débiles, mientras se abría el camino para la lucha contra la corrupción. Resaltó, enseguida, que había aceptado la renuncia de su socio de ayer, como la de los vice ministros y otros altos cargos del gobierno, asociados -y a nombre- de su partido. Destacó que su principal objetivo es restablecer -ahora- el papel y la posición internacional de Grecia y su papel de liderazgo en los Balcanes, señalando que el gran objetivo es garantizar que el país sea un pilar de estabilidad y seguridad en la región. Decisión esperada, ya que Kamenos, había declarado que no aceptaría el nombre de Macedonia, en cualquier reconocimiento oficial del nombre incorporado al país vecino, pues eran conocidos los fuertes desencuentros personales, con el Ministro de Exteriores, que preparó y negoció el ‘Tratado de Prespa’, quien finalmente dimitió, tras los ataques endilgados. Se espera que en el próximo voto de confianza, Tsipras, consiga los votos suficientes -180 de 300- de los distintos grupos parlamentarios, que de no obtenerlo -algo que se da por descontado- se convocarían a elecciones anticipadas. Kamenos reiteró al respecto, que miles de personas han perdido la vida por la Macedonia griega “y no pueden estar de acuerdo con el término Macedonia del Norte” (es decir que no votarían, ni aceptarían ningún nombre que incluya el nombre Macedonia. Punto).
Quinta-. Marine Le Pen, tras perder las elecciones presidenciales de 2017 en Francia, ha pescado en el río revuelto, agitado las últimas semanas, por los reflectivos ‘chalecos amarillos’. La revuelta de las clases medias empobrecidas, ha reforzado su opción electoral. Según los últimos sondeos, es la única líder que ha sacado réditos del insurreccional movimiento, apoyado por la extrema izquierda y la extrema derecha. En un momento de avances de nacionalismo y el populismo en la Unión Europea. Al grito de «¡Macron, dimisión!», centenares de miembros de Reagrupamiento Nacional, (RN) corearon ayer, en la sala de la Mutualité en París, tradicional lugar de reunión de la izquierda francesa, desde los años treinta. El mitin sirvió para presentar la candidatura de un militante de 23 años, como cabeza de lista para las elecciones europeas de mayo. Sirvió también, para evidenciar el descontento que ha colocado el país al borde de una grave e irreversible crisis política. Le Pen, dijo al término de la concentración. «En realidad, esta Francia de los olvidados, de la que tanto hablé en la campaña de las elecciones presidenciales, es la que se expresa hoy». Su condición de favorita en las elecciones europeas, se ha reforzado en las últimamente. Hoy obtendría, en torno a un 24%, frente a un 19%, del partido de Macron, ‘La República en marcha’ (LREM), según las encuestas más actualizadas. Otro sondeo publicado esta semana por ‘Le Figaro’, reveló que ella es la líder que más confianza suscita -25%- entre sus compatriotas. La llegada al poder en Italia, de la ‘Liga’ de Matteo Salvini, principal aliado internacional del RN, ha dado nuevo aire a la extrema derecha francesa, hasta hace poco, una excepción europea. Y, con los chalecos amarillos, Le Pen, ha retomado la iniciativa. Nicolas Bay, eurodiputado del RN, expresó: «Los franceses esperan que por fin el poder político defienda los intereses de los franceses y no el de las multinacionales».
Sobremesa
mario arias gómez*
