Por Julián Labrador.
Es difícil encontrar otra razón para entender su texto en el que supura ponzoña y presenta un futuro apocalíptico, de acuerdo a la utopía socialista que acostumbra promover.
Duzán esta vez escogió el peor tipo de veneno. El que impulsa un odio visceral contra alguien que ayuda en poca o mucha medida al país durante una crisis sin precedente en nuestra historia.
La donación de 80 mil millones de pesos que hizo Luis Carlos Sarmiento al país le pareció muy poca cosa a la “periodista” por el hecho de que “la donación equivale a tan solo el 0,22 por ciento de su patrimonio”, de acuerdo a unos datos que atribuye a Forbes en su columna.
Este es el peor de los cócteles: la cretina costumbre de los socialistas de querer disponer del dinero de los otros y el menosprecio a una bienvenida muestra de solidaridad.
Espero que todos los colombianos, contrario al desprecio que propone Duzán al espíritu solidario, puedan y deseen donar el 0,22% o el 0,1% de su patrimonio, de su sueldo o de cualquier cosa. Eso haría una tremenda diferencia. Créanlo. El presidente Iván Duque lo dijo mejor: “Es momento de solidaridad y unión. Todos juntos vamos a salir adelante”.
Y a propósito del presidente, Duzán no pudo evitar rociarlo con su toxina, fiel a sus convicciones. Es necesario tener siempre en cuenta que para los socialistas no importan las muertes, no importan los contagiados, no importa el sacrificio. Importa que al presidente Duque le vaya mal. Así que, con todo su “optimismo”, Duzán vaticinó que los índices de popularidad del mandatario caerán tanto como el ingreso de los colombianos. “De ese tamaño va a ser su caída”, escribió.
No tengo acceso a la proverbial bola de cristal. Pero Duzán tampoco lo tiene. Lo cierto es que en el único sondeo que se conoce sobre la gestión de los gobernantes durante la pandemia, el presidente Duque alcanzó casi 70% de aprobación. Un salto de cerca de 40 puntos frente a lo que venía registrando su imagen favorable en anteriores encuestas. Claro, esto no lo reportó ningún medio tradicional que en su mayoría tituló convenientemente que Claudia López le “había ganado” al Presidente.
Duzán redondeó el tono mortuorio de su columna afirmando que después de la pandemia los colombianos no nos vamos a volver solidarios, que el mundo tampoco será un lugar mejor y que los bancos, a los que los socialistas en Colombia insisten peligrosamente en presentar como los nacionales socialistas alemanes presentaban a los judíos, aumentarán su control sobre el país.
Una predicción oscura, propia de quienes ansían el caos, la desesperanza y la muerte, y que tal vez comienzan a ver con angustia que Colombia saldrá fortalecida y con un empuje histórico de la mano de un liderazgo que no será inferior al desafío.
María Jimena Dúzan está desesperada.
P.D: Dice Duzán en la columna que “Ni Donald Trump se va a volver defensor del medioambiente”. Esta premisa no la argumenta. La Agencia Internacional de Energía reportó a comienzos del 2020 que Estados Unidos fue el país que más recortó emisiones en el 2019 y que ha tenido la reducción más significativa de cualquier país desde el 2000.
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