Por Carlos A. Gomescasseres Vergara.
Consultor Empresarial Gestor Público
@conferenciascarlosa
“Los contrarios en una contradicción forman una unidad a la vez que luchan entre sí, lo cual impulsa el movimiento y el cambio en las cosas. En todas partes existen contradicciones…” Mao Tse Tung.
Los sistemas sociales en la actualidad enfrentan condiciones sectarias muy difíciles y complejas, como consecuencia de la crisis político-económica, derivada de modelos económicos excesivos y siempre al límite.
Las Escuelas de pensamiento económico y político, bien llamadas capitalismo y comunismo-socialismo, marcan una rivalidad endógena a lo largo de los años, la cual se centra principalmente en la igualdad y el papel del estado en las variables socioeconómicas. Los socialistas profesan, que la desigualdad económica es proterva para la sociedad, y responsabiliza al gobierno de la disminución de esta inconstante social, por lo cual obliga al estado a disminuirlas, a través de la implementación de programas como la salud subsidiada, la educación pública gratuita, la seguridad social para los jubilados, el subsidio de los servicios públicos, planifica y organiza empresas para regularlas, que garanticen la imparcialidad, y demás programas para el beneficio de la sociedad en general.
La República Popular China es el país de la vanguardia comunista-socialista, después de la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), pero paradójicamente, en su gobernanza utiliza diversos mecanismos de un mercado financiero de un modelo capitalista, como los siguientesː produce semanalmente dos multimillonarios; aprueba la ley que protege la propiedad privada; abrió la economía; combina el libre mercado con la dictadura; tiene un sistema económico mixto; se convirtió en la gran maquila de las grandes multinacionales de países capitalistas; posee su propio fondo de inversión; creó su banca multilateral; compra bonos de deuda pública de gobiernos extranjeros, y ha adquirido acciones de empresas de otros países, ejerciendo un capitalismo de estado, y de acuerdo a la imagen que proyecta, convertida en una dictadura tecnocrática.
El sistema capitalista fomenta la premisa ideológicamente, que el gobierno no es un buen administrador de los recursos económicos, y no posee la eficiencia suficiente del sector privado, por resultante, es necesario para el sostén de la economía, que los medios de producción sean de propiedad privada con fines de lucro, centrados en el capital como su objetivo principal, que generará clases socioeconómicas específicas, admite la movilidad social, promueve el libre mercado y la libre competencia, defiende la libertad de empresa, asociación, y su principio básico de la economía de mercado la ley de oferta-demanda.
Los Estados Unidos de América, como primera potencia y emblema del capitalismo mundial, intrínsecamente en sus procesos socioeconómicos, “ejerce doctrinas socialistas”, como por ejemplo, su sistema laboral y financiero, combina funciones de ambos, con su sistema laborista de contratación de personal por horas, la coerción, la dominación y el control del gobierno, a través del sistema financiero, estructurado para la condición sine qua non, de que cualquier movimiento económico personal y de empresa se realice a través de este medio.
El sistema financiero está programado para enriquecer al estado, por eso es que las crisis financieras, casi siempre han sido asumidas por los particulares, como es el caso de la quiebra del banco Lehman Brothers; y en el caso contrario la intervención política de empresas, en avatares empresariales de empresas en crisis son de interés del estado, se salvan con dineros de los contribuyentes, como el caso de la Corporación Multinacional estadounidense de finanzas y seguros American International Group (AIG) privatiza beneficios y socializa perdidas; de allí la frase en inglésː too big to fail “demasiado grande para quebrar.”
La necesidad básica de la sociedad, que es la vivienda, está determinada por créditos hipotecarios que inflan el valor del bien por su condición obligada, con opciones definidas, donde el alquiler de un bien inmueble no compite tributariamente con la compra que en muchas ocasiones es más bajo, y en función de tiempo mínimo treinta años, con una desviación estándar de dos refinanciaciones, que lo aumentan aproximadamente diez años más del plazo inicial, y además, la disminución del plazo depende aleatoriamente del cálculo actuarial de la expectativa de vida.
El socialismo empresarial de empresas que viven y dependen solamente del estado, no compiten en sus mercados, con legislación especial para proteger algunos sectores de la economía como el agrícola, previniendo el libre mercado, y mejores condiciones para competir generando dumping internacional. Por lo anterior se está haciendo realidad la predicción de un expresidente de Los Estados Unidos de América “El pueblo estadounidense nunca adoptará a sabiendas el socialismo, pero bajo el nombre de liberalismo, adoptará cada fragmento del programa socialista, hasta que un día Estados Unidos será un país socialista sin llegar a saber cómo sucedió.” Ronald Reagan.
A medida que pasan los tiempos, las corrientes y conceptos políticos socioeconómicos, o capitalismo-socialismo, son más inestables, y han dejado de ser definitivos y categóricos, ejerciendo funciones dinámicas en el transcurso de cada momento histórico del desarrollo país, modificando sus contenidos por causa del sistema financiero, y del libre comercio mundial. La bipolaridad los va a llevar al momento histórico donde no exista distinguió de identidad e ideología, sin saber en qué sistema funcionan, convirtiéndose en una lucha convergente de la concepción del ser humano, y en un modelo socialista-democrático.
Ambos sistemas en medio de la decadencia, por un lado, el capitalismo sin control, que ha causado el aumento de la brecha social y económica, la concentración del ingreso en unos pocos y al incremento de la pobreza y la proliferación de oligopolios y los monopolios empresariales.
Por otro lado, el socialismo con el colapso económico y los malos resultados económicos, el estancamiento en la producción agrícola e industrial, el bajo rendimiento del trabajo en las inversiones, la disolución de la URSS, la violación de los derechos humanos y el aumento del precio del Petróleo. A lo anterior se suma el debilitamiento y pérdida de prestigio de la función empresarial, no por el agotamiento de las oportunidades de inversión, sino por el desánimo generalizado de aprovecharlas, debido al deterioro de la confianza estado, que suscita una fiscalidad predadora e incierta, cuando no, al temor de la expropiación pura y simple, por un gobierno autoritario, cuya probabilidad es cada vez más grande.
El “capitalismo-socialismo” es una fuerza cóncava y convexa, sostenida por las causas extremas negativas, que se reflejan en la otra positivamente y viceversa, y la relación fundamentalista las fortalece, que al final se dan vida. “La sabiduría consiste en perseguir los mejores fines con los mejores medios.” Francis Hutchenson.