Por: Eduardo Padilla Hernández, abogado, presidente de Redvigila.
El país requiere, justamente, una constituyente. Yo tengo mis concepciones liberales, fundadas en la democracia. Creo en la libertad, en la igualdad, en la fraternidad. Estos principios de la revolución francesa han sido inculcados en mi vida desde muy niño, por parte de mi padre que los hizo extensivos a toda mi familia.
¿Qué representa la libertad?
¿Qué constituye la igualdad?
¿Qué significa vivir en fraternidad?
Estos interrogantes deberían constreñir a la sociedad colombiana. Yo, particularmente, creo que Colombia, como diría Álvaro Gómez Hurtado, tiene que ser refundada. Esa es la única manera, como concretamente entiendo que puede generarse una transformación, una revolución pacífica, que obligue a que los hombres y pueblos practiquen los principios mencionados.
He luchado toda mi vida contra esa corrupción que hoy más que nunca zarandea nuestra nación, pero no es por el Gobierno actual, sino porque la corrupción está empotrada en los organismos de control:
Hay corrupción en la Contraloría General, en algunos funcionarios de la Fiscalía y demás estamentos del Estado, socavando todas las esferas de la sociedad. De hecho, hay fiscales presos.
Hay corrupción en la Procuraduría, ¡por supuesto que la hay!, pues el hecho de que altos funcionarios de la Fiscalía nombren a sus familiares en los diferentes departamentos del país, significa que esa conducta viola la Constitución y la Ley. ¡Eso es corrupción!
Es corrupción que los defensores del pueblo les agradezcan los favores a los parlamentarios, nombrándole a sus mejores amigos en la Defensoría. Es corrupción que no practiquen la meritocracia.
Aclaro que sí se puede ayudar a un recomendado, ¡pero que tenga méritos!
Es evidente que hay corrupción en los Organismos de Control, porque, por ejemplo, al procurador lo elige el Senado de la República.
Una de las formas, pienso yo, de despolitizar la justicia y los organismos de control, es implementando la elección popular del fiscal, del contralor y del procurador.
No podemos decir que la corrupción es de la derecha, que la corrupción es de la izquierda. La corrupción como virus, como plaga, tiene vida propia, se autoalimenta, se auto sostiene en todas las esferas gubernamentales. ¡No respeta ningún sistema! La corrupción es sumamente peligrosa, porque tiene tres objetivos macabros: Destruir, robar y matar.
“El corrupto es capaz de quemar toda su nación para empezar a gobernar desde las cenizas”.
Señor ciudadano, si a usted le proponen una tentación corrupta, y le dicen que usted va a pasar de pobre a millonario, ¡ábrase de ahí, porque su vida corre peligro, mi hermano!
Mire, al corrupto no le importa la vida de usted, señor. A él sólo le interesa llenar de dinero el costal sin fondo de su codicia. Al corrupto no le importa matar a su padre y a su tío, para quedarse con la fortuna de ellos. Al corrupto no le importa poner a su madre y a sus hijos para que ellos realicen el trabajo sucio. El corrupto es tan tenaz, que cuando la nación no tiene reservas en oro, emite dinero falso.
Las termitas de la corrupción han socavado de tal manera el edificio Colombia, que la estructura ya está a punto de implosionar a causa del Armagedón político. La fachada del edificio Colombia (así le decía Jaime Garzón) uno la ve muy linda, pero el interior de este inmueble presenta una situación catastrófica. Nos damos cuenta que es inminente la destrucción total generada por el comején de la corrupción.
Nosotros encontramos destellos de corrupción desde los griegos, los romanos, desde la edad media en Francia, en la época modernista, etc. En todos los períodos de la historia ha habido corrupción. Pero los países, los gobernantes, tienen que ponerle freno a los corruptos y crear mecanismos para salvar a la sociedad de ese flagelo.
Mientras los organismos de control no sean escogidos directamente por el pueblo (elección popular), cada funcionario que los dirija llega maniatado por la corrupción y encadenado por los compromisos ilegales.
EN RESUMEN
– La corrupción es un problema sistémico que afecta a todos los niveles de la sociedad y no puede atribuirse solo a un partido político o grupo.
– La elección popular de los organismos de control, como la Fiscalía, la Contraloría y la Procuraduría, podría ayudar a despolitizar la justicia y reducir la corrupción.
– La corrupción tiene consecuencias graves, como la destrucción de la confianza en las instituciones, la pérdida de recursos y la violencia.
– Es necesario crear mecanismos efectivos para prevenir y castigar la corrupción, y para proteger a los ciudadanos de sus efectos.
– La corrupción ha afectado a la sociedad colombiana, en casos de soborno, nepotismo y malversación de fondos.
– Destaco la importancia de la participación ciudadana y la transparencia en la lucha contra la corrupción.
– En caso de celebrarse la constituyente, propongo la creación de una autoridad independiente, imparcial, para investigar y castigar la corrupción.