Uber vs. Taxi: sin Dios ni Ley

Uber vs. Taxi: sin Dios ni Ley

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Cuando un usuario de taxi francés va desde el aeropuerto internacional Charles de Gaulle hasta algún barrio de París, la carrera, dependiendo de la hora y tráfico, puede oscilar entre 49 euros hasta más de 100 euros. En otras grandes capitales del planeta sucede lo mismo. El servicio de taxi no tiene los costos marginales que se volvieron normales en nuestro país. Colombia es un mercado atípico. El precio bajo es apenas una de las variables de nuestra realidad. Los perversos “cupos” y otra serie de irregularidades de contratación laboral, hacen parte de una cadena de errores que hacen inviable el negocio de taxis tal como existe hoy. Cuando llegó la competencia de nuevas tecnologías, los taxistas colombianos entraron a una lógica económica que no es la de los bienes y servicios tradicionales.

Por lo general en una industria cuando llegan nuevos competidores, una de las estrategias para tratar de ganar participación de mercado es bajar los precios. En el caso de Uber llega con un aumento de precios. Los usuarios del mercado privilegiaron el servicio y la calidad. El taxista promedio colombiano perdió competitividad en una variable difícil de subsanar. La gente quiere y puede pagar más por un servicio de mayor calidad. El mercado cambió.

En la Universidad Externado en Bogotá, en conjunto con la ONG mexicana CTS Embarq se realizó el primer Foro de Movilidad Colaborativa, con la participación de expertos, representantes del sector y la academia. Al inicio, una conferencia sobre la situación actual de las herramientas de la movilidad colaborativa y sus impactos, en la que Fernando Páez, director de Embarq, presentó un estado del arte de la situación actual, ilustrando con cifras y ejemplos lo que está pasando hoy en el mundo. Luego expuso Timothy Papandreou, director de Planeación Estratégica de la Autoridad de Transporte Metropolitano de la ciudad de San Francisco (Sfmta), explicando el concepto de movilidad colaborativa a nivel global aportando su experiencia, en uno de los sistemas de transporte público mejor calificados del mundo.

En seguida se tocó un tema trascendental y es el análisis sobre el impacto de la movilidad en la ciudades, por parte del Director de Observatics, Observatorio de Sociedad, Gobierno y Tecnologías de Información de la Universidad Externado, Marco Peres. Al final en un panel de discusión, donde se propuso el objetivo de encontrar puntos en común, expusieron sus inquietudes los representantes de varias compañías de las nuevas tecnologías: Uber, Tripda, Blablacar  y Fuímonos. Todas las charlas fueron interesantes y dejan el material básico para que el gobierno nacional tome las conclusiones y comience a trabajar aceleradamente en la reglamentación de esta problemática que se volvió innegable en el mercado. La lógica indica que todo Uber debería poder ser taxi, y todo taxi, si quiere podría volverse Uber. Así de fácil, así de lógico. Hay mercado para todos.

La ministra de transporte Natalia Abello, hace pocos días  en uno de nuestros Inside de La República, se comprometió a tener la reglamentación en los próximos 150 días, es decir para final de este año 2015. La verdad el gobierno le faltó firmeza en el tema y se dejó manosear de los gremios de taxistas. Uldarico tomó el control de la negociación con amenazas, chantajes y extorsiones simbólicas y ahora tenemos un mercado que está atrasado en regulación con respecto a los avances de tecnología.

Como siempre la ley va lejos y atrás de las innovaciones. Si Uldarico fuera el representante de las empresas de venta de televisores, mandaría a declarar ilegal a Netflix, o si fuera vocero de las empresas de telefonía trataría de bloquear WhatsApp. Lo que hace falta es un cambio de mentalidad. Los usuarios ya lo hicieron. Si no se adaptan a los cambios y dejan de pensar como mafiosos, la fuerza de la tecnología los va a seguir debilitando. Los mercados son implacables y terminan imponiendo nuevas realidades.

El Espectador

Por Jorge Hernán Peláez

Tomado de la República

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