Preocupación por proyectos productivos posconflicto

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La muerte de nuestros campesinos en Tumaco, nos entristece e indigna a todos los colombianos, la conclusión que puede sacarse de esta masacre venga de donde vinieren las balas que cegaron sus vidas, es que la política antidrogas, y de erradicación de los cultivos ilícitos, ha sido un rotundo fracaso y lo seguirá siendo, si no se modifican los protocolos y corrigen las falencias que a todas luces se están presentando.

La amarga experiencia de Tumaco, nos enseña, que la erradicación de los cultivos ilícitos no puede hacerse sin programas de: inducción y motivación subsidiados, pero, sobre todo valorando el recurso humano frente a los diferentes potenciales de desarrollo.

Pretender hacerlo en forma desmotiovada, cuando son campesinos que llevan toda una vida haciéndolo por culpa del abandono del Estado, es atizar la hoguera y dar píe para que los varones del narcotráfico los acojan, fortaleciendo su producción, industrialización y comercialización.

Son miles los millones de pesos que a la fecha se han invertido en programas de investigación de proyectos posconflicto, pero, lamentablemente sin tener en cuenta los coeficientes sociales de desarrollo de cada una de las personas que vayan a ser vinculadas, razón por la cual los resultados no son nada satisfactorios.

Existe seria preocupación a todos los niveles de: gobierno, la sociedad civil, las Farc y demás estamentos de la vida nacional, puesto que los proyectos productivos aún no despegan, es claro que este punto forma parte de la agenda acordada en la mesa de la negociación en la Habana – Cuba.

Al fecha, tanto reinsertados como desplazados y los cultivadores de ilícitos, están a la espera, de cual, va a ser su futuro, puesto que todos son producto de la cesación de una guerra, que tuvo al pueblo colombiano al borde del colapso social, económico y político, por  más de cincuenta años.

Sobre este aspecto, hemos recalcado mucho a través de nuestras columnas, señalando caminos positivos; las recomendaciones siempre las hacemos con fundamente en investigaciones realizadas, teniendo en cuenta el recurso humano frente a los diferentes procesos de desarrollo.

No olvidemos que dentro de la etapa posconflicto hay más de diez millones de personas en calidad de: reinsertados, desplazados y cultivadores de ilícitos, esperando con ansiedad ser vinculados a alguna actividad de conformidad con las políticas y protocolos acordados en la mesa de negociación.

Hay algo que es muy importante para buscar la vinculación a proyectos productivos: es que son persona en su mayor parte con amplios conocimientos de cultivo de productos de pan coger, lo único que habría que hacer es vincularlos de manera efectiva para que continúen con sus labores agrícolas, cultivando productos que sean de ciclo corto, tengan mercado asegurado, con amplios canales de agroindustrialización, puesto que de lo contrario, la rentabilidad sería muy poca y los canales de comercialización restringidos.

Quienes están manejando la etapa posconflicto consecuencia del acuerdo de paz recientemente firmado, deben entender que tienen enorme responsabilidad por delante y que dada las circunstancias frente a los hechos que se han presentado, como en el caso de Tumaco y otras regiones; de continuar estas reyertas, se puede entrar en un estado de postración y desánimo como ya se avizora en algunas regiones.

Considero que frente a este tema, ha hecho falta más gestión y verdadero sentido común de las personas que manejan los programas, que en mi concepto personal los veo muy burocratizados, sobretodo, sin pleno conocimiento de causa entre lo que hacen y la visión futuro de lo que les espera a quienes están promocionado.

Las cooperativas agroindustriales, podrían ser la solución frente a tanta improvisación que se está presentando en tema tan delicado, que de no corregirse a tiempo los errores cometidos hasta la fecha, puede desencadenar en una reyerta social de incalculables consecuencias.

Son cientos los compradores nacionales e internacionales, que estarían dispuesto a iniciar procesos de compra de los productos de las organizaciones de reinsertados, desplazados y cultivadores de ilícitos, pero, lamentablemente las quejas son las de siempre: un despelote burocratizado de señor mío, que finalmente los potenciales compradores tienen que desistir, puesto que no existe organización básica que les permita afianzarse para poder legalizar las compras requeridas.

También es bueno advertir, que existen organizaciones comerciales del orden nacional e internacional, dispuestas a celebrar convenios con las organizaciones de: reinsertados, desplazados y cultivadores de ilícitos, bajo la modalidad de agricultura por contrato, pero, lamentablemente al ser indagados, manifiestan no haberlo podido hacer, puesto que no existe confianza alguna en las instituciones creadas para la etapa posconflicto.

Total que pilas señores del posconflicto, la paz que ha logrado firmarse, no es una cuerda de tire y afloje, deben existir términos de referencia precisos y colocar para cada programa a personas expertas para cada uno de los proyectos productivos que se pretendan desarrollar.

Nada de burócratas perfumados, ni de faldas bonitas, esta es una etapa donde hay que trabajar con verraquera y con pleno conocimiento de causa, si no queremos regresar a los tiempos nefastos de la violencia.

Por: Uriel Ortiz Soto

urielos@telmex.net.co 

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