Los últimos cuatro años de administración del Gobernador del Magdalena, Luis Miguel Cotes Habeych, no solo han servido para reencauchar a los varones condenados de la parapolítica, con quien han recobrado todo el poder burocrático, sino que además a lo largo de estos años también se han logrado hacer intocables los verdaderos capos del poder político del departamento.
No es un hecho desconocido que sobre todas las decisiones de la Gobernación del Magdalena, dígase contratos, acuerdos políticos, candidaturas, etc. la última palabra la tiene el papá del Gobernador -conocido como el “conejo” o el “verdadero Gobernador”- Álvaro Cotes Vives y que las discusiones sobre estas decisiones se hacen en el apartamento personal del tío parapolítico del Gobernador, José Francisco Zuñiga Riascos -Chico Zuñiga.
Las denuncias y confesiones de los ex jefes paramilitares en los que relacionan a Cotes Vives (El “verdadero Gobernador”) y a su cuñado Chico Zuñiga no solo se han conocido en los medios locales del Magdalena sino en las audiencias de justicia y paz. Respecto de todas ellas se ha ordenado traslados a la justicia ordinaria pero como se ha hecho costumbre por estos lares, nada pasa.
En cambio se ven a estas mismas autoridades, a poderosos políticos nacionales y a miembros del Gobierno Nacional compartir manteles en clubes sociales y se les escucha incluso a muchos de ellos loarlos y vitorearlos como hombres de bien dignos de ser emulados por los hijos del Magdalena.
Nada raro en una región donde al parecer para lograr un aval es necesario tener prontuario o un padrino que así lo exhiba; quedando la sensación en el Magdalena que pendejo es quien no delinque. Gracias a la inercia de una autoridad cómplice que patenta aquello de que el crimen sí paga.
Confesiones contra “Chico” Zuñiga
El 10 de diciembre de 2013 el ex jefe paramilitar del comando sicarial “La Urbana”, Edgar Ochoa Ballesteros –alias Morrocoyo-, perteneciente al Bloque Resistencia Tayrona comandada por Hernán Giraldo no sólo confesó, en medio de una audiencia de Justicia y Paz, una serie de asesinatos selectivos sino que señaló como determinador de los mismos a José Francisco Zuñiga Riascos -Chico Zuñiga- hoy condenado por parapolítica.
De acuerdo a las declaraciones de Ochoa Ballesteros en una instalación militar Zuñiga Riascos entregó una lista de once personas con fotografía que debían ser asesinadas y de las cuales seis fueron ultimadas. Participación que según informes recogidos en la Fiscalía General no hicieron parte del expediente de parapolítica por el que fue condenado. Pero del famoso traslado a la justicia ordinaria y su investigación, nada. (Ver VIDEO CHICO ZUÑIGA: http://youtu.be/QymlpUVOqMY)
Confesiones contra “el verdadero gobernador” Cotes
El 19 de diciembre de 2014, el mismo Ochoa Ballesteros, en una declaración radial, igualmente aportada a la Fiscalía General de la Nación, contó los por menores de la relación y participación de Álvaro Cotes Vives con el Bloque Resistencia Tayrona. Del regalo de una subametralladora a Giraldo y las reuniones continuas con este comando sicarial en un edificio en el mercado público de Santa Marta. Fortín paramilitar de la época.
Conforme a las declaraciones de alias Morrocoyo, Cotes Vives, no solo es muy conocido por los miembros de la organización paramilitar sino que además lo califica como el más antigüo parapolítico y colaborador de esa organización. Pero de esta investigación igualmente nada pasa. (Ver VIDEO ÁLVARO COTES:http://youtu.be/Ip7T0RqbIZk)
La Gobernación del Magdalena hoy es una poderosa organización económica y electoral dominada por estos dos “capos” que han sostenido a su pequeño “Corleone” en el poder logrando legitimarse en las esferas del poder nacional y que aspiran mantener la continuidad de esta “mafia” con el apoyo de Cambio Radical pretendiendo elegir en octubre próximo a la esposa y hermana de éstos, respectivamente.
Por Alejandro Arias
MIEMBRO DE LA FUNDACIÓN PARA LA PRENSA LIBRE
La Sección LA CARA CIUDADANA, un espacio donde nuestros colaboradores y lectores escriben sus artículos y no refleja o compromete el pensamiento ni la opinión de La Otra Cara
