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Del Catatumbo al Guaviare: ¿improvisación o estrategia?

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Por: José Félix Lafaurie Rivera

Del Catatumbo al Guaviare hay una línea de vecindad que realmente inicia en La Guajira y el César, pasa por Norte de Santander, Arauca, Meta y Casanare hasta el Guaviare, solo interrumpida por 17 km de frontera de Boyacá con Venezuela, que los elenos se brincaron fácil por el vecino país para llevar desde Arauca los refuerzos que causaron en el Catatumbo la peor crisis humanitaria en años.

Esa línea de vecindad que, con Caquetá y Putumayo, se extiende desde la cordillera oriental hacia la Orinoquía y la Amazonía, es también un cordón de narcotráfico y grupos armados ilegales; es la “Colombia profunda”, tanto que a esas profundidades no llega el Estado, pero sí el narcoterrorismo que lo suplanta; todo ello en el marco de una “Paz total” que agoniza por falta de voluntad interesada de los bandidos, pero también por decisiones desacertadas del Gobierno.

¿Qué pasa en el Catatumbo? Una guerra a muerte por control territorial entre el ELN y el “Frente 33”, que hace parte de un nuevo engendro narcoterrorista, el Estado Mayor de Bloques y Frente, EMBF, al mando de alias “Calarcá”, a su vez disidencia reciente del Estado Mayor Central, EMC, de alias “Mordisco”.

En ese contexto, el Gobierno suspendió negociaciones con el ELN, pero las continuó con el EMBF, y aunque ninguno de los dos es una mansa paloma, el Gobierno tomó partido, quizás para esconder el derrumbe de la Paz total. Igualmente, aunque no prorrogó el cese al fuego vigente con el EMBF hasta el 15 de abril, sacó de la manga el Decreto 448 del 17 de abril, que suspende operaciones ofensivas del Ejército y la Policía Nacional contra el EMBF, para facilitar el traslado hacia “zonas de ubicación”.

“Ahí fue Troya”. En una amenazante carta vestida de cortesía, el EMBF rechaza la suspensión del cese al fuego, le espeta al Gobierno que nunca se discutieron zonas de ubicación, salvo para el Catatumbo, y lo invita a crear un mecanismo de verificación y a reanudar negociaciones. Algo similar sucedió con el ELN en diciembre de 2022, cuando se decretó un cese al fuego no acordado en la Mesa. ¿Improvisación o estrategia?

Pero hay más. A raíz de la crisis humanitaria, que suma 65.000 desplazados y 100 muertos, el Gobierno decretó la Conmoción Interior en la región, que la Corte Constitucional declaró parcialmente exequible, limitando sus efectos a la crisis humanitaria inmediata y la violencia reciente, dejando sin validez los decretos relacionados con problemas estructurales, como los cultivos ilícitos y las carencias en política social e infraestructura.

El Gobierno, sin esperar la sentencia de la Corte, no prorrogó el estado de conmoción, pero amplió la vigencia por 90 días de los 11 decretos expedidos, a sabiendas de que solo la Corte tiene la última palabra sobre la suerte de cada uno de ellos. Una vez más, ¿improvisación o estrategia? Recuérdese que el Gobierno también pretende instrumentar por decreto la reforma a la salud archivada en el Congreso.

Bueno, y… ¿qué pasa en el Guaviare? Más de lo mismo. El bloque Jorge Suárez Briceño, también del EMBF de Calarcá y también en negociaciones “de paz”, emboscó una patrulla del Ejército y asesinó a siete militares, episodio que indignó al país por la sevicia de la masacre, por el cinismo de los victimarios, que reconocieron la autoría, pero alegando “legítima defensa”, y porque su determinador, alias “Calarcá, había sido capturado en julio de 2024 y, por solicitud de la Fiscalía, dejado en libertad por estar negociando… la paz.

¿Cuál paz?… ¿Qué pasa en el Catatumbo, en Guaviare y en todo el país? ¿Improvisación o estrategia?

@jflafaurie

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