Por: Eduardo Padilla Hernández.
El médico griego Hipócrates, que nació en la ciudad de Cos, situada en una isla del mar Egeo en 460 a. C. y falleció en Tesalia en 370 a. C), es considerado el fundador de la Escuela Hipocrática, a la cual se le atribuye la creación del “Juramento hipocrático”, que resume algunos principios éticos que guían al médico durante el ejercicio de su profesión.
El juramento hipocrático es un texto ético que recoge las obligaciones morales de los médicos para con sus pacientes, con el objetivo de orientarlos en su labor profesional.
EL JURAMENTO DICE:
“Como miembro de la profesión médica, prometo solemnemente:
-Dedicar mi vida al servicio de la humanidad.
-Velar por la salud y el bienestar de mis pacientes.
-Respetar la autonomía y la dignidad de mis pacientes.
-Velar con el máximo respeto por la vida humana.
-No permitir que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes;
-Guardar y respetar los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes.
-Ejercer mi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica.
-Promover el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica.
-Otorgar a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen.
-No daré ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso, y del mismo modo, tampoco a ninguna mujer daré droga abortiva”.
-Aconsejaré e infundiré ánimo a mis pacientes en todos sus esfuerzos por mejorar su propia salud. Dentro de mi profesión, pondré todos los medios a mi alcance para mejorar la calidad de la atención médica y para fortalecer la salud pública.
-Compartir mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud;
-Cuidar de mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto nivel;
-No emplear mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza.
-Compartiré mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud.
-Hago esta promesa solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor”.
Hipócrates fue el primero en recopilar de manera organizada los síntomas de los pacientes para elaborar diagnósticos a partir de ellos, práctica que le permitía predecir el curso de las enfermedades. Este principio constituye la práctica de la medicina preventiva que tanta falta le hace a nuestro país.
Reconoció, sin embargo, que la medicina es un arma de doble filo, pues se podría violar fácilmente esta ética ya que los médicos no tienen sólo el poder para curar sino también para matar.
Un análisis sistemático del juramento hipocrático permite destacar sus numerosos valores, entre ellos el respeto por la vida humana y por la dignidad del hombre, así como la gratitud, compasión, justicia, honestidad, humildad, integridad y confidencialidad.
Tiene un contenido de carácter ético porque orienta al médico en la práctica de su profesión de manera correcta.
En Colombia la Ley 100 convirtió la medicina en un negocio, donde los pacientes son tratados como objetos desechables a los cuales se les viola el derecho a la salud.
Afortunadamente, en la administración del presidente Petro, con Carolina Corcho como ministra de Salud, esta profesión se va a reivindicar, sobre todo con el programa de salud preventiva que el Estado va a poner en marcha, para bien de todos los colombianos.