El Desastre de «Caregato» (Bolívar), producto de la Desidia y la Corrupción Oficial

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Por: Sixto Alfredo Pinto y Eduardo Padilla Hernández, presidente Redvigila.

Dicen los campesinos que el golero (gallinazo o zopilote) se apresura a hacer el nido cuando ya está lloviendo.

Eso mismo ha pasado con los administradores del Estado, que corren todos los años a tapar el boquete de “Caregato” cuando los habitantes de Ayapel (Córdoba) y La Mojana (Sucre), están con agua al cuello.

La comunidad pregunta:
– ¿Por qué no tapan la boca en el verano?

Y el mismo pueblo responde:
-Porque el invierno es la gallina de los huevos de oro de los corruptos; a estos les conviene mantenerla viva.

En este 2022, como en todos los años, en pleno invierno intentaron tapar la brecha de “Caregato”, pero la obra que este año tampoco ha funcionado, ha recibido inversiones superiores a los $20.000 millones, mientras los campesinos siguen padeciendo las millonarias pérdidas que han dejado estos trabajos que, en lugar de curar, han resultado peor que la enfermedad, pues la obra que buscaba evitar inundaciones en dos departamentos, quedó bajo el agua. Ahora la comunidad, parodiando la obra maestra de Rafael Escalona: La Creciente del Cesar, canta de manera sarcástica: “la albarrada que se ahogó por estar en corrupción”.

“Nosotros ya perdimos la cuenta de la mortandad de animales; la cifra asciende a más 3.000 animales muertos”, dijo Abel Contreras, habitante de Ayapel.

Son más de 100.000 damnificados en Córdoba y Sucre, el 80% de la población, la cual perdió todos sus cultivos por las inundaciones que se generaron a raíz del desbordamiento del río Cauca, a la altura del punto conocido como “Caregato”, que se encuentra ubicado en San Jacinto del Cauca, Bolívar.

El río Cauca es el segundo río más importante de Colombia. Nace cerca de la laguna del Buey en el Macizo Colombiano, específicamente en el parque nacional natural Puracé, en los límites entre los departamentos de Cauca y Huila.

En su recorrido entre las cordilleras Central y Occidental, el río Cauca pasa por más de 180 municipios en los departamentos de Cauca, Valle del Cauca, Risaralda, Caldas, Antioquia, Sucre y Bolívar, pero cuando se desborda afecta al municipio de Ayapel, en el departamento de Córdoba y la Mojana, en Sucre. Su cuenca hidrográfica es de aproximadamente 63.300 km². Es lugar de diversas actividades productivas. Sus afluentes son el río Nechí, La Vieja y río San Juan.

Por otro lado, el Proyecto Hidroeléctrico Hidroituango, que causó devastación ambiental, social y asesinatos de líderes sociales, se localiza sobre el río Cauca, en el llamado “Cañón del Cauca”, tramo en el cual este río, que nace en el sur del país, corre a través de profundos cañones y desciende unos 800 metros.

Uno de los propósitos de este embalse es la de regular las aguas del río Cauca para controlar las inundaciones, pero la realidad ha demostrado que no cumple con este propósito.

El desbordamiento del río Cauca no es un evento fortuito hidroclimático, sino un incidente generado por la salvaje intervención humana en él área aferente del río Cauca, precedente de su gran planicie aluvial conformada por suelos limoarcillados de origen Aluvial.

Este desastre se genera en la denominada boca de “Caregato”, por la cual salen del cauce primario del Cauca más de 500 M3 de agua por segundo, afectando toda La Mojana, más un 60% del territorio de Ayapel que está bajo el agua, desplazando y damnificando a más de 500 mil personas, cifra que supera al número de víctimas del conflicto armado.

CÓMO ENTRA HIDROITUANGO EN EL CASO? 

El problema se inicia como un colateral del llenado de Hidroituango, represa ubicada aguas arriba de Nechí y “Caregato”.

Este llenado abrupto, después del cierre de Hidroituango, prácticamente secó el lecho del río cauca, aguas abajo de la represa, el cual sólo recibía pequeños aportes hídricos de cauces secundarios que humedecían el lecho que mostraba un panorama de desastre ambiental sobre la ictiofauna ribereña, subsistencia económica de los pescadores nativos.

La minería ilegal aprovechó de una el secado del río para invadir su cauce con más de 100 retroexcavadoras y dragas que removieron los bancos, islotes y playones sedimentarios que conformaban el perímetro húmedo del río Cauca.

Esta remoción y relocalización del material suelto y degradado se convirtió en la gran carga de sedimentos que, en suspensión y como gabela de fondo, empezó a arrastrar el río Cauca.

Con el invierno consecutivo y su hidrograma de más de 2.500 M3, a una velocidad de casi 2 metros por segundo que transitaron por un cauce degenerado y conflictivo que cada año reclama sus derechos hidráulicos.

MAS DE 500 MIL  DAMNIFICADOS 

El gran volumen de agua mencionado se dispara a alta velocidad por una autopista desbaratada, generando corrientes secundarias y altamente erosivas, con líneas de corrientes indefinidas desquitándose de todo lo que habían desordenado las retroexcavadoras patrocinadas por la minería ilegal, cohonestadas por la ceguera del MinAmbiente Carlos Eduardo Correa y sus hijos de control ambiental de las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR), en detrimento de los derechos fundamentales de más de 500 mil Colombianos ganaderos y agricultores que están grabados por impuestos de catastro, patrimonio, salarios y parafiscales de los empleadores del campo que son obligantes y que hoy juiciosamente reclaman por la atención del Estado, para la solución integral del conflicto Hidráulico.

El río Cauca se venga así de las puñaladas reiterativas en su cauce y busca su nuevo equilibrio hidráulico en el tramo Nechí, hasta el meandro de “Caregato” y su estabilidad aguas abajo.

Fue tan descarada la intervención burocrática que hasta le cambiaron el curso a la desembocadura del río Nechí, en las narices de todas las autoridades civiles y ambientales, que hoy se hacen de la vista gorda ante el resultado de la gran inundación que vomitó la boca de «Caregato», que se abrió por el rompimiento de la cara externa de la primera curva de este meandro (una ondulación marcada en la trayectoria lineal de un río).

UN PALEATIVO QUE NO FUNCIONÓ

En los meses de enero y febrero de 2022 optaron por la instalación de bolsones de protección y estabilización en ese sector del cauce, los cuales no resistieron el embate de las aguas a velocidades de 2 metros por segundo, que erosionaron su anclaje y los desplazaron, permeando la boca y su hidrodinámica de crecimiento, por las nuevas líneas de corriente inducidas y sin control alguno e inundando todo el valle aluvial aguas abajo.

Este llenado del Embalse, aguas arriba de Nechí, prácticamente secó el cauce del río Cauca aguas abajo y permitió que maquinarias pesadas removieran las barras y bancos de depósitos sedimentarios en ejercicio de minería ilegal, adicional al daño ecológico en su ictiofauna (conjunto de especies de peces que existen en una determinada región biogeográfica).

Foto: eluniversal.com

Después de evaluar los procesos Hidrogeomorfológicos ocurridos en los últimos 5 años en el sector de la planicie de inundación del río Cauca, aguas abajo de Nechí, hasta el meandro de «Caregato», mediante aerofotos e interpretación geotécnica, la Asociación Colombiana de Veedurías Ciudadanas (Redvigila) encuentra que el proceso de falla de la boca de “Caregato” es un colateral del llenado de Hidroituango que, evidentemente, fue abrupto.

Este cambio en la sección hidráulica del río, más el aporte rectificado del río Nechí, desbalancearon el débil equilibrio hidráulico del tránsito de sus avenidas en dicha llanura aluvial vecina de Nechí.

Fue así como se formaron nuevas líneas de corrientes que aceleraron el agua antes del meandro de “Caregato”, de tal manera que, al chocar con la primera curva, la inestabiliza y erosiona, abriendo una boca dinámica de más de 250 ml que ha inundado todo el sector vecino de La Mojana sucreña, playones contiguos y un extenso sector del municipio de Ayapel.

LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA

Expuesto el motivo hídrico de las macroinundaciones, ¿cuál es la solución?

El Estado escoge la alternativa más viable para cerrar la boca y nosotros (la Veeduría), verificaremos el proceso licitatorio respectivo y las características técnicas durante el período de construcción, vigilando la correcta inversión de los recursos y calidad de las obras, con cumplimiento del cronograma de trabajos para que los recursos de la Nación no se ahoguen en la boca de “Caregato”.

Proponemos un terraplén de protección estabilizado con pilotes que se tomará mínimo un año de construcción, dependiendo del régimen de invierno, del hidrograma del río y siempre expuesto a su erosión.

Concluyendo, pues, diremos que a los ingenieros les quedó grande tapar la abertura del boquete de “Caregato”, que ya alcanza casi un kilómetro de ancho. Y nada que llega la ayuda estatal a las 500 mil personas damnificadas.

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Sixto Alfredo Pinto
Sixto Alfredo Pinto

Director de La Otra Cara. Investigador, Periodista y Escritor.


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