El lamentable fallecimiento del Maestro Otto Morales Benítez en días pasados, comprende la muerte del último gran patriarca liberal colombiano del siglo pasado.
El maestro Morales Benítez fue una mente superior; este eximio Caldense de Riosucio es reconocido unánimemente como un patriota sin tacha, un pensador de gran calado y una inteligencia como pocas alientan aún en nuestra tierra. Alguien convencido de que la vida es una permanente creación y de que, para crear, hay que mantenerse perpetuamente en entrenamiento.
Para dar prueba de su extraordinaria capacidad intelectual dejo plasmados sus pensamientos en una obra escrita que consta de más de cien libros de biografías, tratados y su género predilecto el ensayo, donde trato temas versados en historia, jurisprudencia, literatura y sociología entre otros. Fue miembro activo de varias Academias, docente y conferencista de innumerables claustros académicos nacionales e internacionales.
Ejerció la política y el servicio público en su más puro sentido filosófico, en función y beneficio de la sociedad es decir del bien común, sin intereses individuales y mezquinos, me contaba su hijo y gran custodio de su obra Olimpo Morales, que Don Otto nunca quiso recibir su pensión por su ejercicio de cargos públicos pues consideraba que el servicio a la patria no debía ser retribuido económicamente pues él lo entendía como un deber patriótico, nada ni mínimamente parecido a lo que vivimos actualmente.
Me enorgullece que haya sido participe con muchas otras personas vinculadas a la Fundación Universitaria del Área Andina y con su hijo Olimpo director del Centro de Estudios Otto Morales Benítez CENTOTTO, de hacerle el más sentido y disfrutado homenaje por el Maestro; manifestado por el mismo y en vida como se deben hacer los homenajes; la creación de la Cátedra Otto Morales Benítez, la cual inicio hace más de ocho años buscando rescatar y dar a conocer diversos estudios efectuados por eminentes colombianos acerca de los temas expuestos en la obra por el Maestro Morales Benítez e incentivar a realizar otros mas, muchos de estos estudios corresponden a las intervenciones hechas por más de 56 ilustres compatriotas que han pasado por la cátedra.
Paz en su tumba y que siga resonando con aun más fuerza su contagiosa e inigualable risa a través de sus pensamientos y obras que el Maestro nos dejo.
Por Carlos Patricio Eastman Barona
